Entre la farándula y la política

“Quiero ser el mejor conductor de Argentina”, dice Santiago del Moro, el niño mimado de América que, en meteórica carrera, pasó de la música por cable a la farándula por aire. Y ahora, Del Moro está dispuesto a sumar una nueva faceta a su curriculum: en “Intratables”, su envío nocturno, el conductor incursiona en el debate político tan en boga en la tevé de hoy.

Y quizás en esta capacidad camaleónica pueda encontrarse una clave de su éxito: Del Moro rema y rema durante horas en sus programas de tevé y radio, pero lejos de costarle se mueve como un pez en el agua. “Me tocó hacer un programa de espectáculos pero caí de casualidad, a mí me llamaron para un programa que pudo haber sido de política, de deportes o de espectáculos”, contó en una reciente entrevista respecto a su versatilidad.

Pero buena parte del atractivo de Del Moro se centra en su inclasificable modo de conducir que irrumpió en un género dominado por los chimenteros de la vieja escuela. El es diferente a todos: conserva, de los mejores, la acidez, la agudeza y la capacidad creativa de hacer grandilocuentes todos los temas que toca (suele definirse como “un dealer de la fama”), pero agrega su electricidad ansiosa, casi de videoclip, que conecta con la audiencia joven. “Infama”, de hecho, no tiene apertura: va directo al grano. Además, claro, la estética del conductor y del programa, homenaje casi paródico a viejos conductores como Silvio Soldán, lindan con lo bizarro: ese look tipo Las Vegas pero medio decadente es, según Del Moro, reflejo del circense mundo de la farándula. “’Infama’ refleja un poco lo que es la televisión de hoy, resume esta cosa casi obscena que ocurre, con los toques bizarros que tiene la farándula. Además no tenemos ningún prejuicio, pasamos de una entrevista con el número uno de la tele a una nota con el mediático más intrascendente”, le comentó el conductor a la revista “Clubs & Countries”.

De los márgenes de la televisión por cable llamó la atención: en Much Music ya mostraba su particular estilo y en 2008 consiguió su propio programa. “Infama”, show por el que lo contrataron para llenar el hueco y por el que firmó contrato por solo un mes, lleva 6 temporadas al aire y le valió un Premio Tato y tres nominaciones a los Martín Fierro.

UNA VIDA IMPOSIBLE

Pero como en la tele, Del Moro no se queda quieto: en 2009 comenzó a trabajar en la radio, y junto a Analía Franchín condujo “Terapia Despareja”, de la entonces debutante emisora Pop, se constituyó en el dueño de la franja matinal en la FM. El programa terminó en 2012, y el chimentero con afición a los trajes blancos, y dueño de una colección de 600 corbatas, decidió comenzar entonces un nuevo proyecto radial: “Mañanas campestres”, desde las 6 a las 9 de la mañana, es hoy el programa más escuchado en la FM y le gana a varios peso pesados del mundo de la radio.

Es dificílisimo ser Santiago Del Moro: con la inclusión en la agenda de este envío, se levanta a las 5 de la mañana. Durante el día, además de sus programas, tiene que balancear su vida familiar (es padre de Catalina y Amanda y esposo de María). Y recién puede acostarse a la una de la madrugada, tras “Intratables”, la apuesta que arrancó como una extensión de “Infama” y es hoy el lugar donde Del Moro demuestra su versatilidad, encabezando debates sobre cuestiones políticas con una capacidad que ha sorprendido a quienes lo encasillaban como un simple showman.

EL CRUCE A LA POLITICA

Pero la farandulización de la política no ha caído bien en quienes históricamente retrataron las intrigas palaciegas con otro perfil. Jorge Lanata, por caso, le tiró un palito al conductor hace unos meses: “Me parece que a Del Moro lo meten a hacer política y no entiende nada. No se tendría que meter en ese tema porque hace agua. Pero es respetuoso de los tipos que entienden, porque en general les pregunta a los que saben más que él. Me parece que es un chico que está empezando y es bueno, pero tampoco es un conductor establecido”, tiró, como queriendo combatir el furor que crecía por la nueva faceta del conductor.

Santiago le respondió de modo irónico en “Infama”, aunque luego le bajó el tono a la polémica en la noche de “Intratables”: “Me encanta que todos opinen. Intratables es el único sitio donde se pueden escuchar las diferentes voces. Yo trato de llevar adelante esto con mucho profesionalismo, con mucho trabajo”.

Es una de las pocas polémicas mediáticas que se le conocen: su vida privada es casi un enigma y Del Moro se mueve muy lejos de la noche farandulera. Lejos de creerse, bajo el encantamiento de la tevé, el cuento de la fama que el mismo vende, parece tener un entendimiento profundo del medio: “Siempre digo que soy un dealer de fama. Además la tele se trata de eso, es una gran maquinaria que funciona así y tenés que entender eso para poder hacer este trabajo”, contó en una entrevista, en la que, además, profundizó afirmando que “la tele propone y la gente dispone; lo que mide es lo que gana. Es un hecho totalmente democrático”.

“La gente muchas veces termina señalando a los medios y después los consume. Hay un doble discurso tremendo: es lo que pasa con Tinelli, que todos lo critican pero lo ven, con los políticos es igual pero después todos los votan”, resume Santiago Del Moro, y en su mirada, como en “Intratables”, señala con claridad el vínculo entre farándula y política.