Scarlett, mortal

Hasta los 19 años, nadie la hubiera imaginado como heroína: Scarlett Johansson había interpretado un puñado de roles en la gran pantalla, filmes independientes en que la actriz paseaba su belleza diferente, de una redondez en su cuerpo y sus labios que recordaba al Hollywood de los ‘50 y no a los trabajados y artificiales cuerpos del cine de acción de hoy. Pero a partir de “Perdidos en Tokyo” su carrera dio un vuelco: la actriz se transformó en sex symbol y, de manera casi natural, llegó a interpretar a La Viuda Negra en la saga de superhéroes “Los Vengadores”. Ahora, Johansson retorna a la acción en “Lucy”, filme de Luc Besson que recuerda a otra cinta del director francés, “Nikita”, y que llegará mañana a las salas locales.

La vida real de Johansson, sin embargo, poco tiene que ver con las acrobacias y exigencias físicas que requieren esas cintas. “La idea de que yo pudiera encarnar a una superheroína, tan enigmática y consciente de sus facultades como La Viuda Negra, ni siquiera era una posibilidad hace diez años. No pensé que mi carrera fuera a tomar esta dirección, pero me siento afortunada de haber abierto ese camino porque creo que es algo sin precedentes. La verdad es que nunca lo imaginé”, comentó Scarlett en una reciente entrevista, y añadió, entre risas, que “nunca pensé que iba a pasar tanto tiempo manejando un arma semiautomática. Nunca me he peleado con nadie. Soy una persona muy pacífica. No peleo con mis manos, sino con mis palabras”.

La trama

“Lucy” es un filme de acción en clave de ciencia ficción que examina qué ocurriría si una persona pudiera hacer uso del cien por cien de su capacidad cerebral y acceder a los rincones más insospechados de su mente. Eso es lo que le sucede al personaje de Johansson, una estudiante estadounidense en Taiwán que es obligada a oficiar de “mula” para una banda criminal que la secuestra. La droga acaba extendiéndose accidentalmente por todo su cuerpo, lo que ocasionará una reacción que aumentará su capacidad cerebral. Con ese cerebro al 100%, Lucy acabará transformándose en una guerrera despiadada.

Besson asegura que el hecho de que solo usamos parte de nuestro cerebro “no es una leyenda, es una teoría de los años 60 y 70, algo nunca comprobado: tenemos miles de billones de neuronas y nunca utilizamos más del 15% simultáneamente y eso nos conduce a la idea de que tenemos una gran potencialidad y un cerebro infrautilizado”. La mitad de las cifras y teorías de “Lucy” son reales y la otra son imaginadas, pero “al mezclarlas, el resultado es diferente y esa es la belleza que tiene el cine”.

NO ES NIKITA

“No es una Nikita de última generación”, se atajó el director francés Luc Besson, quien en su carrera ha creado con Nikita, y también en sus cintas “El Quinto Elemento” y “El Perfecto Asesino”, algunos de los personajes femeninos más duros del cine. “Lucy es una estudiante de 23 años en Taiwan, que va mucho de fiesta, no sabe qué hacer con su vida y se encuentra con la oportunidad de ser la primera en la historia en utilizar el 100% de capacidad de su cerebro, mientras que Nikita es una adicta que mata a un policía y debe pagar por lo hecho”, explicó las diferencias.

Johansson y Besson

El director solo tiene elogios para hablar de la actriz protagonista de “Lucy”, Scarlett Johansson. En su primera reunión, dijo Besson, “Scarlett estuvo muy centrada, se fijaba y comenzó a trabajar ya desde el primer encuentro”, algo que encajaba bien en la idiosincrasia del director, que detesta “las actrices que llegan tarde, con mucho maquillaje y que intentan seducir con sus dones”.

“Cuando conocí a Luc y me ofreció el papel, aún no existía el guión. Sólo sabía que se trataba de un proyecto para el que había esperado diez años. La única base que disponía para aceptar la oferta era su trabajo previo, que conocía perfectamente. Y acepté”, explicó en referencia no sólo a “Nikita” sino a “El Quinto Elemento” o “El Perfecto Asesino”, otras películas de Besson que hacen eje en un poderoso personaje femenino. “El personaje de Lucy es una especie de culminación de todos los que Luc creó anteriormente”, completó la actriz de 29 años que fue madre recientemente.

“El reto era encarnar a una mujer en constante transición, destinada a perder su humanidad. Traté de que, durante su evolución, Lucy se aferrase a establecer conexiones con pequeñas cosas, como la textura de las cosas o los colores... Debía conseguir que esos rastros de vida interior se hicieran palpables. Fue muy difícil”, manifestó.