Conmoción en el barrio: “Vivimos con miedo”

En la zona del salvaje crimen de Hernán Páez la Valle, varios vecinos coincidieron ayer en asegurar que no se trató de un episodio de inseguridad aislado.

Por el contrario, describieron a ese barrio como “terriblemente complejo” por el accionar de delincuentes que “desde hace seis años” mantienen en jaque a quienes allí viven.

“Después de las cinco de la tarde son pocos los que se animan a salir a la calle para no exponerse a que los roben”, puso como ejemplo una vecina, detallando que los responsables de ese estado de cosas “se drogan al mediodía a la vista de todos. Se manejan con mucha impunidad”.

GAS PIMIENTA Y PERROS

Marcela Rodríguez tiene 50 años, vive en ese barrio y conocía “de vista” al joven asesinado. A la hora de hablar sobre las rutinas que cambiaron para adaptarse a los nuevos (y peligrosos) tiempos, reveló que son muchos los vecinos que toman recaudos para sortear la chance de ser la nueva víctima de un ilícito.

“Mis hijos, por ejemplo, salen a la calle con gas pimienta para defenderse por si se les acercan ladrones”, confió Marcela a este diario. Según dijo, en las casas de Tolosa cada vez abundan más los perros guardianes, de razas como rotweiller o dogos.

“Además, quienes tenemos auto y garaje, lo abrimos y cerramos lo más rápido posible”, añadió, sin dudar en afirmar que “acá todos vivimos con miedo. Miramos con desconfianza, porque hay muchos arrebatos de carteras, de bicicletas y asaltos en las paradas de colectivo”.

Siguiendo con el repaso de los cambios que el miedo impulsó en el barrio, Rodríguez recordó “la estación de servicio Petrobras que funcionaba frente al Mercado Central tuvo que cerrar por la increíble cantidad de asaltos que sufrió”, sobre todo después de uno en el que “casi le matan a un empleado”.

“PARECE FUERTE APACHE”

Muchos de los vecinos responsabilizan por la ola de delitos a algunos habitantes de El Mercadito, sector que ya no dudan en emparejar con “Fuerte Apache”.

Tolosa es uno de los barrios que más fuerte trabajó para combatir la inseguridad con la herramienta de las asambleas vecinales.

Uno de los reclamos más fuertes siempre fue el de la instalación y monitoreo de cámaras callejeras, como la que había y ahora está en reparación en la esquina de 117 y 528 bis. Según Pablo Pérez, integrante de la Asamblea del barrio, “después de que la sacaron se denunciaron tres robos”.

Con respecto al crimen del estudiante de Ingeniería, Rodríguez refirió que “el barrio que está detrás de la parrilla es bastante complicado”.

Un vecino coincidió con esa apreciación y, a su vez, dijo que “desde la bajada de la Autopista hasta El Mercadito, la Policía no ingresa porque los atacan a piedrazos y les rompen los patrulleros”.