Su estirpe copera puede ayudarlo a consolidar el despegue definitivo

OPINION
Por MARTIN MENDINUETA

Sólo un gol de diferencia parece poco. A lo largo de ciento ochenta minutos absolutamente histéricos (varios jugadores confundieron vehemencia con desbordes irresponsables), Estudiantes fue superior. Unió su buen desempeño durante el segundo tiempo en el Bosque, con una elogiable primera mitad en el Estadio Ciudad de La Plata.

En ambos lapsos, mucho más nítido el último martes, estableció diferencias notables en el tejido colectivo de sus intentos ofensivos. Prácticamente no defendió, sólo atacó. Llenó de alarma y de peligro el área de Gimnasia.

Algo bueno se llevó Pedro Troglio: la presentación del juvenil Diego Nicolaievsky. Puso una cuota de frescura. Mostró buena técnica y enjundia para encarar siempre

La falta de precisión en la puntada final, sumada al evidente regreso de Fernando Monetti a un escalón destacado de rendimiento, sostuvieron el suspenso. Se veía con claridad que el “Lobo” de Troglio guapeaba más que jugar. Y eso, se sabe, suele tener pronto vencimiento.

El gol de Diego Vera actuó como la bisagra ideal que alteró las posturas de los contendientes. Provocó que los dos cambiaran: Estudiantes se replegó (¿por qué de un modo tan peligroso como deliberado?), y Gimnasia avanzó territorialmente yendo al frente con lo que tenía (¿por qué tan tarde? ¿por qué esperó que lo lastimaran para recién ahí avanzar más dispuesto?).

Cada uno a su tiempo, los dos mostraron excesos en la cautela. Las inseguridades no estuvieron de un solo lado. Estudiantes sigue en la Copa Sudamericana porque ya cuenta con una base sólida de funcionamiento que se apoya en algunos nombres esenciales.

El “Chavo” tranquiliza a todos. Impone respeto y genera confianza. Desábato siempre llega a cortar, a despejar o a cabecear y eso vale mucho.

Auzqui, cada vez más afianzado como titular, está logrando que sus desprolijidades pasen a un segundo plano y que los hinchas valoren cada día más su despliegue generoso, vertical y valiente.

Schunke, sin levantar el perfil, sigue creciendo. Román Martínez lubrica el juego con natural mérito de entregarle la pelota a un compañero. Le falta regularidad y para lograrla tiene que convencerse de que él debe ser el primer eslabón de la cadena de juego.

Hay más nombres valiosos. Diego Vera ya es uno más del equipo. No se le nota que es nuevo.

Carrillo, fiel a su estilo, siempre piensa en el bien común. Correa, ya cotizado en muchos millones, sigue insinuando más de lo que concreta. Y otro más. Mauricio Rosales supo estar a la altura de las circunstancias. Aprobó con creces y, además, fue partícipe necesario del gol que definió la serie.

Los políticos hablan de profundizar el modelo y el concepto bien puede aplicarse a la actualidad albirroja. Su linaje copero quizás lo ayude a consolidar el despegue definitivo.

PRIMERO, CALMARSE

Como primera medida, Gimnasia tiene que serenarse. Ya eliminado de la Copa Argentina y de la competencia internacional, ahora debe enfocarse en tratar de sumar la mayor cantidad de puntos posible.

Se advierte en el ambiente albiazul cierto grado de pesimismo y considero que este equipo puede rendir bastante mejor de lo que lo está haciendo.

Pablo Vegetti jugó muy mal, pero forma parte de la columna vertebral de este “Lobo”, esa que también integran Monetti, Barsottini, Licht y Pouso (hay que ver si podrá jugar o no el próximo sábado).

El tema más preocupante es que le está faltando un generador de sociedades creativas. Ignacio Fernández está en bajo nivel, aunque peor se los nota a Alvaro Fernández y a Jorge Rojas.

“Nacho” por lo menos se involucra más, se muestra, la pide y participa, aún equivocándose. En cambio, el uruguayo flota en el campo de un modo tal que pasa desapercibido. Y el paraguayo, no se asocia ni desequilibra.

Algo bueno se llevó Troglio: la presentación del juvenil Diego Nicolaievsky. Puso una cuota de frescura. No era fácil entrar en semejante clima agitado, y menos para un pibe. Mostró buena técnica y enjundia para encarar siempre. Todos tomaron nota de su decisión de ir para adelante.

Por eso, sostengo que todo Gimnasia debe calmarse. Luchar siempre constituye una virtud importantísima, ahora, si la lucha no va acompañada de una intención sostenida de progresar en el campo en base a la estrategia elegida, servirá poco y nada.

Todavía falta un clásico. Quedó bastante claro qué aspectos tienen que mantener y corregir cada uno.