Clima desbocado: de la sequía extrema a la inundación en apenas cinco meses

Por NICOLAS MALDONADO

Alguien podría decir que se trata de una ironía de Dios. A fuerza de pedirle al cielo un poco de agua que ponga fin a la dura sequía sufrida este verano, cientos de productores rurales de Coronel Suárez, Alsina y La Madrid se encuentran hoy con las botas en el agua padeciendo las consecuencias de una lluvia que no parece cesar. Centro de un fenómeno climático sin precedentes, el sudoeste bonaerense pasó en cinco meses de una crisis por sequía a ser declarado el miércoles último en emergencia por inundación.

“Veníamos de una sequía durísima que obligó a declarar este verano el desastre agropecuario en todo el sudoeste. A principios de marzo reapareció la lluvia, que paró apenas el tiempo suficiente para levantar algo de girasol, y desde entonces casi no ha dejado de llover: los napas se saturaron, los campos están tapados de agua y, con la soja a medio cosechar, hay mucha preocupación”, relata el diputado Ricardo Móccero (FpV), responsable de la iniciativa que llevó a declarar nuevamente en emergencia a la región

“Jamás en la vida había pasado una cosa así -dice Marcos Rebolini, el presidente de la Sociedad Rural de Coronel Suárez-. Este verano tuvimos casi cincuenta días seguidos con temperaturas de 40 grados y un viento caliente de alta intensidad que cocinó los cultivos por efecto de la evapotranspiración. Cuando se puso a llover en marzo, apenas fue posible levantar una parte de la soja y desde entonces casi no ha parado hasta hoy. Si bien no llueve demasiado, la lluvia es constante, lo que hizo que el suelo se terminara saturando y los arroyos que vienen de la sierras desbordaran en una forma que nunca se vio”.

Para dar una idea de la condiciones extremas que les ha tocado sufrir con apenas unos meses de diferencia, el presidente de la Sociedad Rural de Suárez dice que “mientras que todo el año pasado cayeron poco más de 500 milímetros de lluvia, hoy hay campos que llevan acumulados 860 en lo que va de este año” y no hay perspectivas inmediatas de que las precipitaciones vayan a disminuir.

ECONOMIA EN JAQUE

Con una economía basada casi exclusivamente en la producción agrícola, el sudoeste bonaerense enfrenta por los vaivenes de un clima desquiciado una situación económica de gran fragilidad. Y es que al no podido levantar buena parte de los cereales cultivados, los productores rurales tampoco han podido recuperar la inversión, a lo que se le suma el hecho de que en pocos días vence el Inmobiliario Rural, uno de los impuestos más pesados para el sector.

“El problema no es tanto lo que se perdió como lo que no se puede sacar por el agua. La cosecha de maíz no pudo levantarse en abril por la lluvia y queda todavía cerca de un 20 por ciento de la soja sin cosechar. La mitad de los caminos de la región están tapados de agua y si bien se espera que en unos días pase el aluvión, en invierno el suelo tarda mucho en secarse y la gente está preocupada”, cuenta el presidente de la Sociedad Rural.

Pero lo cierto es también que una parte de la cosecha que sí pudo levantarse en su momento y quedó embolsada en los campos tampoco puede ser sacada para la venta por la situación de los caminos, lo que en estas condiciones implica un riesgo considerable de que se pierda por la humedad.

Frente a esta perspectiva, la Emergencia Agropecuaria declarada por el ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia es “poca cosa -reconoce Móccero- porque no implica una eximición impositiva sino apenas una prórroga de hasta 90 días para el pago de impuestos vencidos en los bancos. De esta forma se les da a los productores la posibilidad de no perder los beneficios obtenidos por buen cumplimiento de pago. Esperamos que eso ayude un poco a los más chicos, que son sin duda los más golpeados por la inundación porque tiene poco respaldo y una baja rentabilidad”.

¿CAMBIO CLIMATICO?

Al analizar los dos desastres meteorológicos que les ha tocado vivir en lo que va de este año, Marcos Rebolini no duda en atribuirlos al cambio climático producto del calentamiento global. “El hombre le está haciendo mucho daño a la atmósfera lo que hace que todos los fenómenos del clima se vuelvan más extremos: desde la sequía a la inundación. Si uno observa los registros de precipitaciones del ultimo siglo, puede ver que sólo en los últimos diez años tuvimos más lluvias mayores de 100 milímetros que en todo el tiempo anterior”.

Lo mismo señala el diputado Móccero, vecino de Coronel Suárez y hasta fines del año pasado su intendente municipal. “No es algo que se advierta sólo en el régimen de lluvias, sino también en la temperatura -dice-: tras casi un mes sin frío pasamos a tener 6 grados bajo cero y el lunes pasado hizo cerca de 16”.

“Si bien el sudoeste bonaerense es una región con gran variabilidad climática -lo que hace que sus precipitaciones pasen de períodos de escasez, propios de zonas áridas, a excesos significativos, propios de regiones húmedas-, el cambio climático viene a agravar un cuadro ya existente aumentado la intensidad y la frecuencia de eventos extremos, lo que genera mucha incertidumbre y obliga a implementar estrategias de mitigación”, explica la ingeniera Mónica Casanovas desde la dirección de Economía Ambiental del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).

Para el ingeniero Marcelo Asborno, especialista en Agrometeorología y profesor de la UNLP- lo que está viviendo el sudoeste bonaerense no puede considerarse sin embargo un efecto del calentamiento global. “En la medida en que esta situación no es algo que viene ocurriendo año tras año, no puede considerarse un cambio climático sino una variación”.

Si bien se trata de dos términos que pueden confundirse, refieren a situaciones completamente distintas. “Mientras que una variación es una oscilación de la temperatura o de las precipitaciones con respecto a un valor medio para determinado lugar, el cambio climático es una alteración que comienza a observarse de pronto y permanece irreversible de ahí en más”, explica Asborno al señalar que es por eso que los fenómenos meteorológicos registrados este año en el sudoeste bonaerense no podrían atribuirse a esta última razón.

Con todo, Asborno no niega que se esté produciendo un cambio climático a nivel global. “Lo que sí parece responder al cambio climático es la tropicalización de las tormentas en nuestra región. Como muestran los registros de lluvias del último siglo: en lugar de llover despacio durante varios días, hoy se están dando cada vez más seguido tormentas cortas de gran intensidad; y los platenses podemos dar cuenta de eso, ya que fue precisamente lo que pasó en la inundación del 2 de abril”.