Una familia unida en el dolor

Giselle, Ofelia, Alicia, María, Máximo y Florencia. Por ramas diferentes, todos forman parte de la familia presidencial, la misma que ayer ocupó la primera fila de la capilla ardiente que se montó en la Casa Rosada para despedir los restos del ex presidente Néstor Kirchner en medio de profundas muestras de dolor.

La tragedia y ese mismo dolor unió ayer a la familia en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, donde los hijos del matrimonio Kirchner, Máximo -que vive en Río Gallegos- y Florencia -que estudia en Nueva York-, se fundieron en largos abrazos a lo largo de toda la jornada.

La última vez que los hermanos Kirchner se habían mostrado juntos fue durante el acto de asunción presidencial de Cristina Fernández, aunque en esa oportunidad no intercambiaron palabras.

Lejos de la exposición mediática, y también lejos geográficamente de la Casa Rosada, Máximo conduce la agrupación política kirchnerista La Cámpora y maneja los negocios inmobiliarios que la familia Kirchner tiene en su Santa Cruz natal.

Distinto es el caso de Florencia. Aunque tal vez involuntariamente, lo cierto es que la hija menor del matrimonio fue centro de atención de algunos medios por las declaraciones y fotos que publicaba en páginas públicas de internet.

Así se conocieron sus gustos, en definitiva iguales a los de la mayoría de los adolescentes, y también algunas fotos en las que aparecía "tomando algún trago" junto a amigas en la previa de la salida a los boliches.

Por orden del matrimonio presidencial, su incursión en las tierras digitales duró poco y, algún tiempo después de los "escándalos", la hija menor de los Kirchner pasó al olvido cibernético. Ahora estudia cine en Nueva York, desde donde partió de urgencia el miércoles tras recibir la noticia de la muerte de su padre.

La familia que ahora une el dolor también la integra Ofelia Wilheim, madre de Cristina, "tolosana de toda la vida" e hincha fanática de Gimnasia, la misma que ayer desde las primeras horas y durante toda la jornada acompañó a su hija en la capilla ardiente para despedir al padre de sus nietos.

En la primera fila de esa capilla ardiente montada en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos también estuvo durante todo el día la ministra de Desarrollo Social y hermana del ex presidente, Alicia Kirchner. Visiblemente acongojada, llegó acompañada por sus hijas, Natalia y Romina Mercado.

Cristina también estuvo acompañada por su hermana, Giselle Fernández, médica que hizo carrera en el Hospital Rossi de nuestra ciudad y desde hace un tiempo vive en una quinta en Brandsen.

Y en esa foto desde luego que no faltó la madre del ex presidente. María Ostoic, chilena, descendiente de inmigrantes croatas, tiene 89 años y recientemente confesó que su único problema de salud es la cadera, agravado por un golpe accidental que sufrió en un almacén porteño.

Cuenta la historia que María trabajaba como secretaria en el telégrafo oficial de Punta Arenas cuando tenía apenas 18 años. Un día -dicen- fue a ver un partido de fútbol que se organizó con el equipo del correo de Río Gallegos, donde trabajaba Néstor Kirchner (padre), y así comenzó el romance que daría al hijo que ayer lloraba una multitud.