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“Con los judíos hay un prejuicio que viene del túnel del tiempo”

Daniel Muchnik acaba de publicar un libro que describe el avance del horror nazi sin que los países de Occidente se comprometieran efectivamente a evitarlo. En el texto, indaga sobre las razones que posibilitaron la expansión del antisemitismo a nivel mundial entre 1930 y 1940. En esta entrevista, describe el derrotero histórico de los judíos y ensaya algunas explicaciones

2 de Noviembre de 2014 | 00:00
DANIEL MUCHNIK
DANIEL MUCHNIK

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Daniel Muchnik es un intelectual crítico. Tanto, que advierte de entrada que no le gustó el título de su último libro, que una editorial englobó como “El rechazo mundial a los judíos”. Pero este licenciado en Historia dice que lo correcto hubiera sido precisar desde la tapa que la obra abarca el período 1930-1940, que es cuando comenzó a avanzar la aplanadora nazi sobre la vieja Europa.

Durante 180 páginas de minuciosa escritura, Muchnik indaga los motivos por los cuales los países de Occidente pusieron entonces todo tipo de excusas y trabas para recibir a inmigrantes judíos que escapaban tempranamente de la masacre. El disparador del texto es el rotundo fracaso de una conferencia diplomática que tuvo lugar en 1938 en Francia por iniciativa de Estados Unidos.

En la ciudad de Évian-les-Bains, embajadores y cónsules de unos 15 países –incluida la Argentina- abordaron la dramática situación de los judíos alemanes, checoslovacos y austríacos perseguidos por el régimen liderado por Adolf Hitler. Pero increíblemente hicieron a un lado todos los valores éticos y humanitarios y rechazaron en bloque el socorro a cientos de miles de personas.

“Fíjese la historia, qué interesante. Lo que nos parece extraño ahora era un modo de ver el mundo entonces”, comenta Muchnik en su departamento del barrio porteño de Belgrano, donde recibió a EL DIA para hablar sobre el antisemitismo y sus razones, que vienen –según dice- “del túnel del tiempo”. Desde la acusación por la muerte de Jesús, hasta los “mitos de la Edad Media”.

¿Por qué surge el odio a los judíos?

Hay muchas razones. En primer lugar la Iglesia católica involucra a los judíos en la muerte de Jesús, pero es una ´sanata´ porque más judío que Jesús no hubo. Luego estuvieron los mitos de la Edad Media: allí, habida cuenta de que les prohibían trabajar la tierra, se dedicaron al comercio para poder sobrevivir. Otros se dedicaron al prestamismo.

Antes habían sido expulsados de Israel…

Sí, por los ejércitos romanos, que los obligaron a huir hacia el Mediterráneo. Ese sitio fue copado por los árabes, pero el comercio lo hicieron los judíos, que se convirtieron en intermediarios porque tenían parientes en Oriente. Ahí inventaron el pagaré, la letra de cambio y comenzaron a enriquecerse. Con el paso de los siglos empezaron a prestarle a los señores feudales y a los reyes.

¿Eran más cultos?

Los judíos necesitaban saber leer y escribir para leer la Torá, los textos religiosos. Y eso provocó una distancia abismal entre los que sabían leer y el campesino analfabeto. Sabían varios idiomas, alemán, francés, castellano. Eso produjo una gran bronca. Además eran los cobradores de impuestos: más resentimiento que con esa actividad, no se puede provocar.

¿Eran protegidos de los reyes?

Claro, porque eran sus prestamistas. Pero en realidad, con los judíos hay un prejuicio que viene del túnel del tiempo, contra una minoría que tuvo que sobrevivir en medio de todas esas situaciones.

¿Por qué reapareció el antisemitismo tan marcadamente en el siglo XIX?

Le dieron cabida los nacionalismos, a nivel imperial. Eso se expresó en la política, la literatura y volvió a traer el odio a los judíos, por su condición de ´pueblo enemigo´. Esto deriva en el racismo de la segunda mitad del siglo XIX. Así que cuando Hitler fue a estudiar a Viena, aprendió muy bien el lenguaje antisemita. Había un alcalde que propuso echar a los judíos y si era posible, matarlos.

El discurso nazi fue violento. ¿Por qué prendió?

Resulta que los políticos que firmaron el Tratado de Versalles, por el cual Alemania se rindió y terminó pagando una indemnización que hizo que el pueblo se muriera de hambre, fueron políticos judíos. Eso es lo que adujeron los militares, cuando en realidad fueron ellos los que perdieron la Primera Guerra. A eso se agregó Hitler con toda su dosis de antisemitismo.

¿Pero los judíos alemanes no eran los más integrados de Europa?

Tanto que 10.000 de ellos fueron condecorados como héroes de la Primera Guerra. Aunque hubo una situación terrible: en los años ´20 y ´30 muchos judíos polacos quisieron encontrar refugio en Alemania, pero los judíos alemanes pidieron que no entren más. Decían que el antisemitismo era a causa de los polacos. Al judío alemán se le llama “ieke”, por el jaquet. Se vestían como ricos.

Mientras tanto, Hitler avanzaba…

Anexó Austria y después Checoslovaquia. Francia estaba aterrorizada, Gran Bretaña con su imperio hecho pomada. En Estados Unidos había una fuerte corriente neutralista. Hitler era un loquito con gran poder de seducción, un orador extraordinario. Ya se dirimía qué proyecto iba a perdurar, el fascismo-nazismo o el comunismo-socialismo. Eran dos mundos en choque.

¿Y en la Argentina qué pasaba?

Había un nacionalismo que se volvió ´musoliniano´, de la mano de (José Félix) Uriburu. En el ‘38 los nazis hicieron un acto en el Luna Park donde estuvieron muchos políticos argentinos, conservadores y (radicales) antipersonalistas. En la Argentina había un clima nacionalista y Pro Eje, pero lo que no se admitía era que defender a (Benito) Mussolini era defender a Hitler.

En ese contexto nació el peronismo…

Sí, en esta historia tenemos que meter a (Juan Domingo) Perón, sin falta. Loris Zanata, un historiador italiano, habla del proyecto peronista católico. El golpe del ’43 fue dado por el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) del cual Perón era secretario. Antes, había estado varios años en Italia. Y además, el Ejército argentino había sido entrenado por los alemanes.

La neutralidad argentina en la Segunda Guerra fue entonces una consecuencia lógica, pero el antisemitismo era un fenómeno mundial…

Era tal el grado de antisemitismo en el mundo, que (Estados Unidos y los aliados) no querían que la gente creyera que era una guerra para defender a los judíos. Porque podía ser un argumento para los nazis, que los acusaban de defender a los financistas norteamericanos.

¿Qué lo llevó a escribir sobre esta historia?

Yo no soy judío militante, sino ateo, aunque tengo un profundo respeto por mis antepasados. Este era uno de los temas que se hablaba en mi familia, que en 1893 se asentó en Entre Ríos proveniente de lo que ahora es Moldavia, al norte de Rumania. De allí los nazis se chuparon a todos los Muchnik. Pero al empezar a escribir, también pensé en las nuevas víctimas de este mundo, como lo son los africanos que buscan comida y refugio en Europa.

¿Encontró alguna explicación razonable sobre la maldad del nazismo?

Creo que todos nos seguimos preguntando cómo la naturaleza humana pudo llegar a eso. Hay filósofos contemporáneos que están analizando el tema de la maldad en el ser humano. El que se ocupó mucho de eso fue (Immanuel) Kant en su momento. Ahora hay un libro formidable, que es de Tzvestan Todorov y se llama “Frente al límite”. Explica hasta dónde llegó al hombre.

¿Tuvo la posibilidad de viajar a Alemania?

Sí, en cuatro oportunidades. En una de ellas visité lo que fue el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich. A la noche me dieron unos dolores de muela infernales. Y al día siguiente no me sacaron una muela, sino dos. Había apretado tanto los dientes, por la impresión y la crispación que me dio el horno crematorio, que lisa y llanamente se rompieron.

¿Estudió la reacción de las víctimas del nazismo?

Primero hay que decir que los judíos no fueron las únicas víctimas. También lo fueron los homosexuales y los gitanos. Pero en cuanto a los judíos, estaba el ortodoxo que decía ´esto lo decidió Dios’. También los judíos pasivos, que tenían miedo de provocar a los nazis. Y los judíos socialistas, que quisieron determinar su propia forma de morir. Esto lo describió bien Primo Levi.

¿Cuál considera que es la situación del antisemitismo en el país?

En la Argentina queda antisemitismo. Está larvado, aparece en cualquier momento. Está en las canchas de fútbol, en las fuerzas de seguridad. No se conocen militares con apellidos judíos. La Cancillería fue un reducto antisemita total, el más consagrado. Aunque la colectividad judía se achicó notablemente, ya que hay una gran cantidad de matrimonios mixtos.

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