Plaza San Martín: tres nombres, el padre de la patria y una pelea de tiempos olímpicos

Desde sus comienzos fue el lugar elegido por los primeros platenses para sus paseos y reuniones sociales. Llamada primero Plaza de la Legislatura, luego Primera Junta y, desde 1913, finalmente como se la conoce hoy, la plaza San Martín se levanta entre las calles 50, 54, 6 y 7.

Sobre calle 50 se encuentra el Pasaje Dardo Rocha, sobre la calle 6 la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y sobre calle 7, el histórico Palacio Legislativo.

Nació en 1882, dividida en tres secciones por las avenidas 51 y 53, y en 1887 se inauguró en uno de sus laterales la Estación 19 de Noviembre del Ferrocarril del Sud. El arbolado y los espacios verdes llegaron más tarde, y en 1897 se colocaron los primeros juegos infantiles.

Aunque Dardo Rocha pretendió fundarla como “Plaza Bernardino Rivadavia”, el ala correspondiente a la vieja Estación -hoy Pasaje Dardo Rocha- era llamada “Plazoleta del Ferrocarril”, y la franja central era conocida como “Plaza de la Legislatura”.

En 1901, por ley Provincial, se levantó allí el Monumento a los Hombres de la Primera Junta. Eran 9 esculturas de mármol compradas en Florencia y realizada por el maestro escultor Pietro Costa, para un proyecto que finalmente nunca no se llego a realizar, y se emplazaron en un complejo estatuario con los miembros del Primer Gobierno Patrio, un Torreón central con la esfinge de La Libertad en un principio y en otra reforma años después, un bronce alegórico de la Patria, obra del escultor A. Giovanola sobre un Obelisco truncado de orden Jónico. Así, como se dijo, tomo el nombre de Plaza de la Primera Junta.

Este monumento fue muy criticado por la “falta de gracia y estética”, diciendo la voz popular que en vez de una plaza parecía “un cementerio”. Por ley promulgada el 21 de abril de 1913, se autorizó al Poder Ejecutivo a desarmar el conjunto estatuario y se distribuyó así cada escultura en las distintas plazas de la Ciudad, para evitar que se extraviaran. Se proyectó entonces la construcción del Monumento a José de San Martín, y por ley 3469 se eligió esta plaza para emplazarlo, olvidando que, al fundar la ciudad, Dardo Rocha ya había previsto honrar al Libertador con un parque de ocho manzanas que hoy también lleva su nombre.

Los espacios verdes, a través de su forestación, operan como pulmones de las áreas centrales urbanas, oxigenando la ciudad, mitigando los efectos del ruido y brindando un componente paisajístico y estético al ambiente urbano

El 25 de abril de 1914 el Presidente Victorino de la Plaza inauguró el monumento a San Martín que se encuentra en el centro de la plaza. En ese momento, se eligió renombrar al lugar “Plaza General San Martín”.

En 1932 se erigió en la esquina de 6 y 50 un obelisco como homenaje a los ingenieros que participaron del trazado y construcción de la ciudad. Además, es bueno recordar que la estatua que se eligió para distinguir la plaza y homenajear al padre de la patria es una réplica de la existente en Boulogne-sur-Mer, ciudad francesa que vio morir a San Martín. Su autor fue el escultor francés Enrique Emilio Aullard.

Otro de sus valores lo representan la glorieta que desde 1913 se levanta hacia el lado de la calle 54 y la histórica escultura de Los Luchadores, llegada a nuestra ciudad en 1915. Lo correcto, en realidad, es hablar de las esculturas y no de una, ya que originalmente fueron colocadas de manera individual, una en la esquina de 7 y 50 y la otra en 6 y 50. Ambas estatuas, talladas en mármol de Carrara, sufrieron roturas y actos vandálicos a lo largo del tiempo, por lo que en 1998 se encargó su restauración a un grupo de artistas plásticos de la facultad de Bellas Artes platense encabezada por Ricardo Dalla Lasta.

Tras la finalización de esos trabajos, ambas esculturas fueron colocadas juntas, enfrentadas, sobre una misma base de mampostería a la vera de un sendero interno de la plaza que va hacia la calle 50. Se trata de copias de esculturas realizadas hacia el año 1800 por Antonio Canova, un escultor y pintor neoclásico veneciano que vivió entre 1757 y 1822 y que se encuentran en los Museos Vaticanos. Las copias realizadas por un artista cuyos datos no se conocen, estaban destinadas a Francia según se cree, pero Dardo Rocha logró adquirirlas en 1914 para ser traídas a La Plata. Las figuras representadas también han sido denominadas, según las épocas y los distintos lugares como los “pugilistas”, los “boxeadores” y, desde luego, los “luchadores”. De todos modos, ninguna de esas definiciones es correcta. La máxima rigurosidad obliga a denominarlos los “pancracistas”; es decir, contendientes en un deporte de lucha de la antigua Grecia denominado “pancracio”, una suerte de combinación de boxeo y lucha y que formaba parte de las disciplinas por las que se competía en los primitivos juegos olímpicos. En la escultura de la Plaza San Martín, el que tiene un brazo izquierdo levantado ofreciendo el costado de su cuerpo es Creugas, representante de Epidamnos y su oponente, a punto de lanzar un golpe es Damoxenos, proveniente de Siracusa. Ambos se enfrentaron en los juegos olímpicos del año 400 A. C. El combate duró horas y como antes de la puesta del sol no había un vencedor, según las reglas, uno debía golpear al otro por turno pero quien recibía el ataque debía ponerse en la posición que su rival le indicara. El primero en golpear fue Creugas, quien le hizo bajar los brazos a su contendiente para asestarle un puñetazo en la cara. Damoxenos aguantó el golpe y seguidamente hizo que Creugas ofreciera su flanco izquierdo levantando ese brazo, a raíz de lo cual lo golpeó ilegalmente con los dedos extendidos debajo de las costillas hundiendo su mano cruentamente en el abdomen y matando así a su rival.