El adiós a un bombero que se volvió leyenda

PURA VOCACIÓN. LUIS JORGE, EL HISTÓRICO BOMBERO DE BERISSO, FALLECIÓ AYER. PERMANECIÓ 75 AÑOS AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Fue, durante décadas, un héroe invisible. Pero el lento paso de los años lo terminó convirtiendo en toda una leyenda de la vecina ciudad de Berisso, donde hoy lo despide una comunidad entera a la que dedicó su vida: Luis Jorge (96), el bombero voluntario con más años de servicio en el país, falleció ayer a la madrugada en el Hospital Mario Larraín, luego de agravarse el cuadro de salud por el cual estaba internado.

Jorge era el bombero más famoso de Berisso, donde su figura ha inspirado desde homenajes públicos hasta un libro y un mural. Pese a su avanzada edad, “espagueti” -como le decían- nunca dejó de estar alerta ni se alejó de su vocación por ayudar a los demás, y durante 75 años se mantuvo ligado a su “segunda casa”, el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Berisso. A pesar de que en los últimos años ya no apagaba incendios, siguió calzándose el uniforme de subcomandante, recargado de medallas, cada vez que la ocasión lo merecía.

A Jorge se lo solía mencionar en su ciudad como el más antiguo efectivo de la fuerza de la provincia de Buenos Aires, pero él, pícaro, salía a “desmentir” el dato. “Soy, y así lo tengo documentado, el más veterano de Latinoamérica”, decía.

“Soy, y así lo tengo documentado, el más veterano de Latinoamérica”, solía decir Luis Jorge

Su extraordinaria vida y su obra valiente y solidaria comenzó un 22 de julio de 1918 en la localidad de Zárate, donde pasó una dura infancia (quedó huérfano de padre a los 5 años). Luego, a partir de los 14 años y ya instalado en Berisso, supo del trabajo y el esfuerzo tempranos, pero que transformó en una historia matizada de aventuras y hazañas.

Fue mucamo en una casa de familia, amarrador de barcos, trabajador de los frigoríficos y de YPF, boxeador y personaje de los legendarios carnavales platenses, pero, sobretodo, testigo y actor de los grandes incendios de la Región.

Ingresó a las filas del cuerpo de bomberos de Berisso el 29 de julio de 1939, a los 21 años, en una época en la que los grandes incendios afectaban las construcciones de chapa y madera en la zona de la calle Nueva York y el “barrio de las 14”, el Puerto, los Frigoríficos y la Destilería de YPF. También por entonces las constantes crecidas del Río de La Plata inundaban las zonas ribereñas del distrito, obligando a los bomberos a intervenir frecuentemente en auxilio de la comunidad.

A lo largo de su extensa carrera tuvo cientos de intervenciones, muchas de ellas de máxima complejidad y peligro. Para Jorge de todas ellas se destacaba el incendio del Buque Petrolero San Blas en el año 1944, que le dejó una marca imborrable.

“Estuve ocho días combatiendo el fuego del San Blas -recordaba-, pero todavía más que eso me impactó una historia que protagonicé incluso sin tener en ese momento puesto el uniforme. Volvía a mi casa y sentí los gritos de una mujer que venían de la vereda de enfrente de la cuadra por la que yo camina. Tenía unos 16 años y la habían apuñalado. Como el clásico monumento al bombero, que carga una persona en sus brazos, yo la alcé y corrí tres cuadras para que la asistan en una salita. Llegamos, la cargaron en una ambulancia y la acompañé hasta el Policlínico. A la altura de 122 y 60 la muchacha falleció y yo llegué a las cuatro de la mañana a mi casa, desarmado por lo que me había tocado vivir, y tuve que bañarme con agua fría en el patio de mi casa para sacarme toda la sangre”.

UNA FIGURA INSPIRADORA

Otras grandes emergencias lo tuvieron como protagonista. Intervino en varios incendios de la destilería de YPF, el incendio en la planta de Gas del Estado en el barrio El Dique (21 de Febrero de 1958), la explosión e incendio de los tres buques Islas Orcadas, Fray Luis Beltrán y Cultracó (6 de Junio de 1968 en el Puerto) y las inundaciones de los años 1940 y 1949 que afectaron la región ribereña.

Para sus compañeros siempre fue un ejemplo a seguir, una figura inspiradora y una fuente inagotable de consejos y experiencias. Ayer los restos del emblemático bombero fueron despedidos con un toque de sirena y el saludo de sus camaradas en el cuartel de Berisso. A los 96 años se fue el hombre, pero la llama de esta leyenda berisensse no se extingue.