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ELDIA |EL MUNDO

Fin a la histórica visita a Tierra Santa: el Papa con más gestos de paz

En su último día en Jerusalén, Francisco invitó a cristianos, musulmanes y judíos a ser “agentes de paz y justicia”

27 de Mayo de 2014 | 00:00
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EL SANTO PADRE REZA FRENTE AL IMPONENTE MURO DE LOS LAMENTOS, EN JERUSALÉN
EL SANTO PADRE REZA FRENTE AL IMPONENTE MURO DE LOS LAMENTOS, EN JERUSALÉN

El papa Francisco llegó anoche a Roma procedente de Tierra Santa, y reconoció que su viaje de tres días a esa región le permitió “fomentar el camino de la paz y la reconciliación entre los pueblos y las religiones”.

Así lo expresó en un telegrama enviado al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, minutos después de aterrizar en la capital. El pontífice quiso, asimismo, dirigir una plegaria a Dios para que reine “la armonía y el bien de toda la nación”.

Con este mensaje, el Papa dio por finalizada su intensa peregrinación por Tierra Santa, un viaje de tres días que inició en Jordania y que lo llevó también a Belén y Jerusalén, y durante el cual instó al diálogo y a la paz en Medio Oriente y cumplió numerosos gestos emblemáticos.

Poco antes de la partida del Papa desde el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv a bordo de un avión de la compañía israelí El Al con destino al aeropuerto de Ciampino, en Roma, se declaró un incendio intencional en una de las principales iglesias católicas de Jerusalén, la abadía de la Dormición, cerca del Cenáculo donde Francisco celebró misa. Un desconocido que entró en la iglesia quemó un libro y varias cruces de madera, según indicaron desde la abadía.

En su primer viaje a Tierra Santa, el Papa argentino cumplió un recorrido histórico por Jordania, Belén (Cisjordania) y Jerusalén para predicar con el ejemplo que el diálogo es el único camino para lograr la paz.

Pese a que el Vaticano calificó el viaje de simple “peregrinación”, las palabras y sobre todos las acciones de Francisco, tuvieron impacto político. Francisco, que pronunció 14 discursos y homilías en tres días, evitó en general improvisar en ellos como es su costumbre.

El primer papa latinoamericano, conocido por sus gestos y propuestas novedosas, regresó a Roma con la promesa del presidente israelí Shimon Peres y del líder palestino Mahmud Abbas de reunirse en los próximos días para orar por la paz en Medio Oriente bajo la Cúpula de San Pedro.

AUDAZ INICIATIVA

La invitación es una audaz iniciativa diplomática de Francisco para reactivar las negociaciones entre israelíes y palestinos, en punto muerto desde el fracaso de abril de una mediación estadounidense. “La paz es cuestión de fantasía e inspiración. Usted tiene estos dos elementos. Gracias”, le confesó Peres al Papa durante el encuentro privado que sostuvieron en el palacio presidencial.

Francisco, que inició su periplo por Jordania, donde visitó el lugar tradicional del bautismo de Jesús en el río Jordán y pidió por Siria, se reunió en Cisjordania con líderes palestinos y escuchó el dolor de la población, llegando a tocar el muro de separación entre Israel y Cisjordania.

Durante su última jornada, intensa y emocionante, el pontífice visitó la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar sagrado del islam y el Muro de los Lamentos, uno de los más sagrados del judaísmo. Ante el gran muftí de Jerusalén que lo recibió en la mezquita, Francisco invitó a cristianos, musulmanes y judíos a ser “agentes de paz y justicia”.

Se dirigió a las personas y comunidades “que se reconocen en Abraham”, es decir, en las tres religiones monoteístas. “Mi peregrinación no sería completa si no incluyera también el encuentro con las personas y las comunidades que viven en esta tierra y por eso me alegro de poder estar con ustedes, amigos musulmanes”, dijo el Papa al líder religioso musulmán, Mohamed Hussein.

“Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas”, concluyó Francisco en la tercera y última jornada de su visita a Tierra Santa.

Luego recorrió un kilómetro para rezar en silencio varios minutos ante el Muro de los Lamentos en Jerusalén. El Papa apoyó la mano sobre el Muro y dejó un mensaje entre las piedras, como es tradición entre los judíos. Francisco fue recibido en ese lugar sagrado por el gran rabino.

Como sus predecesores Juan Pablo II (2000) y Benedicto XVI (2009), Francisco colocó un sobre con el Padre Nuestro en español entre las piedras del Muro, vestigio del Segundo Templo de Jerusalén.


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