Construyen una “casa solidaria” con paredes hechas de plástico

Con una dosis de creatividad, una buena cuota de conocimiento y mucha voluntad, unas cuantas botellas plásticas de gaseosa pueden reciclarse y transformarse, como por arte de magia, en una acogedora “casa ecológica”. De la mano del misionero Alfredo Alberto Santa Cruz, un electricista de profesión que casi por necesidad se interesó y perfeccionó una técnica para hacer construcciones con un sistema de encastres, un grupo de platenses levanta una “casa solidaria” que se utilizará para darle clases a chicos carenciados del barrio Malvinas.

La historia, que hoy se desarrolla en la Casa del Pueblo de 49 entre 9 y 10 -donde ya toma forma la singular construcción-, empezó en realidad hace más de 15 años, cuando arrastrado por una crisis económica, Santa Cruz dio por primera vez con la asombrosa técnica. Por entonces, dijo, la localidad donde vivía, Puerto Iguazú, en Misiones, estaba convertida “en un pueblo fantasma”.

“No había trabajo para nadie, así que comencé a juntar basura y la vendía en las plantas recicladoras en Brasil”, recuerda. Por aquellos días de vacas flacas afrontó un duro momento cuando su pequeña hija le pidió de regalo una casa de muñecas, algo que estaba más allá de sus posibilidades económicas.

Sin embargo, buscando una alternativa para satisfacerla, a Santa Cruz se le ocurrió recurrir a lo único que tenía a mano: basura. A partir de entonces, y tras seis meses de perfeccionar la técnica, descubrió como construir casas a base de botellas de plástico y cartones de tetrabrick.

Hoy, casi 15 años más tarde, Santa Cruz ha participado en la construcción de 69 casas, dentro y fuera del país, acercando a gente carenciada una forma diferente de levantar sus hogares y “vivir de forma un poco más digna y saludable”.

Y desde esta semana está en nuestra Ciudad, donde ya trabaja junto a un grupo de voluntarios en la construcción número 70: una obra de 7 por 3 metros que utilizarán jóvenes del Partido Socialista que hace dos años dictan clases a chicos carenciados en el barrio Malvinas

Por eso, el jueves pasado Santa Cruz empezó a revelar los secretos de la técnica de encastres de invención propia a los integrantes de ese grupo, quienes enseguida se engancharon y se lanzaron a la construcción. Pero para completarla necesitarán -además de algo de madera y tetrabricks aplanados- más de 7 mil botellas plásticas.

LADRILLOS PLASTICOS

¿Cómo lo hacen? Uniendo una botella entera con otra cortada al medio mediante un tornillo, crean la unidad básica de construcción, que les permite poner en pie estructuras de cualquier tamaño.

Este tipo de construcción, aseguran, permite realizar incluso un revoque de las paredes, impidiendo el paso del frío y los ruidos al interior de la habitación, cubierta por un techo de envases de TetraPack aplanados que proveen una perfecta protección.

Las mismas botellas, explican, pueden ser utilizadas para cubrir los techos, construyendo una efectiva barrera contra las inclemencias del sol sobre los cartones plastificados de los envases de vino o leche.

“Esto es una alternativa para la gente humilde”, comentó el creador de este sistema de construcción, que le ha valido distintos reconocimientos. “En menos de dos meses es posible para una familia tener una casa digna con todas las dependencias necesarias y mejorando indudablemente su calidad de vida”, afirma.

Declarado de Interés Municipal el pasado miércoles, el método tiene unos costos sumamente bajos, calculados en apenas $180 el metro cuadrado, y con una “prolongada vida útil”, debido a la resistencia ambiental del material de las botellas.

Si el tiempo acompaña, la cuadrilla de trabajo estará demostrando esta tarde en Plaza Moreno el progreso de su trabajo, donde además recibirán donaciones de botellas plásticas para poder completar el proyecto.

“No es una solución para toda la vida, es una solución circunstancial para que la gente aprenda a vivir mejor y aproveche los elementos que tiene a su disposición”, aclaró Santa Cruz, haciendo hincapié en que sus técnicas no buscan remplazar los métodos de construcción tradicionales, sino proveer una oportunidad para la gente que no tiene otros medios para levantar una casa.