Inexcusables deficiencias en la prestación del servicio de agua corriente en la Región

Reiteradas noticias sobre diversas deficiencias -tales como aguas turbias que surgen de las canillas, pérdidas que terminan anegando las veredas, baja presión o cañerías rotas- mantienen sobre el tapete las fallas de un servicio que, desde hace ya demasiados años, reclama en la Región una mejora sustancial de sus plantas de bombeo y de sus redes de distribución.

Según se informó ahora, este fin de semana vecinos de distintos barrios platenses amanecieron con serios inconvenientes en el suministro de agua domiciliaria: cuando fueron a abrir las canillas descubrieron con asombro que el agua salía oscura y, durante horas, ni siquiera pudieron concretar las mínimas tareas del hogar. En los numerosos testimonios reflejados por este diario, fueron unánimes los vecinos al destacar que el agua que salía de las canillas exhibía un color amarronado.

La situación registrada en Tolosa pareció más compleja, ya que muchos frentistas señalaron que, además de que la turbiedad de las aguas se advierte desde hace meses, el suministro en la zona se caracteriza por su baja presión. Por cierto que muchos vecinos se vieron así privados de la posibilidad de beber agua de las canillas o de utilizarla para cocinar o higienizarse.

En cuanto a la baja presión, baldear las veredas, regar las plantas o poner en funcionamiento los lavarropas, constituyen misiones literalmente imposibles. Se sabe que numerosos lavaderos automáticos y de autos pierden horas o días laborales. Por su parte, los comerciantes suelen señalar que, en muchas oportunidades, el agua no llega a los tanques y se ven así seriamente perjudicadas sus actividades.

Cabría recordar que en el curso de estos años fueron tan reiteradas las falencias en el servicio como las explicaciones o excusas presentadas para intentar justificar la defección en el servicio de agua corriente. En la primera de esas alternativas, a nadie escapa que las quejas por falta de agua o presión insuficiente fueron planteadas en numerosas ocasiones desde los distintos barrios de La Plata, Berisso y Ensenada.

Esos reclamos resultan ser, en definitiva, una constante demostración de las carencias que afectan a la extracción y distribución del agua. Se ha dicho también muchas veces que este panorama no deja de resultar paradójico -o acaso inexplicable- toda vez que ocurre a orillas del estuario considerado como una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.

Son pocas pero imprescindibles aquellas condiciones que deben caracterizar a todo servicio público: ellas son las que requieren confiabilidad en su prestación, la suficiencia en el caudal que se aporta y, por último, que el suministro se concrete sin ningún tipo de interrupciones a lo largo de todo el año. En ese contexto, está de más señalar que el servicio de agua en la Región no cumple con ninguno de tales requisitos.

Pero, más allá de aquellas excusas coyunturales que puedan presentarse, la única respuesta aceptable -es decir, la única solución- que merecen los vecinos es que se les brinde, de una vez por todas, un suministro confiable, suficiente y sin interrupciones.