Acusado de robo se suicidó en Las Quintas

EL JOVEN MURIÓ EN EL ACTO Y AL LADO DEL CUERPO LOS PERITOS SECUESTRARON UNA PISTOLA 45. SEGÚN LA POLICÍA, VENÍA DE ROBAR UN SUPERMERCADO CHINO EN 137 Y 38

Una persecución policial terminó ayer con un hecho dramático en el barrio Las Quintas.

Fue cerca de las siete de la tarde cuando, rodeado por dos policías, un joven se apoyó una pistola en la cabeza y se efectuó un disparo mortal.

Según fuentes del caso, la víctima, que fue identificada como Alejandro Augusto Ojeda, habría perpetrado un robo en un supermercado chino de 137 y 38, en la zona de Las Quintas.

Los voceros consultados indicaron que, con la ayuda de un cómplice, que alcanzó a darse a la fuga, presuntamente se apoderó de parte del dinero de la recaudación, con el que salió a la carrera.

En esas circunstancias, dos oficiales de la subcomisaría La Unión, que recorrían la zona a bordo de un patrullero para prevenir ilícitos, se cruzaron de frente con los sospechosos en 528 y 138, donde, de acuerdo al reporte oficial, empezaron los tiros.

Si bien en ese instante no hubo que lamentar heridos, la persecución prosiguió a pie y se extendió hasta la calle 140 entre 528 y 529.

Allí, agregaron los pesquisas, los dos efectivos -que se habían bajado del móvil- pudieron rodear a Ojeda y darle la voz de alto.

Al parecer, sin que le temblara el pulso, el joven, que tendría antecedentes penales, tuvo una respuesta esquiva: “No me entrego nada”, habría sido la frase que escucharon los testigos del procedimiento.

Y después todos quedaron paralizados al sentir el estampido de un arma y ver cómo el cuerpo, inerte, se desplomaba en el suelo.

Si bien una ambulancia se presentó en el lugar, un médico constató el deceso y se dio inmediata intervención a los peritos.

LA LLEGADA DE LOS FAMILIARES

Un momento de suma tensión se dio con la llegada de los familiares de Ojeda, quienes, apenas vieron el cadáver, comenzaron a gritar contra los agentes que seguían custodiando la escena.

Si bien no se reportaron incidentes, “la situación fue muy complicada”, reconoció un jefe de la fuerza en diálogo con este diario.

El fiscal Alvaro Garganta supervisó en persona la labor de los uniformados y dio intervención al Gabinete de Homicidios de la DDI local.

Trascendió que Ojeda estaba casado -o en pareja- y que vivía en 147 y 522. Anoche, seguían buscando al supuesto cómplice.