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Decoración |MEDIOAMBIENTE

Arquitectura verde

Hoteles, instituciones y hasta las viviendas más selectas optan por los jardines colgantes. Una alternativa vanguardista que se transforma en un ecológico pulmón natural en medio de las grandes ciudades.

25 de Agosto de 2014 | 00:00

Los hoteles no son los únicos pero sí son los que más se están implicando en la tarea de construir paredes ecológicas, jardines verticales que significan un aliciente para sus clientes y una forma natural, original y atractiva de ‘decorar’ la ciudad.

Pero además, bajo esa espesa capa vegetal, se esconde un verdadero protector de la contaminación acústica de las ciudades, pues logra aislar el interior de los sonidos y vibraciones exteriores.

Estos maravillosos tapices verdes protegen al edificio de las inclemencias del tiempo, lo que evita la formación de fracturas y de otros deterioros causados por el clima.

El botánico francés Patrick Blanc, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés) de París, ha sido el creador de esta idea que ha ido expandiendo por todo el mundo desde la capital francesa a Singapur, desde Miami a Kiev, de Bali a Londres. En cualquier esquina del globo sus muros vegetales se alzan como verdaderas esculturas vivientes sobre un mar de hormigón.

La arquitecta chilena Vicky Rojas trabaja en Gestión Estratégica en Soluciones Sustentables y es especialista en cubiertas vegetales e impermeabilizaciones. En su opinión, la falta de vegetación en las grandes ciudades ha llevado a que la incorporación de revestimientos vegetales en los edificios transformen el pasaje urbano y mejoren la calidad de vida de los habitantes.

VALOR AÑADIDO

No sólo las instituciones se han embarcado en la construcción de este tipo de edificios, también hoteles de todo el mundo se suman a la iniciativa. El Athenaeum de Londres; el Hotel Byblos, de Saint Tropez; el Icon Hotel de Hong Kong o el Intercontinental de Santiago de Chile son una muestra de lo que puede hacerse.

El Hotel Intercontinental de Santiago de Chile ofrece, nada menos, que una visión de 2.200 metros cuadrados de jardín vertical. Su Room & Revenue Division Manager, Giuseppe De Luca, señala que esta fachada verde “representa un valor agregado y diferenciador al conjunto de componentes que añade un cliente para la elección de nuestro hotel”.

¿Se trata de una moda? La arquitecta chilena responde: “Al principio pudo ser, pero con el paso del tiempo y el conocimiento de los beneficios que el uso de estos elementos otorga, tanto a los usuarios como a las ciudades, se ha producido un cambio de mentalidad. Estas fachadas mantienen un compromiso con el medio ambiente que están asumiendo diversas empresas, fundaciones, edificios corporativos... Además ya existen datos concretos de ahorro energético”.

Hay dos tipos de jardines en una fachada: los “muros vegetales”, directamente sobre la superficie, y los “parrones verticales o pieles vegetales”, que están un poco distanciadas de los muros y permiten la circulación de aire entre la vegetación y la pared del edificio.

“Con el uso de jardines en las fachadas se logra que el edificio devuelva a la ciudad la vegetación que le quita al construirlo, haciéndola además más visible”. Lo que se consigue, según Vicky Rojas, son verdaderas plazas verticales.

“Se alegra y ameniza el entorno, las plantas juegan un rol psicológico. El verde cambia absolutamente la percepción (existen estudios que avalan esta teoría), además de tener atributos que ayudan a mejorar el medioambiente”, explica.

Por su parte, el directivo del Intercontinental de Santiago de Chile señala que este hotel está ubicado en el centro financiero de la capital. Un lugar en el que, sin duda, no pasa inadvertido entre magníficos edificios empresariales. “Estamos en la esquina más importante del sector de El Golf y no ha pasado desapercibido este hito eco-arquitectónico o paisajista, según se vea. Un jardín vertical, inusual en esta zona”.

Álvaro Diago, COO de Intercontinental Hotels Group para América Latina y el Caribe indica que “la nueva torre, es reconocida por su sorprendente pared viviente y agrega una nueva dimensión más a este hotel. Es un verdadero hito para la marca InterContinental Hotels & Resorts”.

La arquitecta Rojas afirma que, mientras los materiales de los edificios se van deteriorando, “con la presencia de la naturaleza sucede al revés: la vegetación recién plantada es muy somera, pero con el paso de los años comienza a crecer y otorga un valor adicional al edificio y a la ciudad”.

TIERRA PARA CRECER

Pensar que las plantas necesitan la tierra para crecer es un error que este tipo de edificios pone categóricamente de manifiesto. Las plantas requieren agua con múltiples nutrientes y minerales disueltos en ella, además de luz y dióxido de carbono.

La vegetación vertical también permite absorber el agua excedente, la filtra y la devuelve lentamente al medioambiente por medio de la transpiración vegetal. A su vez, los muros vegetales sirven de reserva del agua de lluvia que será empleada para el riego.

Pero no siempre es fácil. El gerente del Hotel Intercontinental de Chile relata que “en un principio se colocaron las plantas en los sostenedores verticales de aluminio en las paredes, durante los meses de más calor en Santiago (de noviembre a febrero), aunque se marchitaron algunos paneles. Pero reemplazamos las plantas estropeadas. Poco a poco fuimos mejorando el sistema de riego y lo optimizamos en el tiempo”.

La arquitecta chilena explica que “una fachada vegetal no necesariamente tiene que estar verde todo el año, se pueden colocar y combinar plantas para que con los cambios de temporadas u orientación, otorguen diferentes colores, y la orientación del edificio y la pared, determinará el tipo de plantas. El mantenimiento de una pared verde, es casi idéntico al que necesita un muro cortina de cualquier edificio”, aclara Vicky Rojas, quien indica que una condición fundamental es utilizar plantes que no requieran mucha atención.

“Generalmente se trabaja con módulos y estos se pueden ir cambiando si es necesario. El sustrato donde crecen las plantas también es especial, por lo que no se genera maleza. Por otra parte, el riego es automatizado”, agrega.

Esta maravillosa estética tiene un valor añadido y es su contribución a mejorar el medio ambiente, “oxigena y mitiga la contaminación atmosférica, especialmente de CO2, sedimentan el polvo y reduce la contaminación acústica”.

Hay estudios que indican que proyectar una fachada vegetal repercute en el consumo energético del edificio y lo reduce hasta un 40 por ciento respecto a los que no disponen de este elemento aislante. Unos valores, según la arquitecta, que pueden variar por factores circunstanciales como ubicación, altura, relación con edificios vecinos, densidad de ocupación interior o distribución.

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