Plaza Yrigoyen: rampas y desniveles para un escenario que se hizo novela

Con una fisonomía que fue cambiando varias veces con el correr de los años, la Plaza Yrigoyen se encuentra en el cruce de las avenidas 19 y 60 y la diagonal 75. Su primera denominación fue la de “Plaza Alsina”, impuesta en 1901 para homenajear al ex gobernador de Buenos Aires, Valentín Alsina. En 1975 se le dio el nombre de Plaza Alsina a la ubicada en 1 y 38 y así la de la avenida 60 pasó a llamarse Yrigoyen, en homenaje al dos veces presidente de Argentina.

En el centro de la plaza resalta una gran glorieta circular con columnas de hormigón, mientras que en uno de sus lados está instalado un reloj solar. Si bien su creación se remonta a fines de los años veinte, en tiempos en que la Ciudad ya crecía de manera vertiginosa, sus dos grandes remodelaciones deben ser fechadas en las décadas de 1970 y 1990. El 9 de agosto de 1992 fue construido el busto a Yrigoyen, pero tras ser destrozado en 1998 sólo quedó un monolito. El cambio más rotundo, sin embargo, ocurrió en los años setenta, cuando el gobierno de facto decidió llamativamente sobrecargar este paseo con mucho más cemento que el proyectado originalmente, tanto que el estrambótico diseño de rampas y desniveles que fue planteado por el gobierno militar fue usado, tiempo después, como inspiración y escenario para “Los chicos desaparecen”, novela del escritor platense Gabriel Báñez traducida al francés y llevada luego al cine por el director Marcos Rodríguez y los actores Lorenzo Quinteros y Norman Brinski. En esa novela, la historia transcurre precisamente en la plaza Yrigoyen y en sus rampas y desniveles proyectados por el gobierno militar.

En el libro “Valoración del patrimonio cultural”, María Cristina Domínguez detalla que el diseño actual del paseo “conserva la doble simetría en la continuidad de las diagonales 74 y 75 y el nodo central. Se ha desmaterializado la simetría biaxial de los ejes ortogonales, manteniendo, solamente, el eje de la avenida 60 en el sector sudoeste. Distintas pérgolas arriban a una glorieta que enmarca la fuente central con cuatro columnas”.