Una cuestión de piel

Por WALTER EPISCOPO

La lluviosa noche del jueves 6 de octubre de 2011, Pedro Troglio terminó de decirle “sí” a la dirigencia de Gimnasia. Solo 48 horas antes el Lobo perdía con Instituto 1-0 y Osvaldo Ingrao renunciaba tras los primeros 9 partidos en la B Nacional. La situación era complicada, estaba entre los últimos puestos y el promedio estaba flaco.

Troglio el viernes 7 bien temprano enfiló por el camino arbolado que conduce a Estancia Chica y sintió que nunca se había ido. Pero sí, habían pasado 4 años y medio, había salido campeón en Paraguay. Era otro técnico, con más kilómetros en el lomo, pero jamás se olvidó del Bosque. Si hasta dirigiendo a otro equipo, se tatuó al Lobo en su hombro izquierdo.

Metió los pies en el barro aquella mañana fría de octubre. Llovía pero se sintió en casa. El domingo 9, la gente lo ovacionó cuando lo vio aparecer por la manga de impecable camisa. “Olé, olé, olé, olé, Pedro, Pedro” cantó el Triperío. Sería triunfo 1-0 ante Gimnasia de Jujuy, hoy es solo un dato anecdótico, aquel domingo de sol, fue como agua en el desierto.

El ascenso no se daría en esa primera temporada, pero a mediados de 2012 armaría su plantel, que un año más tarde terminó logrando el ascenso al vencer a Instituto 2-0 en Córdoba, cuatro fechas antes del final. Primera meta cumplida.

El segundo objetivo fue mantenerse en Primera, lo hizo con la misma base del ascenso. Al mismo tiempo fue promoviendo juveniles.

La campaña fue muy buena, superó los 50 puntos que se habían propuesto, clasificó a la Copa Sudamericana, y hasta se dio el lujo de llegar a la última fecha del Torneo Final con chances de título.

Ni en el 2012, 2013 ni 2014, hubo un “pero” para renovar contrato. Ya van 3 años y en estos tiempos que corren en el fútbol, hasta resulta raro que siga en su cargo, pero precisamente esto ocurre por que está firme la idea del Club de mantener un proyecto futbolístico, soñando con crecer e ir por más. Y en eso andan, Pedro y el Lobo...