Entre los adultos mayores, la actividad física ya es un hábito cotidiano

CADA VEZ MÁS ADULTOS MAYORES SE ACERCAN A LA ACTIVIDAD FÍSICA, UN FENÓMENO QUE TAMBIÉN TIENE SU COSTADO ESTACIONAL Y SE NOTA MÁS A ESTA ALTURA DEL AÑO

Desde que estaba en el colegio secundario, Juana Solarraín (74) no había vuelto a hacer actividad física de manera sistemática. Se acostumbró a estacionar el auto lo más cerca posible de cada lugar al que se dirigía y durante años reconoce que evitaba caminar de más. Ahora que tiene 74 años, Juana volvió al ejercicio hace dos meses: encontró, potenciados, los beneficios que buscaba y además halló otros inesperados. “Recuperé movilidad y capacidad respiratoria de una manera notable”. Y además, dice, se vinculó con el grupo humano del gimasio que enriqueció su vida social.

La de Juana es apenas una de esas historias que se ven cada vez con más frecuencia en La Plata, donde un número creciente de adultos mayores se vuelca a la actividad física.

Lo hacen, dicen, con un doble objetivo: mejorar la salud y la calidad de vida, pero a la vez mejorar su vida social, integrandose a grupos de pares o aún de gente más joven en los ámbitos donde desarrollan su actividad.

Esta tendencia se nota en los gimnasios, pero también en espacios públicos como ramblas y plazas donde son más los adultos mayores que se deciden por el movimiento. Si bien entre ellos son una mayoria las mujeres, los hombres cada vez se animan más y se suman al auge de la gimnasia.

Desde un gimasio platense, Federico Mollo dice que el fenómeno se comenzó a acentuar en los últimos cuatro años. Hasta tal punto que hasta se perfilan costumbres propias de los más grandes en los gimnasios.

“Suelen preferir los horarios de la mañana y los tenés acá bien temprano, entre las 7 y las 9,30. También le dan un lugar de mayor relevancia a la socialización. Les importa tanto como la actividad física propiamente dicha y los beneficios para la salud. Por lo general se vinculan tanto con la gente de su edad como con la gente jóven, que los acepta de buen grado, por lo que yo creo que la gimnasia hoy es un elemento de integración del adulto mayor y de contacto intergeneracional”, sostiene.

El fenómeno tiene también su costado estacional y es en esta época del año en la que crece el número de interesados en empezar a hacer una actividad física sistemática.

Desde la gerontología y la geriatría, los especialistas ven múltiples ventajas en la tendencia.

“Todo es beneficio. La actividad fisica en los adultos mayores mejora la capacidad pulmonar, la circulación periférica, el estado de las articulaciones y la salud muscular, deteniendo la sarcopenia (nombre que recibe la pérdida de masa muscular)”, dice Osvaldo Tirante, gerontólogo y miebro fundador de la Asociación de Geratría y Gerontología del Gran La Plata.

Los beneficios no terminan ahí. Tirante se refiere también a los cerebrales, ya que la actividad física provoca la liberación de endorfinas, una hormona vinculada a las sensaciones de bienestar y satisfacción.

Para Tirante “el tiempo de actividad física en la tercera y la cuarta edad va a depender de la capacidad de cada persona, pero nunca debería ser menor a los 20 o 30 minutos diarios”.

Desde los gimnasios se destaca que la actividad que cada mayor realiza es variable y tiene que ver con su capacidad individual. Algunos hacen gimnasia pasiva, pero otros se pliegan a las clases convencionales de fitness. Hay que tener en cuanta que el rango de edad de estos gimnastas mayores es muy amplio: va de los 60 a los 92 años . La edad promedio es de 68.

Claro que los especialistas destacan también que antes de empezar con una actividad física específica en la tercera y la cuarta edad es conveniente consultar al médico y completar todos los estudios que sean necesarios.

CELEBRACION Y TERAPIA

Para muchos de los protagonistas de esta tendencia levantarse temprano para ir a hacer actividad física a un gimasio o a una plaza está muy lejos de parecerse a una obligación, Lo viven como algo placentero, un momento de encuentro, que algunos definen como “una especie de terapia” y otros, más decididos, como una celebración.

“Venir al gimnasio para mi es una fiesta”, dice, por caso, Ana María Castagna, una maestra jubilada que llegó por primera vez al gimasi a partir de una prescripción médica y pronto notó cómo la actividad física le cambiaba la vida en distintos sentidos.

“En el plano físico, al poco tiempo de empezar a hacer activdad física de manera regular desaparecieron todos los dolores . Yo noto que ahora respiro mejor y camino más”, dice y agrega “además, el ejercicio aporta a lo estético, porque te da un aspecto juvenil por la forma en que te movés. Muchos adultos mayores parecen más grandes de lo que son porque caminan encorvados o con dificultad y cuando aparecen esos problemas por más que se hagan cirugías estéticas en la cara, el problema no se resuelve. En cambio, hacer actividad física te permite caminar con mayor agilidad y le da otro aspecto al movimiento”.

Para Alejandro Bonelli, un jubilado de 67 años que entre dos y tres veces por semana sale a correr por la rambla de la avenida 32, hacer actividad física es “una distracción, una terapia”.

Bonelli, que dice haber hecho actividad física durante muchos años, ahora combina lo aeróbico en la rambla con el trabajo de musculación, que hace en un gimnasio.

También para él, la dimensión social que abre la actividad física es fundamental. “Te vinculás de una manera distinta según donde estés. Por ejemplo, en el gimnasio tratás más con la gente, hablás, te relacionás incluso con gente mucho más joven. En la rambla sólo te comunicás con los vecinos, con las personas que ya conocés”, expresa.

Para Graciela Pascual, que también hace actividad física en la rambla desde hace dos años, ese espacio es un lugar de socialización,

“Empezamos a venir con mi hermana a las clases que daba una profesora en el marco de una actividad organizada por la municipalidad hace unos cuatro años. Ahí adquirimos el hábito de venir cuatro veces por semana, para hacer caminata y gimnasia localizada. Durante las clases se charla mucho y eso hace muy bien a la cabeza. Hay mucho compañerismo y se forman grupos que trascienden el momento de la gimnasia. De hecho, después de la actividad física siempre nos quedamos un rato a compartir unos mates”.

Los especialistas se entusiasman con una tendencia que apunta de lleno contra uno de los grandes obstáculos de un envejecimiento sano: el sedentarismo.

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