Condenan a un ex policía por una trama siniestra de abusos

Un ex policía, de 57 años, fue condenado a 20 años de cárcel, en un juicio realizado en los tribunales platenses, al ser hallado culpable de haber abusado sexualmente de su hija, desde los 13 hasta los 29 años, con quien, a causa de esas violaciones, tuvo dos hijos.

En el fallo, dado a conocer ayer, el Tribunal IV dio por acreditado que “desde que tenía trece años, y hasta sus veintinueve -precisamente, hasta tres días antes de la fecha en la que lograra radicar la denuncia penal, el 21 de octubre de 2012- la joven fue abusada sexualmente mediante acceso carnal por vía vaginal y oral en retiradas oportunidades -con una frecuencia promedio de una vez cada tres días- por medio de violencia física y amenazas por parte de su progenitor”, un policía federal retirado, cuyos demás datos no se dan para preservar a la víctima ya los menores involucrados en el caso.

También se sentenció que como producto de esas violaciones la víctima tuvo una niña en el 2001 y un niño en el 2007.

En un meduloso fallo, con voto del juez Emir Caputo Tártara, que contó con a adhesión de sus pares Julio Germán Alegre y Juan Carlos Bruni (h), se tomó como prueba principal el relató de la víctima, que durante el debate declaró con detalles “el infierno que me tocó vivir desde los seis años, cuando mi abuela me llevó a vivir con mi papá”.

La joven, ahora de 31 años, recordó que desde ese momento el imputado comenzó a tocarla y que a los 13, “cuando me hice señorita” se iniciaron los abusos.

En una dramática jornada de juicio, la joven explicó que su abuela la dejó en la casa de su padre, porque ya no la podía tener más y que su madre se la había dado para que la cuidara, porque ya tenía muchos hijos y desde hacía tiempo estaba separada del padre de la víctima.

Esta tremenda historia, que causó conmoción en los tribunales platenses porque, según concluyeron los jueces en su fallo, el acusado abusó de su hija y como producto de esas violaciones tuvo dos hijos, una mujer y un varón, que hoy tienen 13 y 7 años, respectivamente.

SE ENTERARON POR TV

Otra prueba contra el acusado son los estudios de ADN dispuestos en la causa. Estos determinaron que es el padre de los dos hijos de la hija, con certeza del 99,9%.

En su crudo relato, la víctima narró que sus hijos se enteraron que “su papá es también su abuelo por televisión”, cuando se lo llevaron detenido, a los pocos días de que la víctima decidió hacer la denuncia.

Con respecto a esa presentación, la joven explicó que ella no lo denunciaba para preservar a sus hijos y que antes de ser madre estaba aterrorizada, el la seguía a todas partes -en la época escolar la llevaba y la iba buscar la puerta del colegio, le prohibía tener amigos- y sufría durísimos castigos: su padre la castigaba con dos palos de policía, uno de goma y otro de madera, que el conservaba, junto a una credencial de la Policía Federal, fuerza a la que perteneció el acusado, hasta 1976.

Según narró su hija, el hombre luego se dedicó a la seguridad privada y tenía varios departamentos que alquilaba.

Justamente los problemas con un inquilino, que se había atrasado con los pagos, y fue desalojado por el ex policía a punta de pistola, fueron el disparador de la denuncia que finalmente hizo su hija.

El moroso hizo la denuncia en la DDI y un policía de investigaciones fue hasta la casa del ex policía en el marco de esa investigación por presunto “abuso de armas”. El padre no estaba y la hija atendió al oficial, que detectó que a la chica le pasaba algo. En un momento la joven se quebró, se puso a llorar, y luego contó todo al policía y luego en la Fiscalía General de La Plata. Días después se ordenó la detención.

El Tribunal condenó al acusado por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal calificado por el vínculo, cometido en forma reiterada”.

“La edad en que comenzaron abusos -en la adolescencia- porque la temprana experiencia negativa que ello importa en el área sexual, implica una mayor extensión del daño causado”, fue un agravante a la hora de estipular la pena.

“Asimismo, la circunstancia de haber provocado el nacimiento de dos hijos, porque si no es natural que un padre tenga relaciones con su hija, menos lo es que tenga con ella dos hijos, esto también importa un mayor daño en la víctima y en la descendencia”, se agregó

También se tomó como agravante que “el hecho de que estos ultrajes tuvieran lugar en el domicilio privado, ámbito protegido constitucionalmente, donde es esperable resguardo y protección, y no este tipo de conducta delictiva”.

“El maltrato y el grado de violencia desplegado por el imputado como conducta cotidiana en todo el núcleo familiar, que ha logrado intimidar hasta el presente a quienes lo padecieron”, fueron otros de los elementos tomados en su contra.