La película prohibida expresa el calvario que sufren muchos padres tras separarse

Pocos temas resultan tan difíciles de abordar como los conflictos que suelen darse en una pareja tras su separación. Incluso cuando algún caso nos toca de cerca y uno conoce las acusaciones cruzadas …¿quién podría asegurar cuál de los dos tiene razón? Lo cierto es que en un marco legal creado para proteger a la mujer de la violencia del varón, la violencia de las mujeres contra los hombres tiende hoy a subestimarse y hasta es avalada en ocasiones por nuestro sistema judicial. Eso es precisamente lo que cuenta “Borrando a Papá”, un documental que cobró gran popularidad días atrás luego de que un juez civil prohibiera su exhibición.

Dirigido por dos mujeres y con una clara intención de denuncia, el film describe los abusos que cometen algunas madres amparadas en el concepto de “violencia de género” para impedir que sus ex maridos vuelvan a tener contacto con los hijos en común: falsas denuncias, manipulaciones, obstrucciones al régimen de visitas y otras maniobras que hoy gozan de gran impunidad cuando quien las pone en práctica es una mujer.

Pero si el tema resulta tan difícil de abordar -al punto de haber derivado en la prohibición de un film- es además porque divide aguas tanto entre jueces y abogados como entre profesionales de la salud mental, Y es que así como algunos de ellos se muestran preocupados porque hay madres que se amparan en las leyes vigentes para vengarse de su ex maridos; otros advierten de la existencia de ex maridos maltratadores que se victimizan para burlar la ley. El problema es que entre unos y otros siempre hay chicos, en nombre de cuyos derechos cada cual defiende su posición.

Con todo, el hecho es que si bien los casos de padres impedidos de ver a sus hijos sin motivo suficiente representan una minoría en relación al total, éstos existen en todas las ciudades del país y, para aquellos hombres que los sufren, constituyen un calvario tan injusto como duro de sobrellevar.

“VIOLENCIA NO TIENE GÉNERO”

Desde que “ejerce una influencia perniciosa” hasta que “tiene actitudes violentas” o “es un abusador”, hoy basta que mujer denuncie a su ex marido ante la Justicia para que éste pase mucho tiempo sin tener contacto con sus hijos. “En Argentina, el impedimento de contacto de un padre denunciado dura no menos de seis meses y puede prolongarse durante años dependiendo del grado de obstrucción que quiera imponer la mujer”, aseguran desde Tenencia Compartida, una organización de padres alejados de sus hijos con sede en nuestra ciudad.

Dado que la gran mayoría de las denuncias por malos tratos y abusos tiene un sustento comprobable, “está muy bien que la Justicia tome medidas cautelares para defender a un mujer y su hogar frente a posibles situaciones que no tienen vuelta atrás, el problema es que esas medidas suelen extenderse indefinidamente condenando a algunos hombres o no ver a sus hijos por mucho tiempo sin ninguna razón”, dice el doctor Luis Cazalla, especialista en Derecho Familiar.

A su entender, más allá de la sobrecarga de trabajo y las demoras que tiene el sistema judicial, “existe hoy entre muchos funcionarios e instituciones un claro prejuicio en contra del hombre. En lugar de investigar la denuncia para buscar una prueba que sustente el impedimento de contacto con los hijos, al hombre se lo presume culpable obligándolo a probar que no lo es, lo que ha llevado a que algunas mujeres se aprovechen de la situación”, sostiene Cazalla, quien llama a “combatir la violencia de género sin crear nuevas víctimas”, porque “al final el remedio es tan malo como la enfermedad”.

“Un mismo acto de violencia es evaluado hoy por la Justicia en forma distinta si lo denuncia un hombre que si lo denuncia una mujer. Al hombre no se le cree. Creerle al hombres resulta mucho más difícil porque es políticamente incorrecto sacarle los hijos a una mamá. El sistema funciona así, ya no en base a pruebas sino a una ideología de género, lo que resulta muy grave porque viola el principio constitucional de igualdad ante la ley”, sostienen desde Tenencia Compartida al señalar que “la violencia no tiene género: la ejerce tanto el hombre como la mujer”.

“Un mismo acto de violencia es evaluado hoy por la Justicia en forma distinta si lo denuncia un hombre que si lo denuncia una mujer. Al hombre no se le cree porque es políticamente incorrecto sacarle los hijos a una mamá

Lo mismo señala el director de Asistencia a la Víctima del INADI, Julián Díz Bardelli, con respecto al criterio de tenencia establecido por el actual Código Civil. “En caso de separación por sentencia, los menores de 5 años quedan hoy automáticamente a cargo de la madre salvo casos excepcionales que afecten el interés de los niños, y esto es una norma discriminatoria porque parte de la idea de que la mujer es siempre más idónea para cuidar a los hijos que el varón”. Es así que para criar a sus hijos tras un divorcio conflictivo, “hoy el varón no sólo tiene que demostrar su idoneidad sino atacar la idoneidad de la mujer”.

CASO POR CASO

“Muchas veces el impedimento de contacto con los hijos tiene que ver con una situación no resuelta (de ese adulto), con la necesidad de perjudicar al otro progenitor. En algunos casos se ven trastornos de personalidad graves que generan mucho daño. A veces se reconoce que las denuncias son falsas, pero el otro queda privado del vínculo porque nunca fue investigado adecuadamente y tampoco hay sanción para el que denunció algo que no era verdad”, explica la psicóloga e investigadora del CONICET Glenda Cryan en el documental “Borrando a Papá”.

Lo cierto es que aunque constituye la expresión más seria del fenómeno, la falsa denuncia no es la única maniobra que algunas mujeres aplican para obstruir el vínculo de sus ex maridos con los hijos tras una separación. Muchas organizaciones de padres se quejan también de que las violaciones al régimen de visitas hoy se realizan con total impunidad cuando quien las comete es la mujer.

“A pesar de que existe una ley que establece penas para los que impiden el contacto de menores con sus padres no convivientes, hoy quienes cometen ese delito no tienen ningún problema en reconocerlo abiertamente porque saben que no van a ser procesados ni condenados por ello”, aseguran desde la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos.

En cualquier caso, como señala la profesora en Ciencias de la Educación Julia Zafra, “régimen de visitas e impedimento de contacto no son más que las armas que utilizan ambos miembros de la pareja para ganarle al otro perdiendo, con los sentimientos que genera esa lucha, la capacidad de percibir el sufrimiento del hijo y el daño colateral producido en otros miembros de la familia privados del contacto con él”.

Por eso que frente a una problemática tan delicada que convierte muchas veces a los hijos en rehenes de una venganza personal, “resulta fundamental que los profesionales que deben velar por el bienestar de los chicos no se impregnen de prejuicios de género -sostiene la especialistas en Psicología Jurídica Marta Provenzano-: hay que evaluar caso por caso y no por las generalidades de la Ley”.