Un debate que moviliza a los católicos

EL PAPA ADMITIÓ QUE EN LOS DEBATES SE PUDIERON APRECIAR “TENSIONES Y TENTACIONES” ENTRE AMBAS POSTURAS. Y ADVIRTIÓ CONTRA LA “TENTACIÓN” QUE PLANTEAN AQUELLOS A LOS QUE CALIFICÓ COMO “TRADICIONALISTAS” O “MIEDOSOS”, PERO TAMBIÉN AQUELLOS QUE DEFINIÓ COMO “DENOMINADOS PROGRESISTAS Y LIBERALES”

La necesidad de encontrar una “manera realista” para recibir a los gays en el seno de la Iglesia, y “formas” para que los divorciados puedan recibir la bendición, son ejes de las reflexiones incluidas en el documento que el Sínodo de los obispos le presentó ayer al Papa Francisco. En su espíritu, esta reunión extraordinaria dejó en claro que los gays “deben ser respetados” y planteó también “formas” para que los divorciados puedan recibir la bendición. Pero el debate no termina.

Sobre las uniones entre homosexuales, se partió de la idea de que los gays “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, pero la Iglesia aún se interroga sobre cómo encontrar un camino realista de recepción. “No se puede hablar de matrimonio homosexual porque el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer”, apunta el sacerdote local Carlos Mancuso, para quien este Sínodo no es otra cosa que “un hacerse cargo por parte de la Iglesia de ciertas patologías que padecen algunas familias”.

En cuanto a los divorciados, el Sínodo reconoció la necesidad de tomar “opciones pastorales valientes” sobre lo que se denomina situaciones familiares difíciles. De todos modos, todavía no hay conclusiones definitivas, algo que se prevé que suceda recién en el Sínodo final que se celebrará del 4 al 25 de octubre del año que viene. “Los seres humanos suelen ser conscientes de sus debilidades y aun de su culpa -dice el presbítero local Rubén Marchioni-, pero no del remedio que les ofrece la gracia y la misericordia de Dios. Puede resultar difícil aceptar las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio, el divorcio, la sexualidad humana y la castidad. Pero esta verdad trae consigo un auténtico mensaje de libertad y esperanza”.

En lo que sí parece haber una coincidencia es en la idea de que la Iglesia tiene que tener en cuenta también los valores positivos de las parejas en convivencia. Para los obispos, de hecho, la convivencia “es a menudo elegida a causa de la mentalidad general, contraria a los compromisos definitivos”, pero también por la falta de seguridad económica. Al margen de miradas progresistas o conservadoras, lo que está claro es que estos temas serán la discusión fuerte durante el próximo Sínodo, denominado “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia en el mundo contemporáneo”.