Caso Peralta: "Es un gravísimo error que se me culpe a mí"

Carlos Ramón "El Pipi" Garzón, juzgado por el secuestro extorsivo seguido de muerte de Diego Peralta, cometido en 2002, aseguró hoy que es inocente, que no conocía a la víctima ni a su familia, que en la época del hecho estaba en Paraguay y que se enteró "por los diarios" de la muerte del adolescente.

"Es un error gravísimo que se me culpe a mí", dijo hoy Garzón al declarar su inocencia ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de nuestra ciudad y explicar que al momento del secuestro de Peralta se encontraba en Paraguay porque se dedicaba a la venta de ropa y electrodomésticos.

El acusado consideró que pudo ser detenido "por el error de que mi sobrenombre no es Pipi, como se dice en todos lados; ese apodo me lo puso alguien que declaró en la causa y me vinculó con ella".

En la segunda audiencia del juicio oral y público, Garzón contestó algunas preguntas del presidente del Tribunal, Joaquín Carlos Ruggero, y del fiscal Horacio Galdós, ante quienes se declaró "inocente" y aseguró no tener "nada que ver con el hecho".

También, manifestó que antes del secuestro y muerte de Peralta, conocía desde el año 2001 "a una persona que le decían el japonés y ahora el chino", en referencia a Lauro Shimabuku, sentenciado a 10 años de prisión en un primer juicio realizado en el 2008 por el caso Peralta, en el que otras seis personas fueron condenadas.

Se trata de Marcelo "Chelo" Cejas, el arrepentido que delató a la banda; Julio César Rotella; David "Chaca" Pereyra; Rosa Pistillo, alias "La Gorda Rosita", y Enrique "Baty" Báez, todos condenados a prisión perpetua, y José Pablo García, penado con 5 años de cárcel.

Garzón, el único imputado que no había sido sometido al juicio por la muerte de Peralta, comenzó a ser juzgado el lunes último en los Tribunales Federales de La Plata.

Para la Justicia fue quien actuó como cabecilla de la banda que secuestró a Peralta en julio de 2002 y que, tras asesinarlo, cobró un rescate de 9.000 pesos y 2.000 dólares para luego arrojar el cuerpo en una tosquera de la localidad bonaerense de Berazategui.

Hoy ante el Tribunal, Garzón aseguró que a los otros detenidos por el caso los conoció en la cárcel y en las audiencias judiciales posteriores a su extradición de Paraguay.

Ante una pregunta del Tribunal, Garzón admitió que en Paraguay estuvo detenido "por asociación criminal y resistencia a la autoridad" pero luego fue sobreseído.

En un tramo de su declaración y ante una pregunta del presidente del Tribunal, al acusado dijo que es tartamudo, tiene dificultades para hablar, aunque, aclaró, antes era peor.

Además de Ruggero, el Tribunal Oral Federal 1 está integrado por los jueces Mario Gabriel Reynaldi y Héctor Carlos Acuña, quienes también juzgan a Garzón por el robo del automóvil Volkswagen Senda que utilizó la banda para secuestrar a Peralta, hecho por el cual también se declaró inocente.

Diego Peralta (17) fue secuestrado la mañana del 5 de julio de 2002, en la localidad bonaerense de El Jagüel, cuando se dirigía en un remís al colegio privado al que asistía.

Los captores lo llevaron a una casa del barrio Los Plátanos, en Berazategui, lo doparon con tranquilizantes y pidieron a su padre 200.000 dólares de rescate, ya que, de acuerdo con una información errónea que tenían, creían que el hombre guardaba esa cifra en su casa.

Según confesó uno de los detenidos, al tercer día de cautiverio, la banda decidió asesinar a Peralta a puñaladas en el cuello y la espalda porque creían que su padre no quería pagar el rescate y suponían que Diego les había visto la cara y podría reconocerlos.

Los delincuentes lo arrojaron a las aguas de una tosquera de Ezpeleta, atado a un riel, y su cadáver fue encontrado el 12 de agosto del 2002.

Pese a que ya lo habían asesinado, la banda cobró el 20 de julio de ese año un rescate de 9.000 pesos y 2.000 dólares que Luis Peralta arrojó cerca de la cancha de Claypole.