Siguen los interrogantes tras la extraña muerte del joven financista

LA MADRE DE MARIANO BENEDIT, CRISTINA WEHMEYE, ESTÁ CONVENCIDA DE QUE AL JOVEN LO MATARON EN “UN ROBO, COMO LE TOCA A TODO EL MUNDO “ Y CONSIDERÓ QUE LA HIPÓTESIS DEL SUICIDIO “ES UN INVENTO”

El cuerpo de Mariano Benedit (31) empezó a hablar. El balazo que lo mató entró por encima de la oreja derecha y quedaron restos de pólvora en su mano del mismo lado. El era diestro. Y hay un dato más que reforzaría la teoría del suicidio: la pistola Bersa 9 milímetros que fue hallada al lado del cadáver (y de la que se supone que salió el disparo) había sido registrada hace dos años a nombre de este financista cuyo cruento final sigue siendo un enigma.

La familia de Benedit cree que “lo mataron para robarle”, convencida de que no pudo quitarse la vida un joven que atravesaba “por el momento más pleno”.

En favor de la hipótesis de un crimen cuentan la desaparición de la vaina servida del proyectil, la moto de Benedit y -presuntamente- una suma en efectivo sobre la que no hay acuerdo, aunque sería abultada. Algunos hablan de 180 mil dólares y 100 mil pesos que el financista habría retirado de una caja de seguridad familiar. A los peritos no sólo les llamó la atención el modo en que apareció el cuerpo -perfectamente “acomodado”- , sino, sobre todo, “que casi no quedara masa encefálica”, revelaron fuentes policiales.

¿Lo mataron en otro lado y trasladaron el cuerpo? ¿Se suicidó agobiado por circunstancias que su círculo íntimo ignoraba? ¿Y si alguien lo forzó a dispararse a sí mismo? ¿O lo ejecutó y efectuó otro disparo con la mano de la víctima para dejarle restos de pólvora?

La causa está en un momento en que poco se confirma y nada se descarta

Está claro que Benedit salió el martes al mediodía de su casa en Recoleta y que fue en su moto hacia las oficinas en el microcentro porteño. Que a las 15 de ese día su celular ya daba apagado. Y que al cuerpo lo encontró a las 15.30 del miércoles un colectivero que fue a orinar a un pastizal donde termina la costanera sur. Qué pasó en esas 24 horas es lo que habrá que aclarar.

En un comunicado difundido por el sitio fiscales.gob.ar, la fiscal Graciela Bugeiro indicó que “Benedit no presentaba lesiones previas y su muerte se debió a un disparo que ingresó por el lado derecho de su cabeza, cinco centímetros por arriba de la oreja, con trayectoria de abajo hacia arriba y de adelante hacia atrás”. También aclaró que “Benedit no tenía su rostro desfigurado”.

El comunicado señala que la fiscal “encomendó a la División de Apoyo Tecnológico de la Policía Federal Argentina el análisis del teléfono celular y la computadora del hombre, que fueron encontrados en la escena del crimen, dentro de su mochila, donde también estaba su documentación personal y dinero (1.000 pesos en su billetera)”.

“La única pertenencia que aún no se halló fue la moto Honda Tornado 250, dominio 876-IEF blanca -que es intensamente buscada- en la que el joven se desplazaba, como tampoco su casco y las llaves de la misma”, agrega la fiscalía.

Además, se informó que Bugeiro “solicitó el análisis de las cámaras de seguridad, tanto de la zona donde se encontró el cuerpo, como del área de su domicilio y la mutual en la que trabajaba”. Con respecto a la pistola Bersa, según la base de datos informática del Registro Nacional de Armas (Renar), es propiedad de Benedit y la documentación está vencida hace dos años.

Uno de sus hermanos había descartado de plano esa posibilidad, aunque otro admitió que Mariano tenía una pistola y que hasta llegaron a practicar tiro.

Los investigadores volvieron ayer a la escena donde se encontró el cuerpo, básicamente en busca de la vaina servida. A la tarde llegó a ese mismo lugar, en su moto, el secretario de Seguridad Sergio Berni, quien se limitó a explicar que “vine a ver una duda que tenía y estábamos discutiendo”. Cuando le preguntaron si había podido resolverla, afirmó que si y se fue.

Horas antes los investigadores habían allanado una oficina en el piso 12 de la calle Esmeralda 1066, donde trabajaba la víctima y funcionaba lo que los pesquisas creen es una “cueva financiera”. El socio de Benedit envió las llaves con otra persona, aunque fue muy poco lo que pudieron encontrar ahí: “Nos dejaron sólo los teclados de las PC. Las computadoras no estaban”, explicó un vocero y los registros contables tampoco.

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