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Deportes |LA SELECCION. DEL ZORRO OSVALDO ZUBELDÍA

“A la gloria no se llega por un camino de rosas”

Una experiencia que asomaba revolucionaria y que duró muy poco en vísperas del Mundial de Inglaterra de 1966

16 de Enero de 2015 | 00:00
ZUBELDÍA TAMBIÉN TUVO UN PASO POR LA SELECCIÓN NACIONAL
ZUBELDÍA TAMBIÉN TUVO UN PASO POR LA SELECCIÓN NACIONAL

Por Anibal Guidi Recuerdo

S e afirma que en el museo de Old Trafford, allá en Inglaterra, aún se conserva la pizarra que Osvaldo Zubeldía escribió a los jugadores de Estudiantes el día que su equipo venció al local Manchester United y ganó la Copa Intercontinental de 1968, con la frase: “A la gloria no se llega por un camino de rosas”.

Ese hecho sucedió dos años antes de que ese técnico viera frustrado su trabajo con la Selección Argentina, el que después sí desarrolló y hasta potenció en Estudiantes, con cuyos jugadores se abrazó a la gloria.

Pero hagamos un poco de historia...

Hasta dos meses antes de iniciarse el Mundial de 1966 en Inglaterra, el jefe técnico (así se le designó) de la Selección Nacional era Osvaldo Juan Zubeldía, el Zorro, pero problemas con la AFA motivaron su alejamiento, siendo reemplazado por el inefable Juan Carlos “Toto” Lorenzo.

Lo cierto es que resultó turbulento y muy comentado como cuestionado el breve paso del juninense Zubeldía por la Selección, que lo hizo en colaboración con Antonio Faldutti y Argentino Geronazzo, reemplazando a José María Minella, el viejo entrenador de los equipos argentinos, a fines de 1965.

Se sabe, las actuaciones de Argentina tanto en el Mundial de 1958, que quedó en la historia como “el desastre de Suecia”, como el de 1962 en Chile, resultaron realmente frustrantes y obligaron a un necesario cambio en todo sentido ya que quedaron expuestas, fundamentalmente, que el fútbol argentino, desde lo táctico y estratégico como también en el plano físico estaba muy lejos de las potencias de aquel entonces.

La AFA, entonces, decidió entregarle el mando del plantel a Osvaldo Zubeldía, que venía de trabajar en Atlanta, y éste decidió afrontar el desafío formando un trío con Antonio Faldutti y Argentino Geronazzo, dos obsesionados del fútbol como Zubeldía, estudiosos ambos de la táctica y también en lo que respecta a trabajos y planificación.

La idea de un trabajo a largo plazo se frustró enseguida. Duró un mes y medio e incluyó un solo partido amistoso. En ese lapso las críticas y los cuestionamientos fueron abrumadores, pero lo que terminó por cortar con este proceso que amenazaba con darle un cariz totalmente diferente a nuestro fútbol fue la decisión de la AFA de no oficializar la designación de Faldutti y, en solidaridad con el compañero, Zubeldía decidió dar un paso al costado.

El Mundial de Inglaterra se disputó entre junio y julio de 1966, y Zubeldía se fue en febrero.

No bien se pusieron al frente del plantel, Zubeldía, Geronazzo y Faldutti decidieron que los jugadores concentraran un mes en el Colegio Ward, ubicado en Ramos Mejía. Allí los jugadores encararon un plan integral de trabajo que incluía, además de los estrictamente futbolístico (parte física y táctica), planes de alimentación y enseñanza de inglés. Lo de inglés fue establecido para que los futbolistas, ya en Inglaterra, pudieran manejarse con cierta soltura con el idioma.

Una revolucion

Lo cierto es que ya Zubeldía intuía que ese era el camino, el que luego pudo continuar en Estudiantes, y como lo pudo desarrollar en plenitud pudo llegar a lo más alto generando una auténtica revolución futbolística.

Todo eso, para la época, pareció poco menos que descabellado, fuera ta todo contexto futbolístico, y las críticas fueron despiadadas en algunos casos.

Es que el trabajar en doble y hasta el triple turno e implementar nuevos sistemas tácticos como aprovechar el fuera de juego, las marcaciones en el medio del campo, jugar con un libre y un stopper, ejecutar los córners al primer palo con cabezazo atrás, que se siguen utilizando en el fútbol moderno, sistemas todos pergeñados por el juninense Zubeldía, no fueron comprendidos en ese momento y así el proyecto terminó frustrándose.

Muchos de estos conceptos luego los volcó Zubeldía en el libro que escribió con su colega Argentino Geronazzo, que tituló “Táctica y Estrategia del fútbol”, justo en el momento de su llegada a Estudiantes.

¿Qué es lo que quería Zubeldía y su gente implantar en la Selección?

Cosas que hoy son básicas podríamos decir: entrenamiento duro y disciplina tanto dentro como fuera de la cancha. Y desterrar para siempre las improvisaciones.

Y cuando puso manos a la obra, se topó con inconvenientes. El propio Carlos Bilardo lo comentó así: “Osvaldo dijo: vamos a buscar buenos jugadores, pero que vayan al frente. Que jueguen, pero que lo hagan durante los 90 minutos. Gente que transpire la camiseta, que sea viva, que luche siempre. Buscamos tipos que corran a todo el mundo, que jueguen para el equipo, que le compliquen la vida a los contrarios. En fin, jugadores que rindan”.

Los jugadores aceptaron las reglas del juego. Y estaban concientizados en el proyecto que sin duda era revolucionario para nuestro fútbol cuando la AFA, que había aceptado a Faldutti, luego le negaron el nombramiento oficial y Zubeldía entonces, con un gran concepto de la amistad, de la que hacía un culto, se alejó junto a su compañero. “O su amigo trabajaba con él de igual a igual o se iban juntos a casa. Les dio a todos un ejemplo de dignidad y hombría de bien”, subrayó Bilardo, quien después llevó a nuestra Selección a los más alto, en México ‘86.

¿Habría tenido aquella Selección la misma suerte que Estudiantes dos años después con este trabajo de Zubeldía?, es una gran incógnita, un gran interrogante, muy difícil de predecir o imaginar.

Lo cierto es que ese proyecto, tan cuestionado y vilipendiado, marcó un antes y un después en nuestro fútbol. Es que Suecia y Chile pusieron en evidencia el atraso conceptual en que estaba el fútbol argentino en lo que hace a su preparación, su organización y hasta su juego. Y a partir de allí se intentó modificar el concepto cuando la AFA contrató a Zubeldía, quien asumió junto a Faldutti y Geronazzo. Convocó a 40 jugadores a una preselección que concentró en el Colegio Ward, vino la decisión luego de la AFA y todo volvió a fojas cero. No se registró el cambio que pedía a gritos nuestro fútbol y se sumaron los fracasos. Pero finalmente se llegó a la gloria, pero no transitando por un camino de rosas, como lo había afirmado Zubeldía, sino trabajando con planificación y seriedad y potenciando a los que más saben y que, por sí solos, hasta pueden resolver un partido, pero necesariamente deben tener el apoyo de un equipo bien amalgamado, coherente y sabedor de sus virtudes y defectos.

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