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Jerusalén en vilo por la tensión entre israelíes y palestinos

31 de Octubre de 2014 | 00:00
UNA MUJER PALESTINA INCREPA A UN POLICÍA ISRAELÍ EN LA CIUDAD VIEJA DE JERUSALÉN
UNA MUJER PALESTINA INCREPA A UN POLICÍA ISRAELÍ EN LA CIUDAD VIEJA DE JERUSALÉN

Jerusalén vivió ayer una jornada de máxima tensión luego de que la policía israelí matara a un palestino sospechoso de haber atentado el miércoles contra un rabino ultranacionalista. Tras la muerte del palestino, manifestantes que protagonizaron disturbios fueron dispersados y el gobierno israelí ordenó cerrar por primera vez en 47 años la mezquita de Al Aqsa, la tercera más importante para el Islam.

Luego de meses de violencia en Jerusalén, el cierre total de la venerada mezquita dentro de la Ciudad Vieja desató de inmediato la ira del presidente palestino, Mahmud Abbas, quien en un comunicado calificó la decisión como “una declaración de guerra” y recordó que “Jerusalén y los sitios sagrados musulmanes y cristianos son una línea roja que no debe ser tocada”, según publicó la agencia de noticias palestina Maan.

Horas después, el gobierno israelí, que acusa a Abbas de incitar a la violencia por haber llamado a los palestinos a defender a Al Aqsa, informó que el cierre era sólo temporal y que tenía como único objetivo “preservar los lugares sagrados”. Prometió que sería levantado en las próximas horas para que mayores de 50 años y mujeres puedan rezar hoy viernes, el día sagrado para el Islam.

Sin embargo, el cierre de Al Aqsa desató una ola de rechazo palestino y despertó temores de un conflicto mayor entre israelíes y palestinos, cuya enemistad se agravó este año tras el colapso de una nueva ronda de negociaciones de paz, en abril, y por la drástica ofensiva israelí contra Hamas en la Franja de Gaza, en julio.

Para los palestinos, la visita en septiembre de 2000 del entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, a la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la sagrada Al Aqsa, fue el detonador de la llamada segunda intifada, el levantamiento armado en contra de la ocupación que en cinco años dejó más de 3.200 palestinos y más de 800 israelíes muertos, según la ONG israelí B’tselem.

La Explanada de las Mezquitas, que los israelíes identifican como el Monte del Templo, está gestionada por un Awqaf Islámico -una autoridad contemplada por la ley islámica que conserva y administra una propiedad-. Este Awqaf Islámico está controlado por la vecina Jordania, según el acuerdo de paz que este país firmó con Israel en 1994. Allí sólo pueden rezar los musulmanes, y desde hace años Israel sólo permite el ingreso de mujeres, niños y personas mayores.

“Es la primera vez que este lugar sagrado está cerrado para los que rezan. No podemos entender esta escalada de las autoridades israelíes contra nuestros lugares sagrados. Es un paso muy peligroso que sólo agrega nafta a la hoguera que comenzó a arder en la ciudad vieja”, advirtió el jeque y director del Awqaf, Azam Tamimi.

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