Ni Tinelli se salva del bajón del rating

TINELLI Y SUAR BUSCAN LA FORMA DE SEGUIR SIENDO REYES DE LA TELEVISIÓN, MIENTRAS EL PÚBLICO SE MUDA A NUEVAS PLATAFORMAS Y CONTENIDOS

El rating de Tinelli está en picada. El 2014 arrancó para el conductor con el rating más bajo en siete años para su programa apertura en siete años, y velada tras velada araña los 20 puntos de rating, un número que hace apenas dos o tres temporadas su certamen de baile pulverizaba, dejando una estela de programas competidores agonizantes.

Pero ahora el rating, su propia medicina, sugiere que el público comienza a darle la espalda al formato del “Bailando”: el segmento lleva ya 8 años al aire, desde 2006, y la falta de renovación y el espectáculo montado en torno a los escándalos ha generado cierto agotamiento en la audiencia, al punto que los programas de la tarde, que hace apenas dos años dedicaban todo su tiempo a las correrías de los pasillos del reality, hoy ocupan sus horas en otros chimentos.

Tinelli parece no haber cambiado a tiempo, aunque todavía está a tiempo de cambiar: siempre ha sido un hombre de reflejos con un oído muy sensible a las exigencias del público, y seguramente prepare cambios profundos luego de perder, en los últimos cuatro años, casi 10 puntos de rating promedio. Pero, en lo profundo, se vislumbra otra problemática de la cual “ShowMatch”, más allá del agotamiento de sus contenidos, es víctima: el éxodo de la audiencia de la tevé de aire hacia nuevas formas de ver.

LA CRISIS DEL AIRE

Los problemas de rating vienen sucediéndose en silencio, año tras año, pero recién la temporada pasada se encendieron las alarmas cuando la tevé de aire registró, por primera vez, una sumatoria de rating anual de menos de 30 puntos y una caída de 4 puntos respecto a 2012: de 32,4 puntos pasó, la temporada pasada, de 28,2, y todo apunta a que la tendencia siga este año, con las mediciones del último mes apuntando hacia los 27 puntos en conjunto aunque con un 2014 que tendrá el empujón del Mundial de fútbol en sus números y podría frenar un poco el descenso.

Lo que expresan las cifras es que en este contexto de audiencias fugitivas una novela con 15 puntos de rating es furor, cuando hace apenas tres o cuatro años un producto del prime time, como “Guapas” o “Viudas e hijos del rock and roll” hoy, necesitaba superar los 25. Los canales de cable ofrecen, a la misma hora, series estadounidenses con presupuestos y producción superiores que en la última década se han instalado en nuestro país y se han convertido en tema de charla en las oficinas. La pérdida de audiencia hace que el valor del minuto de publicidad caiga y, por ende, que haya menos dinero para la producción de programas: así, la tevé argentina pierde competitividad.

REACCIONES DE LOS POPES

Tinelli pareció percatarse del agotamiento de su formato cuando, en 2012, compitió con “Graduados”, perdió seguido y decidió tomarse el 2013 para descansar. Pero en 2014 volvió con el mismo producto, aunque aggiornándolo a partir de las pantallas complementarias (particularmente Twitter) para encender el interés y atraer a los más jóvenes. Aún repitiendo la fórmula, y a pesar de haber perdido rating consistentemente en los últimos años, le sobra para seguir liderando mes a mes los ratings de Ibope y Sifema y sigue siendo el gran acaparador de audiencia de la tevé de aire. De hecho, durante su ausencia en 2013, los programas no pasaron los 24 puntos de promedio.

Es, claramente, un contexto de crisis, y para muchos, como por ejemplo Cris Morena, apocalíptico: “La televisión es una estructura muerta. Ya está. La televisión abierta no existe más... Mis nietos ven por celular Aliados. Les digo: ‘Pero es chiquito el celular’ y me responden que les gusta así. La TV dejó de ser el lugar de reunión de la familia para transformarse en un objeto más de la casa, como puede ser el microondas. Los proyectos de televisión se hacen con bastante mala calidad…”, dijo en una reciente entrevista. Y productores como Adrián Suar la secundaron: “Yo vengo formado de la televisión, para mí la tele es la tele, y lo otro es lo otro. Sostuve eso por ignorancia. Hoy es difícil dar un pronóstico de lo que va a pasar y adónde va a mutar la televisión”, avisaba el Chueco, aunque pronosticaba un futuro menos desolador: “Lejos de achicarnos como industria, nos va a agrandar en distintas formas”, afirmó sobre las nuevas tecnologías.

HACIA NUEVAS PANTALLAS

La tevé de aire comenzó su bajón con el advenimiento de cable, en los años 90, que aumentó exponencialmente la oferta de canales y productos e inició el éxodo de los espectadores. Y la tendencia se potenció con la masivización de las nuevas tecnologías y el desembarco de la televisión on demand, que permite ver gran cantidad de contenidos cuando el público lo disponga.

El público, lentamente, se muda hacia las pantallas interactivas, personalizables y móviles, que no tienen pauta publicitaria ni grilla. El sitio YouTube puede dar una medida de lo que significa el éxodo: hoy por hoy, la mayoría de los contenidos televisivos explosivos, desde el desnudo de alguna vedette en las pistas de Tinelli hasta alguna pelea entre periodistas, se vuelve viral y tiene más “rating” en la web, llegando con facilidad a las 2 millones de visitas, que en la tele, tanto en el momento de salir al aire como en las retransmisiones en los programas de chimentos.

Los canales de cable comienzan a anoticiarse y a cambiar: El Trece, por ejemplo, reproduce sus contenidos online, como ya lo hace HBO, que ofrece a sus suscriptores la posibilidad de acceder a su contenido exclusivo on demand, a la manera de Netflix. No parece quedar otra para la televisión que vemos en televisores: es adaptarse o morir.