Karla, la chica que no puede parar de leer

Karla Vallejos va a la escuela del barrio. Y juega en el barrio. A la maestra, con sus vecinas más pequeñas. O a la mancha. A veces incluso se entrevera en un partido de fútbol con los chicos.

“Por suerte, todas esas cosas que se perdieron, ella las conserva”, dice su mamá, María Vallejos, quien no disimula su orgullo de que su hija de 11 años sea “muy dada, atenta y simpática, pero a la vez muy inocente todavía”.

Lo que también conserva Karla es aquello de “primero la escuela”.

“Se dedica únicamente al colegio. Es que le encanta. Desde primer grado le gustó”, relata María. Y esa dedicación se tradujo en boletines brillantes. Como el de este año, el último de primaria. Es por ello que en un mes egresará de la Escuela N° 71 como abanderada, con un promedio general de 9,83.

Va al turno tarde, momento en que su mamá aprovecha para trabajar en casas de familia. Pero las mañanas de Karla, como las noches, suelen transcurrir en su pieza, donde “está continuamente leyendo, y revisando y corrigiendo las carpetas. Las mantiene impecables”, cuentan de la mejor alumna de la escuela de 140 entre 49 y 50.

¿Lee novelas? Dicen quienes conviven con la abanderada que “ahora empezó a leer una, de terror”, pero aclaran que “se la pasa leyendo los manuales de la escuela, y releyendo los trabajos que hace en clase; son las once de la noche y hay que decirle que apague la luz y se duerma porque sigue. Su dedicación es total”, afirman.

Desde ya que no se le cruza por la cabeza faltar a clase. Este año tuvo que ausentarse dos veces y “se puso a llorar, no lo soporta”, dice María, sonriendo. Y cuando se le pregunta qué le gustaría ser cuando sea grande responde “maestra jardinera”. Pero aún tiene un camino largo por recorrer. El del secundario, que “probablemente” lo haga en la Escuela 10 de diagonal 73.

Hermana de Gonzalo, de 7 años y alumno de segundo grado en la Escuela 71, y de la pequeña Sofía, de un año y medio, Karla vive con su mamá y su pareja a cuatro cuadras de su gran pasión: el colegio. El del barrio. Donde juega y se divierte como “las chicas de antes”.