Chaqueño Palavecino: “Cumplí todos mis sueños”

MARIA VIRGINIA BRUNO

De niño fue lustrador de botas, cavó pozos, vendió agua en una mula blanca y también ofreció empanadas y leña, además de atar fardos, entre otras changas. Ayudar a Doña Estela, su madre y padre a la vez, no era para Oscar Esperanza Palavecino un sacrificio sino una elección orgullosa, cuyo recuerdo todavía hoy le infla el pecho.

Cuando su mamá murió, él tenía 17 años y la pasión por la música florecía al punto que en Salta capital pronto se hizo conocido como el cantor de “Atahualpa”, nombre de la primera empresa en la que ofició de transportista, sin dudas una señal de lo que le depararía el destino.

Hoy, convertido en el Chaqueño Palavecino y con Don Ata como uno de sus máximos referentes, disfruta con plenitud de una carrera artística de más de 30 años, que lo llevó a recorrer el país de punta a punta con el folclore, la música nacional que defiende y difunde y con la que, asegura, ha logrado cumplir todos sus sueños.

Bendecido con la posibilidad de tener trabajo y orgulloso de vestir la pilcha gaucha en cada presentación, el Chaqueño dialogó con EL DIA acerca de su presentación en el Bosque, sobre el presente del folclore en el país y los perjuicios de la piratería para los artistas, además de hacer un balance sobre su carrera y de alentar a los jóvenes folcloristas a mantener sus propias convicciones para cumplir sus objetivos.

-Otra vez en nuestra ciudad y otra vez en el Festival del Bosque...

-Sí, estamos esperando que llegue el momento de vivir la gran fiesta de La Plata. Estamos preparando unos cinco o seis temas de Don Atahualpa Yupanqui, que son algunos de los que incluirá el disco en su homenaje que estoy grabando. Además de otras canciones que la gente quiera escuchar.

-¿Cuál creés que es la importancia de este tipo de festivales?

-Es muy importante que se conserve todo lo nuestro, que se hagan festivales de esta manera y que la esencia de nuestra música nacional no se pierda. Siempre digo que a veces en festivales grandes, donde está la masa, hay que darle la oportunidad a los folcloristas nuevos, que no son conocidos, pero que tienen talento y capacidad.

-¿Cómo ves el presente del folclore?

-Folcloristas hay muchos, en diferentes partes del país, pero no todos tienen la oportunidad de ser conocidos o difundidos. Antes se defendía todo lo que era la música nacional y toda la argentinidad: el que grababa, sonaba en las radios, se hacía conocido y tenía trabajo. Pero ahora las cosas han cambiado, la distribución está difícil y los grandes sellos no apuestan tanto por el folclore. Entra mucho la música foránea, se conoce primero lo otro y de lo nuestro casi nada, por eso es importante este tipo de festivales.

-¿Cuál es tu consejo para los jóvenes artistas que quieren hacer una carrera en el mundo folclórico?

-Yo les aconsejaría que crean en lo que están haciendo, que tengan sus propias convicciones, y que traten de hacer una buena elección de los temas, que sean profundos, que digan mucho. También que conozcan un poco más el ser criollo, que tiene muchísimo que ver con esto, y ver las formas de hacer conocer su propósito, que penetre, que llegue a los hogares.

-Y una de las formas que has elegido para tu carrera es tu imagen criolla, siempre vestido de gaucho, no sólo en los shows sino en la vida...

-Es algo que se valora mucho, la gente sabe que soy yo. Hay muchas personas que no se visten de gaucho porque tienen miedo que se le rían pero es al contrario, a mí se me abren las puertas. Voy a todos lados así, al Congreso y hasta la cancha de Boca. A veces al qué dirán no hay que darle importancia. A mí la gente me respeta. Estamos defendiendo lo nuestro, nuestro espíritu. Pero vivo así, lo único que cambian son las bombachas por más anchas o más angostas, depende la ocasión. Ojalá seamos varios.

-Has ido a cantar a otros países pero nunca te interesó desarrollar tu carrera en el exterior. ¿Por qué?

-Siempre he tenido propuestas para ir a países limítrofes, realmente te reciben muy bien, con mucho público pero, sinceramente, en Argentina me sobra trabajo y no necesito irme a otro lado. Yo ya tengo 32 años de carrera y estoy tranquilo con todo lo que hice acá, soy un agradecido.

-32 años que se han pasado vertiginosamente, subiendo y bajando de escenarios, ¿te sentiste cansado o con ganas de parar alguna vez?

-A veces me siento cansado, por los viajes sobre todo, pero no te cansa lo propio tuyo, lo que hacés. Me bajo de un escenario y para subir a otro capáz estás a mil kilómetros, ando todo el tiempo. Y ahí la vida se te va pasando. Pero cumplí todos mis sueños, estuve en todos los escenarios, en todos los lugares que quería estar, no me puedo quejar.

-¿Cómo convivís con la piratería?

-Si esta hubiera sido ahora la década del 60, donde la piratería no existía, seguramente hubiera vendido millones y millones de discos. Por suerte tengo un público fiel que sigue comprando pero ya no es como antes. Ahora con la computadora lo bajan a los dos días que sale y lo venden trucho en la calle. Cuesta tiempo y dinero grabar en un estudio, por eso te da bronca y pena, nadie nos defiende en esa parte, es un tema para hacer un párrafo aparte y discutirlo bien.

-Pero aún así seguís grabando, de hecho, en este momento, estás preparando cuatro a la vez (un homenaje a Atahualpa Yupanqui, uno con Yuyo Montes, uno en vivo y el tradicional anual que sale en diciembre)

- Sí, uno tiene que seguir grabando porque un disco es un instrumento más para el artista, ya no los contás para hacer una diferencia económica, quizás ni llegues a recuperar lo que se invierte pero aún así es importante hacerlo. Yo voy a seguir grabando hasta que pueda.

-¿Cómo viviste la experiencia de entrar con el Chino Maidana en Las Vegas en su pelea con Mayweather con un chamamé hecho especialmente para él?

-Esa es una perla, que te vea tanta gente cantar un tema argentino es un honor. La argentinidad estuvo sobre el escenario ese día, tanto el himno, como nosotros, eso ha sido lo bueno, lástima que no ganó. Cantar un chamamé en el boxeo es una de esas cosas lindas que te da la vida, realmente la pasé muy bien.

-¿Qué balance podés hacer de tu carrera?

-Es toda una vida, se me han ido los años por medio de la ruta, viajando de un lado para el otro. Lo mío es ya una empresa, hay mucha gente que depende de uno, por eso me cuesta parar, por la gente que trabaja con uno, hay que trabajar para ellos. Más allá de eso, siempre tenemos ofertas de trabajo y eso es un privilegio, la parte más linda, porque te buscan como artista.

-¿Te sentís un privilegiado?

-Totalmente. Yo provoqué esto porque viene de cuna todo lo de uno, provoqué la forma de buscar el objetivo y lo conseguí en todo sentido: de hacerme conocido, de trabajar de esto, de defender mi música y hoy se ha logrado un cimiento bastante firme pero los años pasan y Dios dirá cuando se afloja o cuando se deja. Todavía tiramos bastante y me siento un privilegiado porque hay muchos que pueden ser mejores pero no tienen las ganas que yo he tenido de viajar o estar, de luchar con una música nacional en un momento en el que todo lo foráneo entraba y era la preferencia... Por todo eso me siento un luchador y he conseguido una conquista que no ha sido nada fácil pero tengo el apoyo de la gente que te llega al alma, al corazón, y eso es reconfortante.