El panorama que se vivía en 8 y 49 pasado el mediodía. Un infierno de tránsito
Protestas gremiales transformaron ayer el centro de la Ciudad en un laberinto caótico y de complicada resolución. Desde poco antes del mediodía y hasta pasadas las 14:30, embotellamientos, frenadas bruscas, gestos destemplados, peatones apurados, paradas de taxis vacías y colectivos buscando recorridos alternativos -entre usuarios desorientados- dominaron un panorama que crispó los nervios y provocó demoras a miles de platenses.
El principal detonante de los inconvenientes viales fue la
marcha realizada por diferentes gremios estatales. Las columnas iniciaron su andar en plaza Italia -7 y 44-, apenas pasadas las 12:15; y avanzaron lentamente por avenida 7 rumbo a plaza San Martín, provocando automáticamente el bloqueo sucesivo de las transversales -45, 46, 47, 48, 49- y diferentes tramos de las colectoras -6 y 8-.
Una vez llegados al espacio verde comprendido entre 6, 7, 50 y 54, los manifestantes se apostaron frente a la Casa de Gobierno bonaerense para hacer escuchar sus consignas. Luego, alrededor de las 14, se trasladaron hacia el Instituto de Previsión Social ubicado en 47 entre 5 y 6 para realizar un "abrazo simbólico" al organismo, que -discursos mediante- se extendió más allá de las 14,30.
En este ínterin, unir dos puntos del macrocentro -el área comprendida entre 1, 13, 44 y 60- llegó a insumir 50 minutos. Por momentos, mientras los autos se movían a velocidades inferiores al paso de hombre, caminar se convirtió en el único recurso viable; fueron múltiples los casos en que pasajeros de taxis y micros resolvieron bajarse antes del destino elegido.
"Me tomé un taxi con la idea de llegar más rápido a trabajar" relató Luis Mazza, vecino de plaza Italia: "pero cuando llegamos a 8 y 50, después de no menos de quince minutos, el chofer me dijo 'jefe, no vamos a llegar, esto es un infierno'. Y no me quedó otra que bajarme. Ahí lo quiso tomar una señora y el mismo taxista la disuadió explicándole que no le convenía porque no había por dónde salir del centro".
Según subrayó Juan Carlos Berón, del sindicato de choferes de taxis, "Lo que gana durante un día, el taxista lo gasta para comer con su familia al siguiente; y hoy" -por ayer- "apenas se habrán llevado a la casa quince o veinte pesos. Prácticamente, fue una jornada de trabajo perdida, y de éstas hay que soportar dos o tres por mes".
Con el calor y los bocinazos de desahogo y protesta como ingredientes extra para alimentar el clima de exasperación, las colas de autos superaron largamente los cien metros; cada corte de los semáforos dejó vehículos atrapados en las bocacalles, expuestos a un rosario de insultos. Hubo quienes se lo tomaron con humor, como Javier Giménez. El vecino de Chascomús advirtió que "en mi pueblo esto no se ve nunca, así que lo vivo como una especie de turismo aventura; vinimos a hacer unos trámites, pero no sé si llegaremos porque encima nos tuvimos que desviar y nos perdimos... Más vale mantener el buen ánimo, porque si no es para llorar".
Entre los tramos críticos, se contaron los de 45 entre 1 y 8; 43 entre diagonal 74 y 10; 4 entre 46 y 55; diagonal 77 entre 1 y plaza Italia; 54 entre 4 y 12; 6 entre 44 y 55; 47 entre diagonal 80 y 9; 8 entre 45 y 57; y diagonal 80 entre 2 y 6. Incluso la avenida 1 cobró una fisonomía diferente a la habitual.
En 46 entre 2 y 3, frente a la sede del club Universitario, una veintena de estudiantes disconformes con el funcionamiento del Comedor de la UNLP cortó la calle con bolsas de residuos, generando embotellamientos adicionales a los que en ese momento se registraban en la vecindad de plaza San Martín.
CINCUENTAMinutos es lo que se tardaba para hacer apenas diez cuadras en la zona céntrica de la Ciudad, a raíz de los cortes de calles. Los embotellamientos en algunas arterias generaron el caos.
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