Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
La Ciudad |ALUMNOS QUE SURGIERON DE LA EMBLEMATICA ORQUESTA ESCUELA

Chicos sinfónicos: de los barrios de Berisso, talentos que derriban todas las fronteras

Uno empezó a tocar el cello hace menos de 4 años y ya le ofrecieron estudiar en EE UU. Otro, a los 14 integra una orquesta semiprofesional

19 de Octubre de 2014 | 00:00

Hace apenas cuatro años, Jonathan Miranda estaba finalizando sus estudios secundarios en el industrial Albert Thomas, tenía la firme idea de seguir Arquitectura, y en su casa de Villa Montoro se entretenía tocando la guitarra “de oído”. Fue entonces cuando su hermano menor comentó en el seno familiar que quería ir a la Orquesta Escuela de Berisso, que ensayaba en la Primaria 25 del barrio El Carmen. Así la conoció Jona, quien empezó a tocar el violoncello “como un hobby”. Jamás imaginó que en tan poco tiempo se convertiría en el primer argentino en participar del prestigioso festival “Cello, an american experience” (cello, una experiencia americana) que se realiza en Minnesota, Estados Unidos, donde estuvo hasta hace días, y menos aún que un profesor que lo conoció allí le ofrecería una beca para continuar su formación en la Universidad de Michigan.

Tres años antes de que Jonathan recalara en la orquesta escuela berissense, el entonces ‘niño’ de barrio Aeropuerto Lautaro Muntian ya tocaba el trombón en la banda. Estaba en 2° grado del Normal 2, y llegó hasta el colegio de El Carmen de la mano de un amigo. Ahora, con 14 años, Lauti acaba de protagonizar un hecho “sin precedentes”. Luego de pasar por una dura prueba, fue incorporado por la Orquesta Sinfónica de Berisso, una formación semiprofesional.

Son algunos de los “alumnos emergentes”, como los define el coordinador de la iniciativa, Juan Carlos Herrero, de una experiencia que nació en septiembre del 2005 con unos pocos instrumentos e integrantes y que hoy cuenta con 400 chicos y chicas de 13 núcleos (zonas). “Emergentes” como Candela Gómez, otra joven de la camada de Jonathan que, por ejemplo, ya integra la orquesta estable del Teatro Argentino.

Y así, aquellos que tienen un “enorme potencial se multiplican” al calor del “trabajo a pulmón de prestigiosos profesores” que enseñan por amor al arte, dice Juan Carlos. El coordinador, no obstante, no olvida ni por un segundo la meta que se fijaron hace casi una década.

Tras comentar con orgullo que “el único núcleo que nos resta cubrir es Los Talas, algo que está proyectado para el año que viene”, destaca que de ese modo están por cumplir en un cien por ciento el objetivo originario de “acercar a cada niño y joven este colectivo educativo al barrio en el que viven. Esa filosofía tiñe todo el programa. Nosotros vamos a lugares donde las opciones de los adolescentes van desde una actividad no productiva, como entrenar los pulgares -resalta, en referencia a los joystick de los juegos-, hasta hacer nada, pasando por otras muy tristes y hasta dramáticas que generalmente no tienen vuelta a atrás”, enfatiza.

CRECER Y DEVOLVER

La Orquesta Escuela de Berisso está compuesta por chicos de 5 a 22 años, aunque hasta ahora no tiene una edad tope. Van alumnos de jardines de infantes, de escuelas primarias, secundarias y especiales, de un centro educativo complementario y de un centro integrador comunitario, y ahora también de clubes y parroquias. La particular experiencia se va extendiendo, y para ello cuenta con figuras “clave”, señala Herrero, como son los músicos avanzados que cumplen la función de agentes “multiplicadores” o “misioneros”, tal cual los define con una sonrisa.

Así llegó Jonathan. “Mi hermano menor, Leonel, quería aprender a tocar un instrumento y le preguntó por la orquesta a una amiga, Cynthia, que era violinista. Entonces mi mamá la invitó a casa y ella le ofreció ir con unos compañeros a interpretar algunas piezas”, relata el brillante joven.

“Se organizó un concierto excepcional en una casa. Y es que Cynthia hacía un gran trabajo como multiplicadora”, narra Juan Herrero, para realzar que ahora Jonathan hace lo mismo junto con otros 3 chicos en el Club Atlético City Bell, para una población vulnerable que está lejos de los circuitos culturales.

Pero antes, Jona hizo una rápida e impresionante carrera. Luego de aquel recital casero se acercó a la Escuela 25 de El Carmen y cambió la guitarra que tocaba “de oído” por el violoncello.

“Si bien empecé Arquitectura y aprobé 1° año, en 2° empecé a aflojar porque me di cuenta que lo mío era la música”, relata.

En el verano “del 2012 al 2013 preparé el examen de ingreso a la Universidad de Lanús” recuerda. Superó la exigente prueba y actualmente cursa 2° año de la licenciatura en Música de Cámara.

La orquesta nació en 2005 con unos pocos instrumentos. Hoy tiene más de 400 alumnos

“Yo quería estudiar música de chico, pero mis padres habían llegado de Perú hacía poco tiempo y les resultaba imposible llevarme al conservatorio”, cuenta.

La orquesta escuela, a cuadras de su hogar, fue la oportunidad y el gran trampolín. Días atrás regresó de la academia de verano “Cello, an american experience”, en Minnesota, donde fue el primer alumno argentino de su fundadora, Anna Clift. ¿Cómo llegó? Por un concurso, para el que tuvo que enviar -entre otras cosas- dos videos de 15 minutos cada uno. ¿Cómo volvió? Con una invitación de un profesor de ascendencia japonesa para continuar formándose en la Universidad de Michigan.

No todo termina allí. Jonathan fue seleccionado por José Bondar, primer violinista del cuarteto de cuerdas de la UNLP, para formar una camerata.

Y hay más. Recientemente recibió una invitación para participar en el Femusc 2015 (Festival de Música de Santa Catarina) que se realizará en enero en Brasil, con el fin de “estimular el intercambio de jóvenes talentosos” en contacto con profesores y músicos de nivel internacional.

Jonathan brilla. Por su talento. Y por su ‘tremenda’ sencillez. Respetuoso, agradecido, “va a la universidad, a Estados Unidos, y seguirá creciendo, pero enseña a chicos desfavorecidos y siempre vuelve a su barrio”, subraya Juan Herrero.

El joven cuenta que la experiencia que tuvo en Minnesota la vivió “con mucha emoción”. “Fue algo totalmente nuevo para mi. Eramos 22 estudiantes de diferentes partes de Estados Unidos y el mundo que compartimos 20 días en el campus del Saint Olaf College, donde alrededor de 15 docentes de varias universidades se juntaron para instruirnos. Nunca imaginé que se formaría un grupo tan bueno y en tan poco tiempo, sumándole a ello el hecho de tener que expresarme en otro idioma. Nos motivábamos unos a otros antes de tocar en las clases magistrales, dábamos nuestras opiniones con respecto al desenvolvimiento con el instrumento, nos aconsejábamos... En verdad, fue algo muy positivo que me ayudó mucho para progresar”, relata el chico de Villa Montoro.

“NO HUBIESEMOS PODIDO”

El idioma que tuvo que manejar Jona es el que está aprendiendo Lautaro Muntian, el adolescente de 14 años que fue seleccionado para integrar la Sinfónica de Berisso, una orquesta semiprofesional. “Y es que hay organizaciones, como la Fundación Misión Católica de Taiwán, que ayudan a los chicos. Es así que Lauti está aprendiendo inglés y practicando natación por un subsidio”, cuenta el coordinador.

Pero el promisorio músico hoy recuerda que, cuando a los 7 años tuvo por primera vez en sus manos el trombón, “el instrumento era más grande que yo”. “Y más pesado”, añade su madre, Helga López, quien resalta que “somos una familia común, de trabajadores, por lo que si Lautaro no hubiese tenido la oportunidad de ir a estudiar música a la Primaria 25, de ningún modo podríamos haberlo llevado a un conservatorio”, enfatiza.

Dice la mamá del ‘pequeño que destaca entre grandes’ que “una de las directoras (de la sinfónica) me contó que en todos los años que ella está jamás vivió una situación similar”.

Lautaro, en tanto, admite que “al principio lo tomé como un hobby. Yo quería estudiar saxo, pero no había. Entonces pasé por todos los instrumentos de viento, hasta que llegué al trombón”, apunta.

Y asegura que para él, esta experiencia significa “salir de hacer siempre lo mismo, en los mismos lugares. Tengo una vida más activa y hago cosas que jamás pensé que podría hacer a esta edad”.

Mientras, 400 chicos siguen tocando.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla