En 4 y 44 están cansados de los cortes y el caos de tránsito

Aunque muchas veces pase desapercibida, la esquina de 4 y 44 tiene ya una larga historia que comprende un capítulo propio en lo que a complicaciones de tráfico se refiere. La presencia de ciertos factores en la zona contribuyen a crear una situación peculiar que para los vecinos y comerciantes de la zona “es insoportable”.

En un día cualquiera, la angosta calle 4 debe lidiar con los autos en doble fila intentando dejar y recoger a los chicos en los colegios que ocupan la manzana de la esquina de 4 y 44, dificultándose más el tránsito con la presencia de las camionetas y camiones de transporte de mercadería de los varios negocios mayoristas que tienen sus asientos en la zona.

No es para menospreciar tampoco la gran afluencia de colectivos, tanto urbanos como interurbanos que hacen continuamente su paso por la avenida 44. Además, los espacios donde estacionar son tan pocos, que muchos conductores han optado incluso por hacerlo sobre la vereda de 44, entre 3 y 4.

“Es una locura” se quejó Milagros San Martín, que asiduamente pasa de camino por la cuadra en dirección a su trabajo, “te tiran el auto encima y aparte te miran como si vos tuvieses que salir de su camino”. Igual que muchos otros peatones, debe caminar prestando atención al tráfico no solo de la calle, sino al de la vereda también, un concepto que por si solo suena a “cosa de locos”.

Frustrados, los vecinos de la zona, se quejan de que el problema radica en que ese tramo de 44 “es una zona liberada”. Los asiduos cortes de la avenida principal realizados por los trabajadores de la UOCRA, no pareciesen despertar el interés o la atención de las fuerzas de seguridad o de vialidad, pese a que como consecuencia, la totalidad del tráfico debe desviarse por calles contiguas para esquivar los usuales bloqueos a la altura de 4 y 5.

Especialmente complicada es la situación para los colectivos que deben realizar giros en esquinas angostas no pensadas para ser parte de los recorridos, causando demoras en el tráfico y caos.

Temerosos de ofrecer sus nombres, los comerciantes de la zona comentan que la presencia de los trabajadores de la UOCRA durante todo el día desde bien temprano, afecta la actividad comercial y genera temor e incertidumbre entre los vecinos que son testigos de la permanente presencia de alcohol y drogas durante todo el día. La obvia falta de baños en la vía pública también tiene una “percibible consecuencia” que con la llegada del calor, tan solo recrudece.

Como si no fuese suficiente el caos diurno, cuentan que son varias las noches que, muchas veces al mes, los actos públicos de carácter político se prolongan hasta altas horas, no escatimando a los parlantes y los coros y voceos de la multitud de trabajadores que se congregan a veces con la totalidad de sus familias