Muerte de un policía

Lamento muchísimo la muerte del Suboficial Marcelino Monzón, perteneciente a nuestra Policía Provincial. Mis respetos a la familia y a todas las familias de los agentes que fallecieran en cumplimiento de su deber. Mucho se habla de corrupción, de inoperancia, de malos tratos pero eso no debe alcanzar a todos los agentes de Policía, muy por el contrario, los corruptos, abusivos y precarios son los menos, mucho menos de lo que pensamos, felizmente. El funcionario policial promedio, es aquel que desarrolla permanentemente su trabajo de manera riesgosa e insalubre, sin siquiera estar protegido debidamente por la Ley. La presunción de muerte o lesiones con secuelas, como otras situaciones dramáticas que viven a diario y son propias de la función, están siempre presentes en su cabeza, pero su comportamiento diario es propio de los grandes trabajadores comunitarios dedicados a la defensa social, es el representante del Estado ante nosotros para defendernos y protegernos, donde la mayoría cumple su función con notable profesionalismo, vocación y honestidad, comprendiendo perfectamente a su comunidad en sus exigencias. Una vez más mis condolencias a sus familiares por la irreparable pérdida de Monzón, uno de nuestros vigilantes.