Opinan los lectores

Mayores de 70 años

Laura Hollmann opina: “Con fecha 25 de marzo del corriente año, EL DIA informó que por el decreto 24 la norma 14.564 del gobierno bonaerense establece “la obligatoriedad de otorgar prioridad de atención” a mayores de 70 años, discapacitados, o embarazadas en establecimientos públicos o privados de la Provincia. Debemos agradecer que por fin haya algún reconocimiento a los mayores de 70, pero da la impresión que dicha norma no haya tenido suficiente difusión. Es verdad que se va a hacer difícil aplicarla con el creciente número de integrantes de esa franja etaria. Es fácil imaginar lo caótico que sería organizar la atención en un supermercado los días en que hay descuento a jubilados, por ejemplo. En lo personal, me conformaría con que ya no ocurra, lo que ya me pasó haciendo fila para pagar impuestos o cuando equivocadamente me situé en una caja con “prioridad embarazadas” en un súper, que después de esperar por un buen rato mi turno, atendieron antes que a mí a una rozagante muchacha, con incipiente pancita, que acababa de llegar”.

Martina Lorenzo Pereyra expresa: “Perdimos a Pedro Moabro, amigo de la familia por más de 30 años. ¿Digo perdimos?, nos los robaron. Porque no fue dinero, un celular, o comida. Fue una vida: un padre, esposo, hermano, un amigo. La tristeza, la impotencia, la indignación del hecho nos dejó una herida. Incluso la ironía retorcida de la vida, que Pedro estuviera ahí para ganarse el pan en vez de ir a Chascomús con sus amigos- `me hace falta el mango, tengo que laburar`-. Familias destrozadas, se queda sin un padre, sin trabajo, en medio de todo el dolor tener encima que preocuparse por los ingresos futuros. Y luego leo que un juez y director de la Ong Pensamiento Penal otorga 8.500 pesos en calidad de subsidio a la familia de un delincuente linchado. La pregunta lógica que se me viene a la mente es, ¿qué merece la familia Moabro? ¿Qué piensan que le podrían dar a esta familia que en un minuto perdió tanto, teniendo en cuenta que un delincuente cuenta con un subsidio mayor que el sueldo de un empleado de comercio?”.

Héctor E. Hermida refiere: “El delincuente, tras efectuar su cometido, huye en distintos medios, motocicletas o automóviles, y la forma actual de perseguirlos es utilizando los mismos elementos mecánicos, y en muchos casos las consecuencias son negativas por los accidentes que causan. Es por ello que humildemente propongo el uso programado e inteligente de helicópteros; la instalación de estaciones de ascenso y descenso de aquellos en puntos estratégicos de la Provincia, con sistemas modernos de comunicación y visualización, que se constituyan un apoyo rápido y eficaz para las unidades en tierra, y que involucren en forma permanente a todas las seccionales policiales. Este sistema también promueve la detección de otros hechos delictivos como el desguace de automóviles o el depósito de las autopartes de aquellos. Por último, es importante el conocer que el que huye mira hacia atrás o adelante, nunca lo hace para arriba, y si detecta el seguimiento seguramente que cometerá errores al sentirse vigilado. Ahí estriba lo eficaz de esta alternativa que seguramente lo atemorizará y contribuirá a su detención.”

Susana Bautista Hualde señala: “Un nuevo mensaje sobre el camino Centenario. Ya sabemos de las deficiencias que pesan sobre esta vía de unión entre numerosas localidades; ahora quiero detenerme en la acción humana, y para ello, un solo ejemplo: domingo 6 de abril, a las 16, cuatro motos corriendo carreras entre calles 467, pasando por Cantilo y semáforo Güemes que por suerte estaba en verde. Me pregunto, ¿qué pasa con estos jóvenes tan despreciativos de su vida y de la ajena, qué salvajismo los impulsa, qué ausencia de límites y afectos? Tal vez la respuesta sea: anomia, Estado ausente y fundamentalmente educación para que puedan insertarse en una sociedad más racional, con valores y normas. Tal vez algún funcionario lea estas líneas y más allá de declaraciones ampulosas tome alguna medida coherente. 35 vidas perdidas en la zona es más que alarmante”.

Delia Fernández Lasagna puntualiza: “Hace treinta años que resido en City Bell, en la calle 461 y 23, a dos cuadras del Camino General Belgrano; soy discapacitada y no tenemos un sólo micro que nos lleve a la clínica de Villa Elisa ni a Buenos Aires, todos pasan por el Centenario, zona privilegiada por los políticos. Mientras tanto, los vecinos del Belgrano, hasta 30, vivimos sin agua corriente, sin cloacas y en el barro”.

Carlos Mogardi escribe: “En ocasión de acompañar a mi hija con mi recién nacido nieto a vacunarse al `Hospital Elina de la Serna de Montes de Oca`, de 8 entre 41 y 42, tomé contacto con lo que sería el país que uno anhela y no el de las frustraciones y la mala onda. Mi hija, madre primeriza, desconocía algunas cuestiones que pudieron ser solucionadas, con apego a las normas pero con la mejor buena voluntad, por el Dr. Eduardo Romero, Ester Mártire, Sandra Fuentes y la enfermera Cristina. Me fui reconfortado por haber recibido un trato realmente muy bueno por parte de personas que, conscientes del importante rol sanitario que cumplen, reivindican al hospital público en toda su dimensión. Era de tarde y estaba lleno de padres y niños, y los profesionales y trabajadoras tenían encima el trajín de todo el día, lo que no les impidió cumplir con su deber de la mejor forma”.

Raúl Balbín indica: “Leyendo Séptimo Día de EL DIA, me llevé la sorpresa que yo, en mi investigación para mi libro `Memorias del Pago Chico`, me había encontrado con la familia Krause, que el periodista Marcelo Ortale en su reportaje a Don Vicente Krause menciona la llegada de sus ancestros a Chivilcoy. Pues, nada menos que Sarmiento, cuando fuera invitado a la inauguración de la Iglesia, en uno de los párrafos de su discurso destacó: `la personalidad de un caracterizado vecino, Mr. Krause, pastor de un pequeño pueblito de Prusia y el destino quiso que allá por 1855, llegara a Chivilcoy junto a su esposa, una hermana de ésta, su esposo y un niño y con ellos, castigado por los duros ajetreos de la carreta un piano que, al principio tuvo como sala unos pajonales y por techo un lienzo. Al poco tiempo Mr. Krause ya construía galeras (carruajes), ideó una máquina para hacer ladrillos crudos; él mismo hizo funcionar una máquina de segar, muy importante para la cosecha de cereales`, así se refirió Sarmiento a la llegada de los Krause a Chivilcoy”.