Dos chicas molieron a golpes a otra en un colectivo “porque se hacía la cheta”

El domingo pasado, cerca de las 07.30, una chica de 18 años, de nombre Génesis Karina Wilberger, se tomó un micro en la esquina de diagonal 80 y 6 para ir a su casa de Etcheverry. Iba con una amiga, que también vive en esa localidad

Las jóvenes habían participado del cumpleaños de un conocido, en la zona céntrica de nuestra ciudad, hasta un rato antes.

Estaban cansadas, pero contentas. Y apenas vieron que se acercaba el interno 76 de la línea Oeste, le hicieron señas para que parara, sin imaginarse que dentro de ese colectivo iban a vivir una pesadilla inexplicable.

Según contó ayer Génesis a este diario, en el departamento de su hermana mayor, ubicado en 16 entre 38 y 39, trataron de volver a esa hora para evitar los riesgos de la madrugada. Pero no tuvieron suerte.

La joven, estudiante del quinto año de la Escuela Nº 61 de Etcheverry, se sumó así a la cada vez más numerosa lista de víctimas de bullyng, bajo la excusa -esta vez- de ser “lindas o chetas”.

Simplemente por esa causa, otras dos chicas la molieron a golpes y terminó internada.

ACOSO VERBAL

Durante su diálogo con EL DIA, la víctima del despiadado e incomprensible ataque estuvo acompañada por su madre, Rosa Torres (58), quien fue la que denunció el caso en la comisaría de Olmos, sin demasiados resultados.

Con un evidente desánimo y las marcas de la brutal paliza en el rostro, brazos, piernas y la espalda, Génesis hizo saber que “ni bien subimos con mi amiga, de 15 años, me senté detrás del chofer y ella en el asiento individual siguiente. Y enseguida notamos que dos chicas de unos 25 años, que presuntamente iban a la cárcel de Olmos, donde tendrían familiares presos, por comentarios que escuché, me empezaron a molestar. Estaban con una señora grande”.

Al respecto, puntualizó que “me decían que me calle y comentaban que me hacía la cheta, la linda y se burlaban de cómo estaba vestida”.

Luego, por casualidad, subió al mismo micro un amigo de Génesis y de la menor que la acompañaba. Pero el hostigamiento nunca cesó.

“En un momento dado, sin mirarlas ni contestarles, le dije a mi amigo que sólo hablaba con él. Y ahí se levantaron para pegarme”, reflejó.

La víctima del ataque estimó que desde ese instante y “durante más de 10 minutos”, recibió una interminable cantidad de “piñas y patadas”.

Según explicó Génesis, “mientras el chofer hacía su recorrido y, en el micro había varios pasajeros, una de estas pibas me sujetó de atrás y la otra me golpeaba. Al punto que pegué varias veces contra los asientos y los caños para agarrarse”.

La joven se quejó, porque “ni el chofer, ni ninguna de las personas que iban en el colectivo, intervino para defenderla”. Y excusó a sus amigos, porque “estaban amenazados”.

De todas formas, el chico se paró delante de Génesis para que no le sigan pegando y le mostraron una faca.

“Correte, porque te pinchamos”, le dijeron.

“Después amenazaron al colectivero para que me haga bajar, así que detuvo la marcha y me hicieron descender a los empujones en 131 y 44. Me desmayé, me auxilió una mujer y me llevaron en remís a mi casa. Pero por los fuertes dolores, mamá me hizo internar esa tarde en una clínica de 2 y 41”, cerró (ver aparte).