“San Carlos es Berisso”

JORGE VALDEZ, JUNTO A UNO DE SUS NIETOS, SE REFIRIO AL ASCENSO DE VILLA SAN CARLOS

REPORTAJE
Por NICOLAS NARDINI

“Todavía no desperté de este sueño, aún estoy navegando, me cuesta entender todo lo que está pasando”. Quien habla, mientras trata de que su fino hilo de voz no se quiebre, seca las lágrimas de sus mejillas con los dedos de su mano derecha. Es Jorge Valdez, jugador villero durante doce temporadas, entrenador en tres períodos diferentes y hoy coordinador del todo fútbol infantil Celeste.

Pero es mucho más que eso. El “Caballo”, como le dicen con cariño desde joven cuando rompía redes con sus potentes remates a las viejas pelotas Pintier, vive desde siempre a pocas casas del estadio Genacio Sálice. Tiene una vida entera ligada al club. Nunca le importaron los cargos ni la figuración, es un personaje singular que sólo tiene amigos en la ahora flamante institución de la B Nacional.

“Me acuerdo que cuando llegué había un señor, Casela, que cortaba el pasto de la cancha con una guadaña. Acá en el estadio había una pista alrededor del terreno de juego y se corrían carreras de karting” rememora y agrega que “yo antes de ser jugador fui hincha, después tuve el orgullo de vestir esta camiseta y defenderla durante doce años”.

Luego llegó el Caballo entrenador Celeste: “fueron tres etapas, porque en una de ellas fui el ayudante de Héctor Antonio, luego fui también el técnico alterno de Carlos Balicchia y después entrenador principal logrando hacer puntos para que no nos desafiliaran un año de la D. Al año siguiente, en 1993, el Chueco Marchioni asciende de la D a la C”.

Valdez nunca dudó en agarrar la manguera para apagar el incendio, si la que se quemaba era su casa, Villa San Carlos: “en el 2008 se va un tipo bárbaro como Gorostieta y yo estaba dirigiendo al Sport de Magdalena, pero cuando me necesitaron acá largué todo y me vine a la Villa”. Cada palabra brota del corazón. Su discurso destila sentimiento.

“El actual presidente, Alejo Colombo, me convocó para que coordine el fútbol infantil y no lo dudé, aquí estoy. Mi señora me dice que me va a traer la cama acá a la cancha, porque es lo único que me falta para vivir en el club” suelta con picardía y alegría: “mi familia y esto son lo más grande para mí”.

“Hoy los clubes de Buenos Aires nos están mirando y dicen ¿quién es Villa San Carlos? Y yo le digo claramente: San Carlos es Berisso, es la ciudad. Lo de la gente de Berisso es una locura, no se puede explicar, esto nunca lo viví, todavía no caigo” dice un Caballo que, por momentos, abandona su postura de tipo duro y se emociona como un niño.

“En este momento me acuerdo de muchas personas, de Rubén Caballero, de Carlitos Tules, Manolo Recce, toda gente que trabajó hombro con hombro en el club. El Bocha Améndola, el Negro Pindonga, José Bologna, el Gallito Daher, todos referentes, como Leandro Martini, una institución en el club al que yo hice debutar en primera”.

La lista de personajes sigue, es casi interminable. El Caballo Valdez dice que él pasará, pero que la seguirán sus nietos, a quienes les viene inculcando el mismo sentimiento Celeste. La noche ya entra en Berisso. Pero poco importa. Para todos ellos, estas serán las noches más felices en mucho tiempo. El sueño del club de barrio llegó al segundo peldaño del fútbol argentino. La Villa es Nacional.