Sobre la celotipia

PEDRO GARGOLOFF

Por PEDRO GARGOLOFF (*)

La agresividad en la celotipia tiene dos perspectivas posibles, como un medio o un fin. La primera, constituyendo un medio para alcanzar un fin, persigue la intención de lograr la definitiva confesión de la infidelidad, atemorizarlo para que deje de engañarlo, obligarlo a permanecer confinado en la vivienda, exigir una permanente proximidad al engañado. En el caso de ser la agresividad un fin en sí misma, son ejemplos la intención de terminar con el abandono, la burla o el engaño, también para asegurar el castigo como se merece. Uno de los desenlaces posibles en la celotipia severa, hasta la que se presenta como delirante, es la violencia contra sí mismo, tal como las autoagresiones al sentirse profunda y certeramente humillado, despreciado y abandonado. Otra consecuencia factible es que se de como un medio para victimizarse, para atraer la atención hacia su persona por el sufrimiento injusto al que es sometido. En los casos de homicidios de la persona amada, este desenlace puede ir seguido de desesperanza y cierta certeza de “ahora es inadmisible seguir viviendo”, consumando así un suicidio después del crimen; esta fatal determinación no se asocia, precisamente, con personalidades psicopáticas o paranoides. Es útil diferenciar la agresividad del celotípico de la conducta agresiva psicopática ante una infidelidad, ya sea contra la persona infiel o contra el tercero involucrado en el engaño.

(*) Médico psiquiatra e integrante de Red educacional de la Asociación Mundial de Psiquiatría