Aldo Claudio Marques

A los 56 años falleció Aldo Claudio Marques, pérdida que enluta no solo a sus familiares sino también a quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo y lo apreciaron por su tarea con las instituciones y por su don de gentes.

Fue el hijo menor de Esther Méndez y Luis Germán Marques; había nacido el 1° de abril de 1958 en La Plata y creció junto a sus hermanos Jorge, Mario y Rubén. Su formación escolar transcurrió en la Escuela N° 5 y en la Escuela Técnica Nº 8 “Juan Bautista Alberdi”.

En esa etapa cosechó a muchos de sus grandes amigos y un gran amor por Gimnasia, equipo del que fue un fervoroso simpatizante.

Luego de completar sus estudios secundarios comenzó a trabajar en la empresa SIAP y en 1980 ingresó a la Dirección Provincial de Personas Jurídicas. En los últimos años alcanzó el puesto de jefe de departamento de la oficina de Contralor.

Su trabajo, más allá de ser la forma con la que se ganó la vida de manera responsable y dedicada, fue el espacio en el que desarrolló una tarea en la que volcó muchas de sus virtudes.

Tan comprometido estuvo con diferentes instituciones y entidades que muchas lo reconocieron como un entrañable amigo y colaborador permanente.

Quienes compartieron con Aldo el ámbito laboral lo definieron como un gran compañero que siempre se hacía el tiempo para guiar o aconsejar a la nueva camada de empleados. De esa manera trataba de ayudar y compartir su experiencia para que todos pudieran cumplir de manera eficiente con su tarea. Por esa forma de ser se ganó el respeto y el afecto de sus compañeros.

Pese a ser un hombre muy casero, en su tiempo libre también solía disfrutar de las reuniones con su grupo de amigos de la infancia, la “barra de 4 y 35”.

Además mantuvo un fuerte vínculo con dos conscriptos de la clase 58 con los que Aldo hizo el servicio militar y quienes con los años se convirtieron en grandes amigos.

En el plano afectivo cumplió el proyecto de formar su propia familia junto a María Eugenia Bacigalup Vértiz a quien conoció en un baile estudiantil cuando eran dos adolescentes. El 30 de noviembre de 1984 se casaron, se radicaron en Tolosa y con los años tuvieron la felicidad de convertirse en padres de Germán Matías - 28 - y Leandro Ignacio - 22 -.

La familia constituyó el gran motor de su vida y a ella se entregó con lo mejor de sí. Fue un esposo compañero y un padre que siempre estuvo pendiente de la formación de sus hijos.

Cuando tenía oportunidad también le gustaba viajar y compartir reuniones con sus hermanos y sobrinos.

Uno de sus pasatiempos preferidos fue trabajar con la madera y, en el último tiempo, estaba abocado a la tarea de restaurar un auto Valiant porque le recordaba a uno que había sido de su padre y esperaba dejarlo igual al que había tenido la familia.