Un club de fútbol infantil busca frenar el desalojo

CON UNA NUTRIDA MOVILIZACIÓN, LOS INTEGRANTES DE LA COMUNIDAD DEPORTIVA DEL CLUB DE FÚTBOL INFANTIL SAN CAYETANO, EXPRESARON SU RECHAZO AL INMINENTE DESALOJO DE LA SEDE DE CALLE 23, 38 Y 39

Con el grito de “no nos vamos nada”, pequeños jugadores del Centro Cultural y Deportivo San Cayetano, ubicado en 23 entre 38 y 39, marcharon ayer junto a sus padres y entrenadores hasta el Colegio Cristo Rey, de 38 entre 22 y 23, para pedir que se frene el desalojo. El predio, en el que desde hace 29 años realizan las prácticas deportivas los chicos, pertenece a las Hermanas Misioneras, quienes aseguran tener el título de propiedad y necesitar las tierras para continuar con la obra de un hogar para niños desamparados.

El conflicto se desató el año pasado cuando los miembros del club recibieron el pedido de desalojo mediante una notificación judicial.

“No tenemos contrato ni escritura, pero hace 29 años que los chicos practican fútbol infantil en este lugar”, señaló Rubén Landa, miembro de la comisión directiva del club San Cayetano.

A esa entidad asisten periódicamente unos 130 niños que tienen entre 4 y 13 años y pagan una cuota de $40. Para expresar su bronca por el posible desalojo, marcharon junto a sus padres y entrenadores.

Según dijeron los responsables del club, la idea de la movilización fue reunirse con las religiosas para que les explicaran a los chicos por qué quieren dejarlos sin club. Sin embargo el encuentro no se produjo y los chicos se expresaron a través de epítetos tales como “monjas malas”.

Fernando Lopreste, abogado del club, informó que la entidad “ejerció la tenencia de las tierras a título de dueño” y agregó que siempre pagó los servicios.

“Esta todo en manos de la justicia, pero esperamos que las monjas cumplan con el principio de asistencia social y dejen que los chicos sigan jugando en el club”, sostuvo el abogado.

En la movilización se destacó además que “ya no quedan clubes de fútbol en el casco urbano porque todos se fueron desplazando para que avancen distintos emprendimientos como las construcciones de cocheras o edificios”.

“Vamos a pelear a muerte”

La religiosa Blanca Vera, hermana superiora del colegio Cristo Rey y del hogar Monseñor Alberti, señaló que en varias oportunidades intentaron legalizar la situación ante la negativa de los dirigentes de esa entidad.

“Nunca quisieron firmar nada, buscamos el diálogo y tampoco se acercaron; ahora intentamos preservar lo que es nuestro porque lo necesitamos”, dijo la religiosa que aseguró que tiene documentos que acreditan la titularidad del predio.

La monja explicó que utilizarían los terrenos de calle 23 para ampliar los servicios de la escuela y del hogar en el que viven unos 10 chicos en situación de calle y se asiste a otros 50. “Es lamentable convivir con esa clase de gente, pero vamos a pelear a muerte por lo nuestro; sabemos que estamos en manos de la justicia de los hombres y la divina”, agregó la superiora.