Más permisos de la Justicia para realizar donaciones de órganos sin vínculo familiar

La justicia de Rosario autorizó a una mujer de 44 años a donarle un riñón a su mejor amiga de 54, quien padece insuficiencia renal crónica y no tiene familiares directos con órganos compatibles.

Pese a que se trata de una práctica no contemplada por la legislación, el aval del juez en lo Civil y Comercial N° 14 de Rosario, Marcelo Quaglia, contempló que la paciente en lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), no tiene como se dijo compatibilidad para una donación de parte de sus familiares directos consanguíneos.

“Nos conocemos desde hace 15 años porque somos vecinas y apenas comenzó todo esto no dudé en ofrecerme para donarle un riñón -contó ayer Silvia Sirili, la amiga donante de la paciente de nombre Ana-. Desde que era chica, siempre decía que si alguna vez tenía la oportunidad me gustaría ayudar de esa manera”.

Sobre el origen del pedido judicial, apuntó “que Ana esta casada, tiene un hijo adolescente, su padre es una persona mayor de 80 años y ninguno resultó ser compatible en su sangre para la donación, entonces me ofrecí yo sin dudarlo aunque ella al principio no quería”.

Al tanto de este permiso judicial -que recuerda al que obtuvo en su momento Sandra Mihanovich para donarle un riñón a su ahijada, uno de los más resontantes en la lista de casos similares que se hicieron públicos-, Adrián Tarditti, presidente del Cucaiba, comentó ayer que este tipo de trasplantes “responden a situaciones excepcionales, por lo que estimo que la Justicia habrá llevado a cabo una investigación rigurosa y, al comprobar que no había compatibilidad con los familiares directos, permitió que el trasplante se lleve a cabo”.

Para el presidente del Cucaiba, “si bien no estamos en contra de este tipo de autorizaciones judiciales, no queremos fomentar la donación que no sea anónima y buscamos siempre que haya más donantes cadavéricos. Entendemos que son situaciones de excepción, y por eso no buscamos propiciarlas”.

Entre los argumentos del juez, hay que decir, se destaca el que indica que el tiempo de permanencia del tratamiento de hemodiálisis al que estaba sometida la paciente “atenta contra su vida y contra la posibilidad de un éxito en un futuro trasplante”.

La abogada de la donante, por su parte, Carina Mazzeo, explicó al justificar la presentación judicial que la receptora “tiene una colecistosis que le ocasionó una insuficiencia renal crónica y la dificultad extra de que sus familiares directos tienen la misma enfermedad”.

La receptora ingresó en lista de espera del Incucai a raíz del inicio de una etapa crítica con su tratamiento de diálisis. Cuando su amigase enteró de la situación y le informaron que ningún familiar directo podía participar de un eventual trasplante, se ofreció a donar su riñón. Mazzeo manifestó que “cuando no hay una relación familiar, la ley establece un procedimiento previo ante la Justicia para autorizar la donación con el objetivo de evitar el comercio de órganos. El juez tiene que corroborar que no haya un interés comercial en este tipo de acciones, y por eso este tema tuvo una resolución muy rápida”.