Pañales reutilizables, una alternativa para el cuidado del medioambiente

Luciana Copercini es platense y vive con su familia en Melchor Romero

Luciana Copercini es platense y vive con su familia en Melchor Romero. Hace unos cuatro años vivió una temporada en San Esteban, Córdoba, donde la comunidad se abastecía sustentablemente, pero veía que cerca de allí los arbustos que crecían a la vera de los ríos estaban "decorados" con bolsas plásticas, residuos y pañales.

Durante su estadía en esa provincia quedó embarazada por primera vez y se planteó ser responsable con el cuidado del planeta: "Las imágenes de los arroyos sucios y del basural de la zona me impactaron. Pensaba en qué lugar iba a criar a mi hijo y qué valores quería darle”, contó Luciana. Por eso, cuando vio que una vecina usaba con su bebé unos pañales reutilizables, los probó y no dudó en usarlos con su bebé. "Los hacía ella y me enseñó a fabricarlos. Cuando nos volvimos a La Plata empecé a hacerlos para vender", explicó.

Los pañales reutilizables de Amorporlatierra que hace Luciana se usan, se lavan y se vuelven a poner. Es una versión perfeccionada de los viejos pañales de tela: están hechos de un material impermeable, relleno con varias capas de tela de franela absorbente, recubierta de algodón hipoalergénico. El modelo más económico ($135) es como un pañal convencional, pero con broches a presión. Y la otra versión ($270) tiene el mismo formato pero con la particularidad de llevar un bolsillo interno que permite cambiar los absorbentes hasta tres veces.

"Fui probando modelos y telas, y siempre estoy viendo si se pueden perfeccionar. Armo packs adaptados a las necesidades de cada familia. Muchos me contactan, compran uno o dos, prueban y después vuelven. Ese es mi orgullo, porque si bien tengo pedidos atrasados no puedo vivir de esto porque los hago yo sola y no doy a basto, se que se va sembrando esa semillita de conciencia", finalizó.

Un paquete de 36 pañales descartables tamaño grande de primera marca cuesta $52 y rinde aproximadamente una semana. Pero además, la producción de este tipo de apósitos utiliza productos químicos y plásticos que no se sabe cuántos años tardan en degradarse completamente