Otros análisis del fin de semana

LA PRESIDENTA REAPARECIÓ EN UN ACTO EN EL CONURBANO

Joaquín Morales Solá
LA NACION

“La última guerra de Cristina Kirchner es por la conquista de la semántica. ¿Deberá llamarse default su cesación de pagos, si ésta ocurriera? ¿O deberá buscarse, como ella quiere, un término que describa a una Presidenta perseguida por jueces extranjeros, por acreedores insaciables”, dice Morales Solá. Sin embargo, persisten las negociaciones ocultas con los bancos. Y no es muy grande la diferencia para encontrar una solución. Pero se siente acompañada por gran parte de la comunidad internacional y arropada por esas adhesiones “sólo aspira al triunfo o al default”. Agrega: “Si siempre se negó a negociar con la oposición política algunos cambios en el presupuesto nacional, ¿por qué sería más flexible con los fondos buitre?”. Sostiene que hay otra cara y es la de las encuestas: en el último mes creció la imagen favorable de la Presidenta por el duro manejo de la crisis. La pregunta sería: “Hasta cuándo la Presidenta se resistirá a mirarles la cara a los fondos que ya ganaron. Seguramente hasta alcance algún triunfo, aunque sea pequeño y temporal. O hasta que la cruce el vendaval de un default”

Mario Wainfeld
PAGINA 12

Discutir si el nombre es default o no, es “una discusión que no es pura semántica”, afirma Wainfeld. Las negociaciones siguen, la impresión dominantes es que no se llegará a un acuerdo y los fondos buitre, las calificadoras de riesgo y sus abundantes portavoces autóctonos anunciarán que habrá default, añade. Pero la Presidenta “les recomendó buscar otro vocablo, porque no existe default cuando el deudor tiene voluntad y capacidad de pago. Más aún cuando ha depositado en tiempo y forma la cuota de los canjes de deuda soberana”. La cuestión no es semántica, insiste. Sostiene luego que Griesa “no se ciñó, como marcan los manuales de derecho de todo el planeta, al pleito que le fue sometido. Tampoco a los límites territoriales de su jurisdicción. Yanqui al fin, invadió terceros países”.

Eduardo van der Kooy
CLARIN

“Cristina Fernández tropieza siempre con el mismo obstáculo. No repara debidamente en los problemas, no analiza tampoco la posibilidad de errores propios. Parece quedar encandilada rápido por una propensión histórica del pensamiento kirchnerista: la de anteponer las hipótesis conspirativas para explicar aquellos problemas”. Esta regla, dice Van Der Kooy, también “se cumple también en el conflicto con los fondos buitre”. Menciona luego que la Presidenta pasó por alto que el pleito lleva más de una década, que atravesó tres instancias judiciales desfavorables, que no hubo respuesta eficaz de su gobierno. Kicillof tampoco tuvo en cuenta ciertos consejos que varios entendidos le acercaron. La embajadora argentina en USA prefirió andar por el Congreso estadounidense acompañada por sus colegas de Venezuela, Bolivia y Ecuador “vituperando al capitalismo salvaje delante de legisladores republicanos y demócratas”. Se le podría adjudicar a Cristina una dosis de audacia y también de inconsciencia: “Esos procesos de quiebre, como un default, se saben cómo comienzan. Se ignora, en cambio, cómo siguen y de qué modo finalizan”.

Jorge Fernández Díaz
LA NACION

En un país en el que la ideología es reemplazada por el relato “es una pena que no se rinda sincero reconocimiento a la mejor actriz de la historia política argentina”, sugiere Fernández Díaz. Afirma luego que “Suar fue el primero en advertir que la Presidenta parecía una chica Pol-ka” y que “Mirta Legrand afirmó que (la Presidenta) “era una actriz frustrada”. Luego de once años en poder todavía se discute en los cafés “si ella cree sinceramente en sus propios inventos, si compra la mercadería que fabrica y, en definitiva, si es un cínica o una creyente”. Ese tema se reactivó esta semana cuando ella se subió a un vagón del Sarmiento y les dijo a sus militantes: “¿Están todos ya ubicaditos? Miren que hay que hacer rápido, porque si no viene la próxima formación y nos lleva puestos”. Mientras, opina que “el episodio de los fondos buitre es una tragicomedia, y el modo triunfal en que esta siendo manejado ameritaría un opúsculo académico”.

Sergio Crivelli
LA PRENSA

Para el columnista, “el problema no son los buitres sino la falta de conducción”. En esa línea dura, asegura que “el país llegó al borde de un default innecesario y riesgoso por la mala praxis de Kicillof. Pero fue responsabilidad de la Presidenta habilitar esa ineptitud. También lo será el resultado”. Por otra parte, añade que “en política ocurre otro tanto. El vicepresidente Amado Boudou enfrenta cada vez más problemas judiciales y la Presidenta sigue guardando silencio en la creencia de que el problema se arreglará sólo”. Y concluye: “Un proceso tan riesgoso para la política como caer en cesación de pagos lo es para la economía”.