Por accidentes viales, un Cromañón cada diez días

LOS AUTOS DADOS VUELTA SE HAN CONVERTIDO EN UNA POSTAL CASI COTIDIANA DEL PAISAJE URBANO DE LA REGIÓN. ESTE ACCIDENTE OCURRIÓ EN 49 Y 132 A FINES DEL AÑO PASADO

El último informe de la asociación civil Luchemos por la Vida es contundente. El año pasado murieron por accidentes viales 7.613 personas en todo el territorio argentino, lo que da un promedio escalofriante de 634 personas al mes y 21 todos los días. Para graficar de algún modo la brutalidad del dato, acaso baste con decir que, en materia de accidentes de tránsito, en Argentina se produce cerca de un Cromañón cada ocho, nueve o diez días. Casi tres tragedias como la del boliche de Once cada mes.

El dato, que como se dijo se desprende del último informe publicado por Luchemos por la Vida -con cifras provisorias al 6 de enero pasado-, es una cifra que se hace título de diario e impresiona, alarma. Aterra. Porque detrás de ese número se esconden decenas de historias distintas pero unidas por un drama que no discrimina edades, lugares o clase social.

Vistos desde lejos, alguien dijo una vez que somos como moscas que vamos y venimos cada vez más rápido, más torpes. Un día cae una. O dos. O cinco. Al día siguiente otra. Y otra. Y varias más. Es una epidemia en la que nos volvemos más chiquitos y vulnerables y a la que, como si fuésemos seres sin conciencia ni protección, Luchemos por la Vida le adjudicó en los últimos 15 años un total de 112.276 muertos en el país. El promedio es contundente: 21 muertos por día en accidentes de tránsito. Y asusta.

Vistos desde cerca, alguien dijo también que dejamos de ser moscas o simples números de una estadística escalofriante y nos convertimos en historias o voces que conmueven e impresionan.

A la hora de intentar entender el incremento de accidentes y de muertos en el tránsito, los expertos y quienes entienden en la problemática enumeran una serie de causas que van desde el crecimiento del parque automotor, el ritmo de vida alocado que impone la sociedad actual y hasta las nuevas formas de manejar o conducirse por la calle. Lo que sea, no para de crecer. Y asusta.