Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Séptimo Día |LITERARIAS

Una ficción de Hubbard en la que el suspenso roza lo siniestro

5 de Octubre de 2014 | 00:00
Una ficción de Hubbard en la que el suspenso roza lo siniestro

Por MORA CORDEU

En la novela La colmena de cristal, P. M. Hubbard indaga en la determinación que impulsa a un coleccionista fanático a obtener la pieza de sus desvelos, en este caso una antigua tazza veneciana del siglo XVI que el protagonista desea poseer a cualquier precio sin importar las consecuencias, un relato donde el suspenso crece sin aviso en un escenario despojado, típico de la campiña inglesa.

Recién publicado por La Bestia Equilátera, con traducción de Ernesto Montequin, el libro nos sumerge en la literatura de este novelista británico que escribió su obra entre 1963 y 1977, ambientada en lugares remotos, muchos rurales, con casas solitarias, en las que habitan personajes que se mueven como piezas de un intrincado juego de ajedrez.

En esta novela no faltan estos ingredientes, aunque la estrella de la ficción es una tazza del veneciano Giacomo Verzelini -”el milagro de su creación está casi superada por el milagro de su supervivencia”-, un objeto deseado por un coleccionista, quien vio la fotografía de la misma -publicada en la revista Cristal Antiguo-enviada por otro coleccionista, que murió de muerte natural sin revelar el lugar donde sacó la foto.

A partir de ahí, el protagonista de “La colmena de cristal”, Johnny Slade, nos introduce paso a paso en ese universo peculiar, regido por la obsesión, aunque a esto se suma el interés de algunos por su alto valor económico lo que suma la codicia al afán de posesión: un coctel explosivo que Hubbard gota a gota revela al lector.

“Pasé delante de la vidriera, atestada de objetos de toda laya. Sentí un leve mareo y supe que en mi sien derecha había empezado a latir una vena. Es bastante extraña, esta pasión de coleccionista”, dice Slade en el capítulo uno del libro.

Una reflexión lanzada antes de saber la existencia de la célebre tazza cuya ubicación lo llevará a una tarea detectivesca hasta dar con el lugar, Dunstreet, en el que presume puede llegar a encontrarla.

“El campo se veía verde oscuro y achaparrado. Había pasturas y algo de maíz en los terrenos más altos, pero los árboles llenaban todas las hondonadas, como si los hubieran derramados sobre ellas; de hecho, eso había ocurrido, cuando estaban en estado embrionario”, cuenta el escritor al referirse a ese imaginario lugar, que no figura en el mapa de Inglaterra.

Cada movimiento en la novela, tiene su correlato con otro que sigue de inmediato, en algunos casos se anticipa, mientras el escenario comienza a llenarse de a poco de otros personajes sin los cuales la trama perdería consistencia.

Así es como irrumpe Claudia James, una mujer impactante, que causa una gran impresión en el coleccionista, no solo por su belleza sino también por su apego a las subastas. Una mezcla de curiosidad, impulsada por su búsqueda y una carga erótica implícita desde el vamos entre los dos, se incorporan a las pasión que despliega el protagonista por la tazza inhallable.

También, se instala un clima donde un peligro innominado acecha, en el que la violencia se desata de golpe, como un ciervo incrustado de golpe en el automóvil de Johnny, y la reacción intempestiva de Claudia frente a un perro en el intento de hacerse de la presa.

“El perro bajó la cabeza, pero no retrocedió. Entonces ella giró, se agachó y recogió algo del suelo. Lo balanceo en el aire y vi que era una asta entera, arrancada casi desde la raíz. Había sangre en la punta rota. (...) las puntas del asta se clavaron en la cara del animal que soltó un chillido de dolor y se dio por vencido”, describe Hubbard en un giro que muestra el lado oscuro de la mujer.

Una oscuridad que va impregnando la novela, los personajes y la vieja casa donde habita una mujer anciana, ciega -que es tía de Claudia- y su acompañante sorda -Coster-, y otras sombras que rondan al protagonista, convencido de que el objeto de su deseo está en ese sombrío lugar.

La sangre, la muerte, rondan la búsqueda de Slade, cuya mente analiza múltiples alternativas -sin descartar ninguna- para conseguir aquello que lo obsesiona y no lo deja retroceder en su propósito hasta el final.

Philip Maitland Hubbard (1910, Berkshire, Inglaterra - 1980, Dorset Escocia). Asistió al Jesus College en Oxford y se convirtió en un estudioso de los clásicos. Después entró en el Servicio Civil de la India en el noroeste de la India (actual Pakistán), donde permaneció hasta 1947. A su regreso trabajó en el British Council antes de dedicarse completamente a la literatura.

Se retiró -a la costa, a la campiña- y escribió más de diez novelas en las que están presentes el misterio y la obsesión. Entre ellas se destacan Flush as May (1963), The Holm Oaks (1966), High Tide (1971), The Dancing Man (1971) y The Causeway (1976). La colmena de cristal fue publicada por primera vez en Gran Bretaña por Michael Joseph en 1965.

LA COLMENA DE CRISTAL
Autor: P.M.Hubbard Editorial: Ka Bestia Equilátera Páginas: 272

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $1870

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2880

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $1870.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla