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Información General |SE ACENTUA EL SEDENTARISMO EN EL PAIS

El 55% de los argentinos no realiza la actividad suficiente para cuidar su salud

La falta de actividad física puede resultar tan peligrosa como fumar, advierten los médicos al explicar los mecanismos de una de las mayores bombas de tiempo del estilo de vida actual

21 de Septiembre de 2014 | 00:00

Por NICOLAS MALDONADO

Los riesgos de un mal nacido con la revolución industrialDesde que hace unos tres millones de años nuestros ancestros primates lograron ponerse de pie, el cuerpo humano ha venido moldeándose a fuerza de tener que caminar para sobrevivir. Pero esa necesidad vital que ha guiado al hombre lo largo de su historia pareció de pronto perder sentido tras la Revolución Industrial. El hecho de no tener que movernos demasiado para asegurarnos el sustento ha llevado a que nuestro gasto calórico sea cada vez menor. Es así que mientras que la generación de nuestros abuelos caminaba unos doce kilómetros al día, hoy se camina menos de un kilómetro en promedio y el 55% de los argentinos no llega a hacer siquiera la actividad física necesaria para resguardar su salud.

La tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, cuyos resultados se conocieron días atrás, muestra que la tendencia al sedentarismo sigue creciendo en nuestro país. Mientras que en 2005 la baja actividad física era un problema que afectaba al 46,2 por ciento de la población, menos de una década más tarde, el 55,1% de la gente reconoce que hace poca actividad.

Aunque mucho o poco ejercicio pueda parecer un concepto relativo, desde el punto de vista médico no lo es. Se considera que un adulto que no quema al menos 2 mil calorías por semana haciendo actividad física o no le dedica como mínimo media hora diaria, tres veces a la semana, a ejercitarse físicamente, está poniendo en serio riesgo su salud.

En este sentido “no es lo mismo tener una vida físicamente activa que realizar actividad física regular”, explican los médicos, muchos de los cuales aseguran hoy que su ausencia es tan peligrosa como fumar. Desde la enfermedad coronaria y el cáncer hasta la diabetes y la depresión, cada vez existen más evidencias científicas de que moverse sigue siendo para el hombre una necesidad vital.

INFARTOS

El requerimiento mínimo“Aunque el sedentarismo está considerado uno de los cuatro mayores factores de riesgo coronario (junto con el tabaquismo, las dislipemias y la hipertensión), en cierto modo es la madre de todos, porque genera condiciones para que los otros aparezcan. Tanto es así que una persona con sobrepeso que se ejercita regularmente tiene menos riesgo de sufrir un infarto que una persona delgada que no hace actividad”, explica el doctor Alejandro Gómez Monroy, quien ha dedicado gran parte de su carrera como cardiólogo a enseñarle a pacientes infartados a recuperar su salud ejercitándose en forma regular.

Y es que además de contribuir a la obesidad, la hipertensión y el aumento del colesterol, la falta de actividad física genera por sí misma un serio perjuicio sobre nuestro sistema cardiovascular, explica Gómez Monroy. “Cuando nos ejercitamos, la sangre circula a mayor velocidad y su fricción sobre la pared interior de las arterias tiene un efecto ateroprotector. Al no producirse ese rozamiento se genera un engrosamiento del endotelio donde se acumula el colesterol malo desencadenando el proceso inflamatorio que lleva al infarto”, dice el cardiólogo al señalar que media hora de caminata cinco veces a la semana es lo mínimo que se requiere para cuidar el corazón.

“La inactividad física va generando un daño exponencial. La falta de movimiento reproduce falta de movimiento y cuando hay sobrepeso cada vez se limita más la posibilidad de volver a realizar actividad”

BY PASS Y AMPUTACIONES

Para explicar lo peligroso que puede ser el sedentarismo, el doctor Gerardo Bontempi, especialista consultor en cirugía vascular, cuenta hasta qué punto caminar es una función vital. “Nuestras piernas están diseñadas para llevar la sangre de vuelta al corazón. Cuando uno camina, los músculos de las pantorrillas impulsan la sangre hacia arriba ayudando a que llegue hasta la altura de la ingle, que es el punto donde el corazón recién la puede captar. Sin esa capacidad no podríamos estar más que unos segundos de pie”.

De ahí que ”la falta de actividad física está asociada a la arteropatía obliterante (la obstrucción de las arterias de las piernas). Si bien no es en sí misma su causa, ya que hace falta tener factores de base como la diabetes y la obesidad, el sedentarismo la potencia. Por eso los pacientes con estos cuadros necesitan imperiosamente caminar. Cuando no lo hacen en forma suficiente terminan con un by-pass o una amputación”.

CÁNCER

Con todo el riesgo de no ejercitarse no se limita sólo al sistema vascular. El sedentarismo posee también una fuerte incidencia sobre otra de las enfermedades con mayor mortalidad: el cáncer. “Entre el 8 y el 30% de todos los tumores están potencialmente relacionados a la falta de actividad física. Muchas investigaciones la asocian en forma directa al cáncer de colón, mama, útero, próstata, ovario y pulmón”, cuenta la oncóloga Fabiana Marmisolle.

Aunque no está claro el mecanismo que hace que la falta de actividad física pueda devenir en un tumor, “se la relaciona con una inflamación crónica que genera citoquinas (productos químicos de la respuesta inmune), las que fomentan la proliferación celular y suprimen la muerte celular, ayudando de esta manera a aumentar el riesgo de cáncer”, detalla la médica, al señalar que hacer ejercicio regularmente no sólo reduce el riesgo de desarrollar tumores sino también de que vuelvan a aparecer.

OBESIDAD

“La inactividad física va generando un daño exponencial”, advierte por su parte la médica nutricionista Victoria Di Marco Entío, especialista en obesidad. Más allá de que “la falta de movimiento reproduce falta de movimiento y cuando hay sobrepeso cada vez se limita más la posibilidad de realizar actividades de la vida diaria”, el sedentarismo conspira contra un mecanismo metabólico muy beneficioso para nuestra salud, dice.

Cuando una persona se ejercita en forma sostenida “genera un gasto metabólico en reposo mayor que le permite gastar más energía no solamente en el momento del movimiento sino también cuando se está en reposo”, detalla la médica al explicar que “la inactividad no solo limita ese mecanismo y genera pérdida de masa muscular sino que también favorece el depósito de grasa hasta en los músculos, un hecho tóxico que se suma a las causas de enfermedad”.

DAÑO MUSCULAR Y ARTICULAR

“Es un círculo vicioso: el sedentarismo genera obesidad y rigidez articular que a su vez hacen que a la persona le cueste cada vez más retomar un nivel mínimo de actividad”, coincide la licenciada en kinesiología Nancy Mollar, quien asegura que es muy común que aparezcan en estos casos lesiones tanto en los ligamentos como en la articulaciones de carga: tobillos, rodillas y caderas; sobre todo en adultos que de pronto intentan volver a realizar alguna práctica de cierta intensidad.

Pero la falta de ejercitación regular, explica la especialista, produce al mismo tiempo una retracción de la fascia (el tejido conectivo que envuelve los músculos, huesos y articulaciones) que a la larga conduce a un cambio postural. Al debilitarse su masa muscular, las personas sedentarias suelen sufrir, entre otros problemas articulares, una alteración en la curvatura de la columna vertebral”.

DEPRESION

Por supuesto que la mente no es ajena al daño progresivo que la falta de actividad física causa en el resto del cuerpo. “Un cuerpo sin movimiento suele dar lugar a un aparato psíquico sin dinamismo, por eso es que la falta de actividad física tienda a asociarse a cuadros de hipobulia, disminución de la autoestima, problemas para concentrarse, ansiedad y depresión”, explica el psiquiatra Miguel Angel Russo, especialista en medicina deportiva.

Por otra parte, dice, “la actividad física produce una liberación de endorfinas, un mediador químico que interviene en los mecanismos del dolor pero que también tiene un efecto estimulante por generar cierta sensación de placer. Es por eso que basta comenzar a ejercitarse un poco para que nuestra mente modifique nuestra imagen corporal, mejore nuestra autoestima, baje nuestra ansiedad y uno se sienta mucho mejor”.

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