El acusado de matar al estudiante, complicado

HERNÁN PÁEZ LA VALLE CURSABA EL TERCER AÑO DE INGENIERÍA ELECTRÓNICA. LO MATARON DE UNA PUÑALADA, POR UN CELULAR

En silencio. Así se mantuvo ante la fiscal el joven de 19 años que fue detenido el viernes, acusado de matar de una puñalada al estudiante de Ingeniería en Tolosa.

En las últimas horas la policía allanó una casilla en Melchor Romero en la que el sospechoso solía parar de vez en cuando, y aunque no encontraron armas blancas con rastros de sangre, ni el celular que le faltó a la víctima, secuestraron prendas oscuras parecidas a las que usaba el homicida la noche del hecho, según recordaron los testigos.

La causa por el homicidio de Hernán Páez la Valle (22), en tanto, sigue acumulando fojas con testimonios e indicios que complican al único imputado, Nicolás Bustamante (19).

Según fuentes oficiales, su propia novia contó que a eso de las 22 del miércoles estuvo caminando con Nicolás por la zona de 527 y 120, hasta que de repente lo perdió de vista y luego notó que corría hacia ella. El joven le habría dicho “me mandé una cagada”.

Los mismos voceros aseguran que, desde donde estaba parada, la chica habría visto a Hernán tirado frente a la cochera de aquella esquina donde recibió una puñalada en el corazón, después de guardar su Fiat Uno.

No sería la única declaración que compromete a Bustamante. A los dichos de testigos que lo identificaron con nombre y apellido y lo colocaron en la escena antes y después del homicidio, se sumó el de varios vecinos a los que la madre del acusado les habría preguntado por el estado de la víctima tras el ataque.

A algunos de ellos la mujer les habría confiado que su hijo “se mando una macana”, agregaron las mismas fuentes.

En simultáneo, los detectives de la DDI siguen analizando las imágenes de cámaras apostadas en las inmediaciones del lugar del crimen en busca de alguna que haya registrado la secuencia.

Por lo que comentaron a este diario, no tuvieron mucha suerte con la calidad de esas imágenes.

UN BARRIO EN SHOCK

Hernán Páez la Valle salió de su casa de 120 entre 526 y 527 poco después de las 22 del miércoles y de decirles a sus dos hermanas y al novio de una de ellas que iba a guardar el auto a la cochera de la vuelta, antes de que fuera más tarde.

Dos trapitos de la parrilla ubicada enfrente lo vieron pasar, bajar del Fiat Uno y guardarlo y, segundos más tarde, advirtieron que estaba tirado en la vereda. Fueron ellos los que corrieron a ayudarlo y pidieron ayuda a un patrullero de la Sexta que pasó por ahí.

En ese móvil Hérnan fue trasladado hasta el hospital Rossi.

Los hombres de la DDI, junto con los de la Sexta, allanaron el viernes la casa en la que el acusado vivía con su madre y la pareja de ella, un mecánico de motos que tiene el taller al lado. “En ese lugar hay muchas herramientas que pueden ser usadas como púas”, deslizó un pesquisa, destacando que el tipo de corte que tenía Hernán encima de la tetilla izquierda es compatible con un arma blanca de ese tipo.

Bustamante no estaba en esa construcción de ladrillos sin revocar situada en 118 bis y 525, por lo que se redireccionó su búsqueda. Fueron al almacén de Melchor Romero en el que trabaja, y no lo hallaron, como tampoco en las viviendas de allegados y parientes. Lo capturaron hacia las 22.30 de ese día, caminando por Romero.

La casilla que allanaron ayer está en 151 entre 518 y 519, procedimiento que duró varias horas.

Bustamante, en tanto, fue llevado a los tribunales para que lo indagara la fiscal Leila Aguilar. Se negó a declarar. Y seguirá preso. Aún no está certificado si tiene antecedentes, aunque se investiga si protagonizó un hecho de violencia en el interior bonaerense.