Maltrato infantil: un drama y acusaciones a la Justicia

Este miércoles, luego de que en el centro de salud de Berisso decidieran trasladarla de urgencia por la complejidad y gravedad del caso, M., de apenas 3 años, entró al Hospital de Niños de La Plata con múltiples hematomas, lesiones genitales y fracturas en todo el cuerpito. “Llegó destrozada”, contó ayer uno de los médicos que la atendió. Y lo más increíble: la mayoría de los golpes se los dio su madre y su padrastro, acusado también de haber abusado sexualmente de la nena.

El caso, por el que ahora la madre (Cecilia, de 21 años) y su pareja (Sergio Algañaraz, de 30) quedaron detenidos por “tentativa de homicidio y abuso sexual con acceso carnal agravado”, estremece pero, acaso lo más terrible, poco sorprende a quienes suelen abordar la problemática: el trato inhumano que sufren muchos chicos es un drama que, en silencio o a los gritos, explota cada vez en más hogares de nuestra región. En el último año, según informaron ayer en la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense, 270 niños, niñas y adolescentes fueron separados de su núcleo familiar debido a situaciones de abuso sexual.

Ya no hablamos -como sucedía históricamente- de menores que por situaciones de abandono son dejados en manos del Estado, sino de problemáticas familiares tan tremendas que obligan a las autoridades a intervenir y a separar a esos chicos de su familia de origen.

De acuerdo a un informe reciente elaborado por el ministerio de Desarrollo Social de la Nación junto con Unicef, de hecho, el 57% de los menores de 0 a 18 años que viven en hogares o institutos de menores en el país fueron ingresados por motivos vinculados a la violencia, el maltrato o el abuso sexual. Concretamente, el 44% ingresó por violencia y maltrato; el 31%, por abandono; el 13%, por abuso sexual, y el 11%, por otros motivos.

EL CASO

El de la nenita de Berisso -que ahora pelea por su vida- es entonces ejemplo de un drama repetido pero que no deja de generar estupor. Ayer, su padre biológico (Emanuel) le contaba a este medio que hacía tiempo venía denunciando los maltratos que sufría su nena. “La madre se la llevó en abril pasado y en cuatro meses le hizo de todo -contó-. Yo lo denuncié, le saqué fotos y pedí que no estuviera con ella, pero nadie me dio pelota. No le daban de comer y hasta los vecinos escuchaban que la golpeaban. La nena vivía con su abuela pero la madre le metió una falsa denuncia y se la sacaron. La abuela también hizo varias denuncias, pero nunca la escucharon”.

Lo que decía ayer Emanuel era corroborado por la propia abuela de M., quien había tenido la crianza de la chica pero su hija se la sacó en abril pasado. “Le dije al juez Rondina (Hugo, a cargo del Juzgado Nº5 de La Plata) que mi hija a la nena la golpeaba, pero no quiso hacer nada y ahora mi princesa está destrozada”, detalló la mujer, desconsolada (ver aparte).

Ayer, hay que decir, este medio intentó comunicarse en varias oportunidades con el titular del Juzgado Nº5 pero fue imposible ubicarlo.

GOLPES BAJOS

Si bien la situación de los menores no es estática y se modifica día tras día, las autoridades rescatan el hecho de que actualmente la desvinculación de un niño de su medio familiar consiste en una medida excepcional y no se efectúa por motivos como la pobreza familiar.

Lo que nadie duda es que un caso como el de M. -que como se dijo desde abril pasado vivía en una casilla del barrio Los Talas de Berisso con su madre- pone en foco otra vez un tema terrible y replantea el debate en torno al rol de las autoridades -tanto jurídicas como gubernamentales- que deben ocuparse de los chicos.

Por radiografías y ecografías, los médicos que atendieron a M. concluyeron que los múltiples hematomas pertenecían a “diferentes períodos evolutivos”. Reinaldo Reimondi, director ejecutivo del Hospital de Niños, detalló ayer que si bien esos hematomas están en todo el cuerpo “predominan en cara, dorso, brazos, pelvis y ambas caras laterales del fémur”. El médico agregó que la chiquita también presenta “abdomen distendido, lesiones genitales, fractura de cúbito y radio de lado izquierdo y fractura ya consolidada en el brazo derecho”.

El diagnóstico es complejo, pero Emanuel lo resume con simpleza brutal y sincera: “La molieron a golpes”. Ayer, el asistente social Luis Basualdo, encargado de los trámites ante la justicia de Familia, dijo también que tomó contacto con el caso cuando la abuela y el padre le pidieron “que intervenga para recuperar a la nena, que había sido entregada a su madre”. A él tampoco nadie lo escuchó.