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Policiales |UNA POSIBILIDAD DE SALIR DE LA CARCEL

Otra mujer ofrece alojar a Barreda en su casa: ahora define la Justicia

Tiene 49 años. Vive en Olmos. Conoció al odontólogo en misión pastoral. Y aclaró: “No quiero tener un romance con él”

30 de Enero de 2015 | 00:00

Ricardo Barreda, conocido por todos por el cuádruple crimen de sus hijas, su suegra y su esposa en 1992, vuelve a ser noticia. Cuando se terminaba el año pasado -el 22 de diciembre y por decisión judicial- debió volver a la cárcel. Esposado, el odontólogo fue retirado del edificio del domicilio del barrio porteño de Belgrano. Así lo había ordenado el juez Raúl Dalto por considerar peligrosa la convivencia con su pareja Berta “Pochi” André. Como Barreda no tenía otro domicilio donde quedarse, fue enviado a la Unidad 25 de Olmos.

Pero apareció alguien que se ofreció a hospedarlo en su casa. Se trata de Sonia García (49), una vecina de la misma localidad en la que hoy está recluso el odontólogo, que de un mes a esta parte se dedica de lleno a misionar en la iglesia mormona.

La mujer habló con EL DIA y contó que como feligresa de ese credo encontró su “lugar en el mundo”. “Me bauticé y empecé con la misión de visitar a la gente a la que de verdad le hace falta estar junto al espíritu de Dios”, aseguró.

Y el sitio que eligió para su camino pastoral fue la cárcel en la que está Barreda. “Ahí casi todos los que van a misionar son evangelistas y yo soy la única mormona. En mi iglesia me felicitaron y quieren que haya diez más como yo”, subrayó.

Después de haber caído en coma el año pasado por una neumonía, Sonia confía haber encontrado un nuevo rumbo para sus días. “Yo le abro mi casa a toda la gente de buen corazón que quiera venir. De entrada no desconfío de nadie. Y no juzgo a nadie por lo que hizo”, sostuvo.

“FUI A BUSCARLO A EL”

Pero hay algo en la impronta del odontólogo que a ella le llamó la atención, por encima de los demás presos que conviven en esa unidad. Sonia admitió que tuvo bastante que ver la preponderancia que tuvo el cuádruple crimen que él perpetró.

“Fui a buscarlo a él. Hablamos y se mostró totalmente agradecido con lo que yo le ofrecía”, apuntó la mujer. Su convite era nada menos que su domicilio, en 173 entre 41 y 42. Fuentes judiciales precisaron que se trata de una vivienda de dos dormitorios, living-comedor y unos 70 metros cuadrados.

Si el juez Dalto determina que Barreda está en condiciones de recuperar la libertad condicional que le fue otorgada años atrás, ya contaría con un lugar para vivir.

El pedido oficial de la defensa del odontólogo, a cargo de su abogado Eduardo Gutiérrez, se formuló el 13 de enero. Diez días más tarde un equipo de trabajadores sociales fue a inspeccionar el domicilio para hacer un estudio ambiental.

Y el 26, es decir el lunes pasado, el informe fue elevado al juzgado. Se espera que en las próximas horas las autoridades se expidan al respecto.

“VOY A HABLARLE DE DIOS”

Sonia dio algunos detalles de sus encuentros con Barreda en el pabellón. En una de las visitas, “el martes pasado estuvimos hablando mucho de Dios. El se muestra interesado y me pregunta sobre mi iglesia. Hasta estuvimos en una guitarreada que duró como tres horas. Fue una tarde muy agradable”.

Lo que aún no se sabe es si la voluntad que la mujer expresa tendrá la respuesta que los dos esperan de parte de la Justicia: “No sé si lo van a dejar salir de la cárcel y tampoco sé si va a querer venir a mi casa. Pero lo que está claro es que se quiere ir de donde está”, destacó Sonia.

La misionera aseguró también haberle ofrecido su techo “a más de una persona que lo necesitaba”, pero que hasta ahora nadie accedió.

“NADA DE ROMANCES”

Anticipándose a una de las preguntas de la entrevista, Sonia fue tajante: “No me interesa tener ningún tipo de romance con Barreda, nada de eso. Yo solamente le abro las puertas de mi casa. Si él es puro de corazón, va a venir. Y si no, él sabrá”.

Los prejuicios y comentarios de barrio son algo que la mujer admite que pueden estar acechándola en breve, pero a ella parece no importarle: “No me interesa lo que vayan a hablar los vecinos. Tal vez ni mi familia me entienda. Yo estoy encomendada a mi misión”, concluyó.

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