Bulimia y anorexia : primavera, la estación en la que las consultas crecen hasta un 50 %

La primavera es, tal vez, la estación más esperada del año por la mayoría de la población. Sin embargo, la llegada de los primeros calores suele convertirse en toda una obsesión para muchos adolescentes preocupados por su imágen. Y esta situación, según describen los especialistas en trastornos alimenticios, desemboca en una mayor cantidad de casos de anorexia y bulimia. Y en este marco, observan que esta mayor preocupación por la imagen, acompañada por una verdadera compulsión por las dietas, alerta al entorno familiar e incrementa la consulta médica entre un 30 y un 50 por ciento más que en el resto del año.

“El cambio de temperatura es un estímulo, puede precipitar el hecho de que alguien comience una dieta excesiva restringiendo notablemente las ingestas y muchas veces entrando en un estado de desnutrición con tal de conseguir un adelgazamiento repentino”, asegura la especialista en Bulimia y Anorexia Olga Ricciardi, directora de un centro sobre desórdenes alimentarios.

“Las consultas por trastornos alimentarios aumentan casi un 50 por ciento en esta época -agregó- y son consultas de padres o de la red familiar de personas que padecen estas patologías. No obstante, este 50 por ciento no está integrado sólo por personas que con el calor comienzan esta situación dietante, sino que hay otras en las que ya estaba desencadenado el síntoma pero que se puede advertir ahora porque se usan ropas más livianas y entonces aparece a la vista la pérdida de la masa muscular”.

Ricciardi, que además es psicoanalista, señala que “la anorexia está muy vinculada con la mujer, fundamentalmente adolescente, aunque ahora también hay muchos casos de varones”.

VULNERABLES

Para la fundadora y asesora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), Mabel Bello, en tanto, “la primavera coincide también con la publicidad de ‘preparate para el verano’, que tiene que ver con la alimentación, y este imperativo afecta a los más vulnerables, fundamentalmente a adolescentes y gente muy joven que tiene miedo a enfrentar la vida, dificultades para asumir responsabilidades y tienen problemas para desarrollar habilidades sociales”.

La experta, que alertó sobre el crecimiento de estas patologías “de temporada”, sostuvo que “hay miedo a crecer, a vivir, y entonces frente al estrés, a la angustia, hay una tendencia a retroceder. Estos chicos también magnifican el ‘qué dirán, cómo me verán’. Tienen a la mirada del otro como una de las preocupaciones, lo que genera una gran inseguridad y desvalorización propia”.

Bello habló de ‘altibajos emocionales’ entre las cuestiones presentes en estas patologías, que “motiva en esta época del año un gran incremento de la consulta familiar, porque a los padres les empieza a preocupar que la hija quiere hacer dieta cuando en realidad ya está flaca, que se están mirando al espejo, que no quiere salir, lo que no es otra cosa que el anticipo de la patología alimentaria”.

LA ILUSION Y LA CURA

Para la fundadora de Aluba, “la persona que padece estas patologías no es la que acude a la consulta, porque para ella su problema se reduce al espejo, la comida y la balanza, y piensa que si fuera más flaca tendría éxito, lograría todo, esa es la ilusión, y ese es el comienzo de la patología alimentaria”.

Pero a esto se suma que “en las chicas de 13 años, el 90 por ciento critica su cuerpo, lo cual no quiere decir que todas están en riesgo de padecer estas patologías, ya que confluyen muchas y particulares cuestiones en el desencadenamiento de la bulimia o la anorexia”.

No obstante, la especialista precisó que “la patología alimentaria es la patologia psiquiátrica de mayor mortalidad en la adolescencia, una cosa es el berretín de la chica que quiere ser flaca y otra cosa es que esta patología tiene una mortalidad alta, principalmente en la adolescencia y en la adolescencia temprana”.

En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud muere por esta causa entre un 5 y un 15 por ciento de jóvenes de 12 a 19 años.

“En esta época del año se da un gran incremento de la consulta familiar, porque a los padres les empieza a preocupar que la hija quiere hacer dieta cuando en realidad ya está flaca”

Sin embargo, estas enfermedades, que pueden llevar a la muerte, tienen cura.

Según señala Ricciardi, “no son patologías crónicas como se dice y se dijo durante años, sino que tienen cura, y el tratamiento para ello debe ser individual. Es el caso por caso, porque si bien el síntoma es el mismo, las causas son tan únicas e irrepetibles como el sujeto que las padece”.

“El tratamiento de cura -agregó- debe ser abordado desde la interdisciplina, porque las causas son psíquicas, pero por la vía de lo alimentario produce estragos en el organismo hasta llegar a la muerte. Entonces tiene que intervenir el médico nutricionista, la psicología, la psiquiatría, y con los padres hay que tener entrevistas vinculares para entender qué es lo mejor para hacer”.