EL DIA en Malvinas: la rutina de los isleños, entre la monotonía y la inquietud

Con 3.142 habitantes, la vida en Malvinas es tranquila. A poco de cumplirse treinta años de la guerra, hoy la mayoría de sus habitantes se dedica a la ganadería y al comercio con el turismo, contrata inmigrantes para los trabajos pesados, manda a sus hijos a formarse profesionalmente a Inglaterra y, pese a que muchos tienen dos empleos, lleva la vida apacible de un vecino de pueblo chico.

En Puerto Argentino, donde viven hoy unos treinta compatriotas, éstos realizan junto a los chilenos y los demás inmigrantes latinos el trabajo que los isleños no desean hacer. Y si bien se trata en algunos casos de empleos bien remunerados, como el de albañil, son en su mayoría trabajos duros. La mano de obra más calificada proviene en general de Inglaterra.

En las islas sólo hay una escuela primaria y una secundaria. Los hijos de los isleños estudian aquí hasta los 16 años y luego son enviados por sus familias a instituciones inglesas para completar su formación e ingresar así a una universidad, cosa que hace la gran mayoría de ellos. Mientras tanto, los chicos se entretienen reuniéndose en el Michael's Café, una pequeño local en el centro de Puerto Argentino, donde consumen bebidas sin alcohol, hamburguesas y panchos.

Compañeros de la misma escuela, muchos de ellos practican deportes en la Comunity Schoolo, que es está pegada a la casa del gobernador y cuenta con una cancha de fútbol, un gimnasio y una pileta cubierta. Pese a que casi su totalidad cuentan con computadoras en sus casas, su acceso a internet es limitado, ya que cuesta cerca de 5 libras (unos 35 pesos) los cincuenta minutos de conexión.

El único cine del pueblo se encuentra en la base militar de Mount Pleasant, que está a unos setenta kilómetros de Puerto Argentino, y abre sólo dos veces a la semana, por lo cual asisten muy pocos civiles. Para los jóvenes isleños que no viajan a estudiar a Inglaterra, la forma de entretenerse cambia por completo al cumplir los 18 años, edad en que ya pueden consumir alcohol y la mayoría se convierte en habitués del pubs. Allí asisten casi a diario luego del trabajo a compartir una cerveza con amigos.

Las bodas en las Islas son poco frecuentes: apenas se celebran aquí unas seis en promedio por año y en su mayoría involucran a parejas mayores de treinta años, ya que, como se ha dicho, gran parte de los que tienen entre 18 y 26 años se encuentran estudiando en Inglaterra.

Para esas nuevas parejas, la vivienda representa casi un tercio de sus ingresos. Y es que con sueldos promedios de 1.500 libras (poco más de 10 mil pesos), los alquileres rondan en general las mil libras con todos los servicios básicos incluidos.

EL TURISMO

En este contexto, hoy son muy pocos los isleños que tienen un sólo trabajo. La gran mayoría de ellos completa sus ingresos con alguna actividad vinculada al turismo. Aunque éste resulta sumamente provechosa, ya en temporada suelen llegar hasta cinco cruceros por semana con hasta 3 mil pasajeros cada uno, sus beneficios duran poco: en invierno los turistas prácticamente desaparecen.

Ya sea en temporada de cruceros o no, la actividad en Puerto Argentino arranca las 9, cuando abren los comercios, los chicos entran a la escuela y comienza el trabajo de oficina. Son pocos los negocios que cierran al mediodía, ya que trabajan de continuo hasta las 18, momento que ya no queda más movimiento que en los bares.

Pero los bares permanecen abiertos en general sólo hasta las 23.30. Si pasada esa hora alguien quiere seguir de fiesta tiene que buscarse algún amigo latino. Las fiestas en casas de chilenos y argentinos son famosas y suelen extenderse hasta las dos de la madrugada.

Lo cierto es que para quienes no están insertos en la economía de las Islas, la vida aquí es muy cara. Un pizza para hornear cuesta cerca de 35 pesos; un vino argentino que en cualquier supermercado de La Plata se vende por 17 pesos cuesta aquí más de 50; un pan de manteca sale cerca de 21 pesos; un pan lactal común, 12 pesos; una berenjena, 6 pesos; y un kilo de vacío, alrededor de 56 pesos.

La noche de alojamiento en el único hotel de Puerto Argentino, el Malvina House, cuesta más de 500 pesos por persona. Sin embargo uno puede también conseguir una cama con desayuno en alguna de las casas de huéspedes por 350 pesos la noche y, si está dispuesto, compartir habitación en un container especialmente acondicionado por unos 200 pesos. Por menos de eso sólo se duerme en la calle.