Elidia festejó cien años al grito de “¡Viva Gimnasia!”

SIN SECRETOS NI PRIVACIONES. ELIDIA PERAZZO LLEGÓ RADIANTE A SUS 100 AÑOS. DIJO QUE NO TIENE REPAROS A LA HORA DE COMER Y QUE APENAS TOMA UNA PASTILLA PARA CONTROLAR LA PRESIÓN

Hace un año Elidia Perazzo se propuso que el 17 de diciembre de 2014 organizaría una gran fiesta. Y el día llegó marcando un hito que en su juventud le hubiera parecido increíble: cumplir los 100 años.

En su casa de 2 y 71 ayer todo fue algarabía porque Elidia es una mujer muy querida y respetada, no solo por sus familiares directos, sino también por sus amigos, vecinos y conocidos.

Locuaz, alegre y con un apetito voraz, la cumpleañera disfrutó de cada momento de la reunión.

“Nací en Pavón Arriba, provincia de Santa Fe, pero vinimos con mi familia a La Plata en 1930 para que yo pudiera estudiar”, recordó la agasajada.

A los dos años de vivir en esta Ciudad, Elidia se casó con Pedro López y de la unión nacieron sus dos hijos Lidia Angélica y Enrique - ya fallecido -. Luego de quedar viuda rehizo su vida junto a Florencio Ortíz, también fallecido. Además la vida le dio dos nietos, 17 bisnietos, un tataranieto y un chozno.

“Tuvo la suerte de ver cuatro generaciones de su familia”, sostuvo su hija Lidia.

En relación a cómo fue hasta ahora su vida, la cumpleañera recordó que trabajó como enfermera durante unos 35 años en el Policlínico General San Martín. Recordó que antes de ingresar a ese hospital, María Eva Duarte de Perón le había dicho que ella sería una de las treinta enfermeras que se incorporarían a esa institución sanitaria.

“Siempre fue peronista y tuvo la oportunidad de conocer a Perón y a Evita”, señaló uno de los familiares que ayer participó de la reunión.

En su vida laboral acompañó de cerca a profesionales de la talla del doctor José María Mainetti y, tal fue su dedicación, que ayer recibió una carta de las autoridades del hospital en la que se la saludó por su cumpleaños y se destacaron sus virtudes.

Tanguera y tripera de alma

Aunque siempre vivió en el barrio El Mondongo ahora comparte el mismo terreno que su hija, pero vive en su propio departamento, rodeada de recuerdos como las fotos en las que se la ve junto a los artistas Hugo del Carril, Agustín Magaldi hijo o Alberto Castillo.

“Siempre me gustó el tango de la vieja guardia y no la música de tachitos que se escucha ahora”, aseguró risueña al tiempo que sus allegados festejaron sus ocurrencias, sello distintivo del buen humor que siempre tuvo.

Sin secretos para llegar tan bien a los 100 años, Elidia se levanta a eso de las 9, cuando llega una mujer que la acompaña y asiste en algunas tareas, desayuna y almuerza, sin hacer demasiados reparos en los alimentos que consume. Después duerme una siesta, escucha música y a eso de las 21 se acuesta. Solo toma una pastilla para controlar la presión.

“Le gusta charlar, es feliz cuando está entre la gente o recibe visitas, por eso organizamos una fiesta más importante para el domingo a la que van a venir familiares de Santa Fe y San Juan”, contó su hija.

Otra de sus grandes pasiones es Gimnasia, por eso cuando habla del club no duda en elevar su voz para decir “¡viva Gimnasia!”.