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Policiales |TERROR EN PARQUE SAN MARTÍN

Pelea a la salida de un colegio, con un chico muerto y otro herido

Tienen 15 años y fueron apuñalados. Está preso un menor de 14. Va a la misma escuela y salió con la novia del fallecido

27 de Septiembre de 2014 | 00:00


Un chico de 15 años fue asesinado de un puntazo en el corazón cuando todavía no eran ni las 2 de la tarde y disfrutaba del calorcito junto a un amigo en el Parque San Martín. El menor con el que estaba también fue lastimado, aunque se salvó y permanece internado, en un caso por el que fue demorado un adolescente que tiene un año menos que la víctima fatal. Habría actuado junto a otro chico que escapó en una bicicleta, llevándose la mochila del joven que sobrevivió al ataque.

Con este hecho ya son seis los crímenes ocurridos en la Ciudad en los últimos nueve días (ver aparte). En relación al móvil del de ayer circularon varias versiones, aunque por lo que contó el chico que está internado habría sido a consecuencia de la combinación de cuestiones personales y el robo de las pocas cosas que podían tener dos pibes que acababan de salir de la escuela.

Para el fiscal del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil que instruye la causa, es probable que el homicida haya “premeditado cuidadosamente” el crimen. Por si no quedó claro antes, el acusado de ejecutarlo tiene 14 años.

AL LADO DE LAS HAMACAS

Fuentes policiales confirmaron que todo se desencadenó alrededor de las 13.40 de ayer, cuando Mariano Bedoya, de 15 años, y su amigo de la misma edad -al que se lo identificará como Nahuel-, charlaban sentados cerca de las hamacas del Parque San Martín, en 23 y 51.

“Un rato antes habían salido de la escuela de 22 entre 48 y 49 (la secundaria Nª 13) y estaban conversando”, contó un jefe policial, confirmando que en ese momento aparecieron otros dos jóvenes de edades parecidas.

Según la misma fuente, uno tenía un palo en la mano y el otro una madera con una hoja de acero en la punta, algo así como una “tumbera” (arma blanca de fabricación casera).

Mariano y Nahuel reconocieron de inmediato a uno de los recién llegados, ya que -agregó el vocero- “va al mismo colegio que ellos, pero en el turno tarde”. Esto quiere decir que a esa hora debía estar en el aula.

Por lo que contó el menor que está internado, ambos adolescentes “fueron directamente a atacarlos” a golpes y puntazos.

Mariano recibió un profundo corte en el pectoral izquierdo, a la altura del corazón, y cayó boca arriba. Murió en segundos. Su amigo quedó tendido por los golpes, circunstancia que los agresores aprovecharon para quitarle su bicicleta y la mochila en la que no tenía otra cosa más que útiles. A Bedoya no le sacaron nada: en realidad, lo único de valor que llevaba era su celular, que la policía encontró en un bolsillo del equipo deportivo que vestía.

Los atacantes escaparon en las dos bicicletas en las que habían llegado y con la del chico lesionado, pero justo en ese momento Nahuel se levantó y corrió hacia la calle en busca de ayuda.

Una automovilista frenó justo antes de embestirlo y lo ayudó mientras el chico gritaba y perdía sangre de la herida que le abrieron en el estómago.

El conductor de otro coche que vio las corridas y escuchó los gritos salió en persecución de los atacantes, que, al advertirlo, se descartaron de la bicicleta robada y siguieron con las suyas. Para entonces, varios llamados al 911 daban cuenta de lo sucedido, por lo que los patrulleros del Comando de Prevención Comunitaria se dirigían a la escena.

Uno de esos móviles no tardó demasiado en encontrar a uno de los presuntos homicidas, guiado por el mismo automovilista que lo persiguió cuando se alejó del compinche. Fue en 44 y 147. Se trata del chico de 14 años que concurre a la misma escuela que las víctimas y al que señalan con el rol protagónico.

No tenía la mochila robada ni el arma blanca que terminó con la vida de Mariano, pero lo complican varios testimonios, entre ellos el de Nahuel y el de la novia de la víctima fatal, que hasta hace un tiempo había sido la suya.

Esa chica se acercó a la escena y lloró sin consuelo a metros de donde peritos, policías de la DDI y Juan Benavídez hacían su trabajo. Este fiscal del Joven debe resolver cómo sigue la situación procesal del imputado (ver página 25). Los detectives, en tanto, secuestraron las imágenes de cámaras apostadas en las inmediaciones.

“Era un buen pibe, no hacía nada mal. No lo puedo creer. Me dijeron que fue por un robo, esto es difícil de vivir”, comentó Víctor, un amigo del chico que yacía tendido boca arriba, detrás de un biombo, inerte sobre el pasto.

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